Una historia de amor imposible, que rompe con la inocencia de un grupo de jóvenes artistas en el París de 1830. Así podemos resumir, a grandes rasgos, una de las óperas más importantes y representadas en el mundo: La Bohème.
El Teatro Real, en coproducción con la Royal Opera House de Londres y la Lyric Opera de Chicago, alberga esta obra en 19 funciones, desde el 11 de diciembre hasta el 8 de enero. Habrá, además, una representación el 25 de diciembre y el 29 de este mes se retransmitirá la ópera en directo a través de Facebook. Se trata de una producción renovada, pero que mantiene su esencia con la dirección musical de Paolo Carignani.
Compuesta por Giacomo Puccini en 1897, La Bohème se basa en la obra Escenas de la vida bohemia de Henry Murger, que adaptaron Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, los mismos libretistas de óperas como Tosca o Madama Butterfly. Narra la historia de amor de Rodolfo, un joven poeta, y de Mimì, una humilde modista, en un marco de miseria e inocencia. Carignani asegura que estos jóvenes “podrían ser el equivalente a los Erasmus de ahora”, ya que los protagonistas huyen de las convenciones burguesas de la época, viviendo al día y sorteando los problemas de la vida sin preocupaciones.
Esta nueva producción de La Bohème, que ya se estrenó en el Teatro Real en 1900, tiene una ambiciosa puesta en escena, de la que se encarga el director de escenografía Richard Jones. Los cambios de decorado se hacen a la vista del público, lo que da una sensación de verosimilitud. Julia Burbach, responsable de la realización de la producción en Madrid, dice que la escenografía “detrás de su aparente simplicidad, es muy rica en detalles” ya que las varían entre ambientes de gran bullicio y otros de gran intimidad, en los que los objetos adquieren una gran importancia.
Según Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, la puesta en escena es “una alusión a la obra literaria en la que se basó Puccini. Son escenas que hacen que la acción avance a trompicones”. Esto surge porque durante la representación los decorados no desaparecen, sino que se acumulan en el fondo del escenario para fragmentar la obra en secuencias.
El frío de estos meses en Madrid también contribuirá a introducir al espectador en la historia. El invierno parisino hará acto de presencia con la nieve, que adquiere una gran importancia escenográfica. Esta representa, con mucho realismo, el frío y la miseria.
De importante valor también es el vestuario, basado en figurines de finales del siglo XIX. Carlos Palomo, del departamento de sastrería del Teatro Real, asegura que es complejo reproducir la moda de la época porque “había estampados de telas que ya no existían en la actualidad y que ha habido que reproducir tecnológicamente”. Tanto la mayoría del vestuario como los decorados se han hecho en Londres, donde se estrenó con mucho éxito el pasado mes de julio.
Además de su representación, se han organizado actividades paralelas en torno a La Bohème, como talleres musicales para toda la familia, cursos de formación o proyecciones de películas. Una de estas actividades son las charlas del musicógrafo José Luis Téllez, donde todos los días de función desgranará las claves de la obra.
200 años del Teatro Real
Esta ópera forma parte de la programación de la temporada 2017/18 del Teatro Real que es, sin duda, una de las más especiales. Celebran 200 años desde su inauguración, y 20 desde su reapertura. Fernando VII promovió su fundación en 1818 y, desde su construcción, ha albergado las óperas más populares, pero también composiciones contemporáneas, y otras vanguardistas.
Esta temporada, para conmemorar las dos efemérides, se han programado 13 óperas, algunas tan populares como Aida, y otras nunca antes representadas en el Real como Die Soldaten. La danza y la música también cobrarán protagonismo, además de otras actividades, como la retransmisión en directo de distintas producciones para toda España. Además, continuarán los talleres para toda la familia ‘¡Todos a la Gayarre!’, que explican de una forma amena las óperas representadas en el escenario principal.
Todas estas iniciativas encajan con la filosofía que el Teatro Real lleva aplicando a lo largo de muchos años: acercar el mundo de la ópera a todos.