Cuando Pedro Ruiz tenía doce años, un político de Barcelona intentó echarle la bronca a su madre. Ella lo frenó y le aclaró: “Oiga una cosa, yo soy libre porque lo decido yo, no porque lo permita usted”. De esa cepa viene Ruiz, de esa fuente. “Así he salido: raro”, sonríe. Es un escéptico muy elegantón, un antisistema que no quema contenedores pero pone a los poderes a arder con su discurso férreo y diáfano, digno y sin victimismos.
Hay una Historia de España que se cuenta en Pedro Ruiz, el hombre polifacético que picotea todas las artes pero domina, sobre todo, una: la conversación, que es también el pensamiento. Ahora presenta Confidencial, en el Teatro Fígaro, hasta el 1 de julio. Un rosario de anécdotas personales donde retrata al país y a sus grandes -y viejos- popes. Una de esas bofetadas que uno sólo puede agradecer.
Intento convertir el patio de butacas en un salón. Como si fuera el salón de tu casa. Imagínate: a ti te gusta Serrat, o Pablo López, o quien sea… ¿tú qué contarías de tu relación con él, como punto culminante de tu vida? Pues que un día estuvo en tu casa, cogió la guitarra y te cantó dos canciones. Pues ese es el ambiente que yo trato de trasladar aquí, de modo divertido. Cuento anécdotas de mi vida. No todas. Un uno por mil. Y convierto cada una en una pequeña obra de teatro, pero son verdaderas, absolutamente verdaderas. Con Fernán Gómez, con el Rey, con Felipe González, con Pujol, con Dalí, con Raphael… Me he callado muchas, claro. La discreción en primer lugar es elegancia, y en segundo lugar, es libertad. Este no es un espectáculo que pretenda dañar a nadie, es agradable y conmemorativo de mis cuatro décadas de debut en este mismo teatro, en una época en la que… cuando yo debuté aquí venía de llenar los teatros en Barcelona y era el momento de la Transición. Franco acababa de morir, y aquí cada día teníamos amenaza de bomba, aquí y en todos los teatros de Madrid.
Con lo cual, antes de comenzar la función, yo tenía que salir al escenario y decir a las cuatro o filas que teníamos: “Hay amenaza de bomba, el que quiera, que se quede”. Y recuerdo que pasé aquí la noche de Nochevieja, y también hubo que hacerlo. Después de tantos espectáculos ya tenía ganas de encontrar un tono más agradable, más cercano, más de persona y menos de artista.
¿Que por qué en España da más pudor hablar de política que de sexo, me preguntas…? Bueno, no sé si da más pudor. Date cuenta que un agujero negro de 40 años que es una dictadura deja a la gente con la boca tapiada. Ahora las bocas se han destapiado, pero no vale para nada. Porque con Franco, al que naturalmente no ponderaré, al menos uno sabía que pisar el área era penalti. Ahora puedes decirlo todo pero todo te pasa factura. No hay libertad, no hay ninguna libertad. Di una conferencia en la universidad de Salamanca, hace veinte años, y un catedrático me preguntó en el coloquio: “Pedro, ¿para ti, qué es la democracia?”. Y se me ocurrió una cosa que sigo usando. La democracia es la dictadura del dinero. Eso es. El dinero es el dictador de la democracia.
Que si un rapero condenado a cárcel, que si un cuadro retirado de ARCO… qué me van a contar, si llevo 14 años sin poder trabajar en TVE. Me preguntan constantemente por la calle: ¿te has retirado, ya no quieres salir, cuándo volverás…? Y yo digo: volveré a TVE cuando muera Franco. Digo medio en broma medio en serio que Franco no murió, estalló en mil pedazos y son estos, gente como los de TVE. En cada trocito del estallido de Franco ha nacido un dictadorzuelo de pueblo, de autonomía, no sé cuántos. ¿Que tenemos dictadores vivos…? Claro, querida, esta es la Historia de la humanidad, no te engañes. Yo no he votado nunca. No votaría jamás. Sospecho hasta de mí. Dicho con cariño: en el espectáculo no hablo mal de nadie, sí cuento anécdotas que comprometen a gente, y a mí también, pero procuro que no sea un espectáculo contra nadie. Los políticos, esta es mi opinión final después del trayecto de mi vida, a pesar de mi insolente juventud… los políticos sólo son los pastores que los ricos tienen para manejar el rebaño. Los ricos están en la parte de arriba y sus caras no las vemos nunca. Los que mandan en el planeta no salen nunca en ninguna foto. Necesitan unos pastores para llevar a la gente y van a comisión con los de arriba. Debajo están los políticos, debajo están los que se forran, ahí están metidos Florentino Pérez y todos estos, y abajo está el rebaño, que somos nosotros. Hablar más de política que esto es perder el tiempo.
Me recuerdas que todo el mundo me ha intentado tentar, menos el PP… sí, me han querido fichar todos los partidos políticos menos el PP, que ha desistido. Porque se me nota mucho que no, que no los trago, y hace mucho tiempo que digo que no. Que si yo me llevaba bien con Aznar, dices… hombre, vale, tuvimos una relación personal correcta. También con Felipe González. ¿Que si fuimos al fútbol, no sé qué, dices…? Sí, estuve viendo algún partido de fútbol del Real Madrid, del final de la Copa de Europa, con Felipe González. Y vino a verme al teatro. Calvo Sotelo también. Pero mi relación con los políticos, que es humanamente buena, institucionalmente siempre es muy mala. Yo no tengo ayudas ni en Cataluña, que es de donde soy, ni aquí. Y no me quejo, sencillamente forma parte de mi vida. Lo doy por asumido, es un poco cabreante que te impidan trabajar o no tener subvenciones para películas o cosas de estas, pero lo tengo asumido. Como decía Jacinto Benavente, “no siembres afectos, siembra intereses”, y yo no soy conveniente para el sistema.
¿Cómo se hace para vivir de la cultura en este país…? En primer lugar, se hace a través del desapego. Al final de este espectáculo hablo del desapego a partir de una persona que conocí, y que es muy conocida, de momento no quiero hacer spoiler. Si tú no temes a que te quiten lo material, pesas poco. Y luego, soy soltero. Que es una ventaja. Bueno, se puede estar bien acompañado. El binomio compañía y libertad es muy difícil de encontrar. El binomio suele ser compañía y atadura. O libertad y soledad, que la soledad es una novia estable. Yo soy una persona que no tiene miedo a perder lo que tiene. Tengo cosas, tengo patrimonio, tengo la vida resuelta, bla, blá, blá… pero si mañana me lo quitan todo, empezaría con una guitarra en Puerto Rico y sé que en una semana tendría lleno el sitio. O sea, que todo lo que tienes de valor, no yo, tú, lo llevas encima. Tú haces contrabando de ti mismo. Yo conocí a Dalí y explico unas cuantas anécdotas vividas con él. Un día llegó Dalí al aeropuerto de Madrid. Venía de EEUU y le preguntaron: “¿Algo de valor que declarar?” y él se miró de arriba a abajo y dijo: “¡Todo yo!”. Por eso digo que en una semana en Puerto Rico no será difícil tener 400 espectadores… o 300, me da igual. Como dice mi amigo Sabina, “a partir de 40, ya te empiezas a prostituir”.
Me preguntas por mi presidente del Gobierno favorito. Yo sólo tengo un gran recuerdo de Adolfo Suárez. Su hijo vino el día del estreno. No solamente por él, sino porque en aquel ambiente todo el mundo empujaba a favor de salir del agujero. Luego ya se estableció el asunto y una vez establecido, se empezó a corromper, como ocurre siempre en la vida. Como decía mi amigo Jesús Hermida, “cuando a un círculo lo acaricias, se convierte en un círculo vicioso”. Y ahora estamos ya en el vicio del súpervicio. ¿Que si es importante que un presidente del Gobierno lea…? Sí, sobre todo los discursos que le escriben. Yo me he borrado de la actualidad. La actualidad es un secuestro. Te levantas por la mañana y hay siete temas, y te pasas todo el día hablando de los siete temas. Eso es un secuestro. Me quito de este asunto. Imagínate que tú y yo nos ponemos una túnica, 400 años antes de Cristo y damos un telediario. Decimos: “Se ha descubierto que César Augusto tenía dinero en Galilea”. ¿De quién estamos hablando? De Pujol. Siempre es lo mismo. Si estás metido en la actualidad, estás secuestrado de tu vida. Pretendo aislarme de ella.
Yo soy catalán, pero soy apátrida. Dios y la patria son drogas duras, durísimas. Yo quiero ver a los políticos en estas butacas y pagando sus entradas, porque nosotros pagamos sus sueldos. ¿Que si creo que en una democracia la independencia se vota? No, la independencia se ejerce. ¿Ah, te refieres a la de Cataluña…? Yo creo que quebrantar las leyes que ellos mismos se quieren dar es una demostración de que no van a respetar ninguna posterior. No quiero hablar de Cataluña, pero creo que se asienta en tres palabras: en Madrid, inacción. En Cataluña, exageración. Y debajo de inacción y exageración, un colchón enorme común a los dos: enorme corrupción.
Yo lo que quiero ser es puente. Quiero ser puente entre la gente con la que he convivido. Tengo casa en Barcelona, mi familia está allí, y he vivido aquí… en lo único en lo que quiero militar es en la concordia, nada más. No quiero saber lo que dicen los políticos, quiero llevarme bien con mi vecino, como he hecho toda la vida. Y quiero evitar que la mala leche y la torpeza que hay arriba no me traspase a mí. Me recuerdas que allá por 2012 yo dije que era un hombre de izquierdas que nunca había votado. Ahí no había empezado Podemos, no. ¿Que si me he planteado Podemos como opción de izquierdas, o nunca…? Mira, yo digo que soy de izquierdas porque mi padre era chófer particular y ganaba dos mil pelas al mes, comprenderás que yo no soy hijo del Conde de Villapadierna, con todos mis respetos al Conde de Villapadierna. Pero creo que todo eso ha quedado demodé.
La única revolución posible y la única obligatoria es la honradez. Ya no se trata de ser de izquierdas o de derechas, sino de si es usted honrado o no es honrado. El resto es accesorio. Tiene usted que ser honrado, y eso es lo que no hay. Mandan más los mentirosos que los honrados. El planeta no es más que un pueblo pequeño del universo y decimos que sólo estamos habitados aquí. Imagínate tú que Nueva York estuviera construido entero y dijeran que sólo hay un piso habitado. Menuda pedantería, ¿no?, decir que allí sólo viven ellos. Ahora mismo en el planeta estamos gobernados por un loco, el señor Trump, y por un gángster, el señor Putin. A partir de ahí, saca conclusiones.
Las palabras son muy peligrosas, porque son boomerangs. Las tuyas y las mías. Siempre vuelven. Te diré una frase de Quevedo que te va a gustar y que va a colación de lo que le pasó a Pablo Iglesias con el chalé de Galapagar: “El dinero no cambia a nadie, solamente lo descubre”.
¿Que cuál es el entrevistado más desagradable o decepcionante que he tenido nunca? Bueno, como sabes, yo no soy periodista. Soy conversador. Hice La noche abierta porque era el momento, yo he estado doce años y pico quitado de todo cuidando a mi madre y eso me era cómodo, pero no me dejaban hacer show. Dicho esto: siempre me he creído muy poco a los políticos. De las charlas que tuve en La noche abierta, que el 80% eran con amigos míos, porque soy tan amigo de Serrat, como de Alfredo Landa, en paz descanse, blablablá… pero a mí me gustó mucho la charla que tuve con Juanjo Ballesta, El Bola. Era un crío y no tenía filtros. Todos los políticos vinieron a vender su burra. Fue curiosa la relación con Ibarretxe, en plan positivo. Hay muchas anécdotas. Vicente Ferrer era excepcional. Yo le decía a los estudiantes de Periodismo: cuando hagáis una entrevista, intentad olvidar todo lo que sabéis del entrevistado, porque si no le condenas a hablar siempre de lo mismo. Toda charla debe comenzar con “hola, ¿cómo estás?”. Y si viene Chiquito de la Calzada, en paz descanse, del dentista, no viene de buen humor. Tú sólo puedes hablar con el que ha venido. A veces el que tú esperas no ha venido.
¿Que qué sé ahora de las mujeres que no sabía hace 30 años? Pues siempre pensé… y no lo digo por hacerle la pelota a nadie, soy soltero. Se me puede tildar de misógino, y probablemente algo de misoginia tenga, pero tengo más de misantropía. El verdadero sexo fuerte es la mujer, lo digo en serio. Quizá porque he conocido a mi madre. El hombre no es el sexo fuerte, es el sexo bruto. La mujer por haber vivido detrás del poder del hombre, debida al poder y a la cachiporra, ¡bueno…!, ha tenido que desarrollar muchas más habilidades. La mujer juega al ajedrez, el hombre juega al parchís. ¿Que si me he enamorado? Claro, pero nunca me he encoñado. Hay una diferencia enorme. En los amores de verdad hay tres fases: la chispa, la hoguera y el brasero. Cuando baja el fuego del tema sexual… es el brasero. Si te quieres quedar, es que la cosa vale la pena para el rato largo que sea.
Lo importante no es con quien te quieres acostar, sino dónde quieres volver. Yo estoy esperando a encontrar un puerto donde querer volver. El problema es que yo nunca he querido tener hijos. ¿Que por qué…? No quiero poner más vidas en manos de estos locos. Soy un privilegiado absoluto. No he tenido una enfermedad en mi vida. Hace 40 años que no me hago análisis de sangre. No, querida, no, no soy Dios, sino sería insoportable. Es no siendo Dios y ya lo soy. Soy un privilegiado absoluto, y no volvería a nacer porque no le encuentro explicación a la vida.