Hoy es un día de fiesta. Hace ya más de dos décadas se viene diciendo que estamos en un “siglo de oro” de la biografía histórica y hoy lo podemos corroborar. Conmemoramos hace unos días –el 18 de abril pasado- los doscientos ochenta años de la fundación de Real Academia de la Historia, por la Real Cédula de 1738 que otorgó el Rey Felipe V. Gracias, Majestad, por lo que hizo su antecesor y por lo que hacéis por las Reales Academias. Por cierto, muchísimas felicidades en este día de Vuestro santo.
Cumplimos con esta obra, por definición inacabada, inacabable y abierta siempre a la actualización y crecimiento de nuevas entradas de personajes y protagonistas de la historia y de la intrahistoria de nuestro ámbito hispánico; cumplimos, decía, con un proyecto fundacional que nuestros antecesores del siglo XVIII ya dibujaron, que nuestro querido y recordado Director Gonzalo Anes impulsó hace unos años con determinación, pero que solamente –y tras una muy profunda transformación- ha sido posible llevarlo a cabo ahora con la alta tecnología que nos permite hacer realidad nuestros sueños.
Lo que presentamos no es simplemente una edición digital de un Diccionario anterior en papel, sino una nueva planta en la que un magnífico y pequeño equipo de excelencia ha elaborado una estructura interactiva e histórica, con el apoyo y aportación fundamental de todos los Académicos y de buena parte de la comunidad científica de la historia y ciencias sociales, sobre una espléndida plataforma tecnológica creada generosamente gracias a la colaboración conjunta de Telefónica y La Caixa. Vaya en primer lugar ya nuestro agradecimiento, a La Caixa y Teléfonica por su magnífico apoyo.
Hemos concebido este Diccionario como un servicio a nuestra sociedad y queremos que llegue a todos los sectores educativos y a todos los amantes y curiosos de la historia, además de constituir una herramienta de primer orden para todo tipo de investigadores. Nos parece que no hay mejor medio de introducirse en la historia que a través de las biografías de hombres y mujeres de todas las épocas y de toda condición que, en cada momento y dentro de su ámbito, han sabido añadir o aportar algo más a los demás, algo que perdura y ha mejorado la vida de sus semejantes y también, claro, están los que la han empeorado o perturbado.
Biografía es, literalmente, descripción de una vida, de una individualidad. Pero el individuo no es un ente abstracto en la nada, en realidad no puede ser nada sin la vida de los otros. Como decía hace tiempo una de las mayores especialistas en este tema, Anna Caballé, “La vida de los otros es el único parámetro de referencia sobre la propia vida”. Por ello, creemos que toda vida es necesariamente –también- Crónica o historificación del entorno en el que el biografiado se desenvolvió. De ahí, como verán, la importancia que posee el Diccionario en esos enlaces de cada personaje con los similares de su entorno no solo presente, sino pasado y futuro. Pero además la vida de los humanos es opaca y difícil, “somos libres e inciertos”, y su relato, en la singularidad de cada cual, lo necesitamos para poder reflexionar sobre las cosas que nos pasan, para volver inteligible nuestra experiencia de vida. Para entender las luces y las sombras de toda historia, para ser capaces de empatía y de piedad, y también de juicio abierto y fortaleza, ante hombres y mujeres concretos que se desenvuelven dentro de valores y acontecimientos para los que solo tienen los instrumentos mentales y físicos de su propio tiempo –a veces, ni mejor ni peor pero diferentes a los nuestros. Cuando uno lee las biografías de personas concretas de p.e. la primera globalización (siglos XVI y XVII), hombres y mujeres, esos personajes casi increíbles, en búsqueda de riqueza y de fama, gentes de brújula y espada, vidas apasionantes..., cuando se sumerge uno en ese dédalo de vidas entrecruzadas, entiende que no se pueden adjudicar “substantivos abstractos”, definiciones lapidarias y simplistas, cuando no estereotipos, a los períodos y avatares de la historia.
Esta es una función social de la biografía. Crear, de nuevo con Caballé, un “observatorio humanista”.
Por lo demás, no quisiera cansarles con cifras, que van a ver ahora en este acto, sobre los contenidos de este Diccionario Biográfico Electrónico, aunque algo tengo que anticipar. Presentamos alrededor de 45.000 personajes –todos fallecidos-, muchos de ellos biografiados por primera vez. Y a los que añadiremos otros 20.000 que ya están en preparación. Más los que vendrán. En la plataforma, que colgará en nuestra página web, figura la ventana correspondiente en donde el usuario podrá interactuar con la Academia.
En la redacción de estas biografias han intervenido más de 4.000 historiadores y especialistas y más de 500 instituciones nacionales y extranjeras (entre ellas, las Academias Iberoamericanas de la Historia, de las que tenemos una cálida representación en el Director de la del Ecuador; fundaciones de todo tipo que guardan archivos importantes, también aquí representadas; nuestros académicos correspondientes de todas partes del mundo y de todas las comunidades de España; hispanistas, básicos para nuestro propio conocimiento histórico, etc.
Tres ejes principales encuadran las biografías:
-Eje disciplinar: quizás lo más novedoso y espectacular. Sin ninguna cuota en su elaboración, ha dado lugar a un excepcional TESAURO inductivo, absolutamente pionero en España, en el que se han desarrollado 2.000 descriptores, pertenecientes a todos los ámbitos, desempeños y saberes de los personajes biografiados, que establecen entre sí una red de vínculos y relaciones de gran riqueza.
-Eje geográfico: todos los territorios que conformaron la Monarquía Hispánica. Desde Europa al Continente Americano, a Filipinas, Molucas, mares y océanos (Pacífico, Mares de China, Cabo de Hornos, Estrechos, etc.)
-Eje cronológico: más de 2.500 años de Historia (desde el siglo VII antes de C.hasta el siglo XX. De Argantonio al fallecido más joven en el siglo XX, la que fue primera mujer Ministra de Defensa, doña Carme Chacón.
Un tema que nos ha ocupado y que estamos seguros va a ir en aumento exponencial es el de las mujeres. (“El siglo XXI será el de las mujeres”, repetí en muchas entrevistas hace tiempo). No podemos cambiar la Historia, pero sí trabajar por un presente y un futuro distintos.
Dos últimas precisiones: Estamos ante un diccionario de referencia
(de ahí la importancia de la planta de cada biografía, con una bibliografía puesta al día respecto al personaje tratado),
no de una obra normativa. Y, por otro lado, la vinculación entre personajes a la que me he referido, que crean entre sí un exhaustivo sistema de referencias, compone un mapa con una red de relaciones nunca antes mostrada. Lo que supone que el conjunto no es simplemente una suma de biografías, sino la posibilidad del conocimiento de una época a través de una lectura polifónica de las vidas que integran un período.
Estamos orgullosos de una obra que nos sitúa a la mayor altura mundial.
Permitidme en la columna de agradecimientos de larga data, mostrar nuestra honda gratitud a los Protectores y Amigos de la Academia que han contribuido desde hace tiempo, a poder seguir funcionando día a día con nuestro trabajo y actividades. Gracias profundas a todos y cada uno.
También deseo agradecer a todas las entidades públicas y privadas que han hecho posible este acto.
Por último, agradecer a nuestros amigos y colaboradores del futuro. Muchos estáis aquí acompañándonos en este proyecto que es para toda la sociedad y en el que esperamos vuestro apoyo y sumaros a esta “comunidad de recuerdo” que formamos todos nosotros.
Gracias, Majestades, gracias siempre por Vuestra confianza y generosidad. No puedo expresarlo mejor, pero sabéis que contáis con nuestra lealtad y afecto muy profundo.
Gracias a todos.
Carmen Iglesias
***Carmen Iglesias es la directora de la Real Academia de la Historia