José Guirao terminará de configurar su equipo cultural antes del Consejo de Ministros de este viernes. Faltan los nombramientos de las personas que se responsabilizarán de los nuevos órganos directivos: la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, la Dirección General de Industrias Culturales y Cooperación y la Dirección General de Bellas Artes. También están pendientes los nombres que dirigirán el INAEM y el ICAA, dos instituciones fundamentales y pendientes de reformas estructurales y legales decisivas para el sector.
De momento, ha señalado su cúpula. Sus colaboradores más cercanos, quienes pensarán en el futuro de las industrias culturales y de los organismos públicos son Carlos Alberdi y Javier García Fernández. El primero ocupará el cargo de Director del Gabinete y el segundo es el Subsecretario de Cultura y Deporte. La cúpula de Cultura está formado por tres hombres mayores de sesenta años. Carlos Alberdi había dejado su puesto hace casi un año en la Biblioteca Nacional de España para jubilarse. Allí fue Director de Cultura y Relaciones Institucionales durante cuatro años.
Hombres de confianza
Alberdi estuvo en la entrega de la cartera ministerial, hace dos semanas en la sede de la Cultura estatal. No podía dejar pasar la ocasión de celebrar el éxito de su amigo y compañero de gestión de toda la vida. Juntos dieron vida a La Casa Encendida para la Fundación Caja de Madrid, desde 2001 en adelante. Alberdi era la mano derecha de Guirao aquellos días, hasta que en 2004 dejó el proyecto para entrar en el Ministerio de Cultura, como Director General de Cooperación y Comunicación Cultural.
Allí formó parte de la redacción y creación del Código de buenas prácticas en museos y centros de arte contemporáneo, donde se dejaba clara la responsabilidad del Ministerio de Cultura en el nombramiento de los altos cargos de las instituciones. “En ningún caso puede suponer el desistimiento de la responsabilidad política y cultural de las instituciones”, dice el texto que marca que es el Gobierno quién dispone la manera de actuar ante la renovación de los cargos.
Próximos fichajes
Tanto el ministro como Alberdi tienen una magnífica relación con el antiguo director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, actual director del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Zugaza fue la mano derecha de Guirao en el Museo Reina Sofía. Comparten muchas ideas sobre la gestión de la cultura y Zugaza ya ha tenido una cita con el nuevo ministro. El responsable de la renovación del Prado podría volver a la escena estatal como Director General de Bellas Artes, pero como el propio Zugaza dice a este periódico: “No estoy en el mercado”.
En la lista de confianza de Guirao hay otra persona muy próxima a él, que también pasó por el Ministerio el día de su nombramiento: Lucía Casani, a la que entregó las riendas de la dirección de La Casa Encendida, mientras la ruina y los despropósitos cometidos en Bankia arrastraba al fango todo lo construido hasta entonces.
Casani rompería la línea que ha trazado Guirao hasta ahora: hombres veteranos en lo más alto de la cadena de decisión, algo que choca frontalmente con la imagen del actual Gobierno, el más paritario de la democracia. El propio Guirao pensaba más en la retirada y jubilación que en la montaña rusa que le ha ofrecido Pedro Sánchez. Y Javier García Fernández, catedrático de Derecho Constitucional en la Complutense, una eminencia en Patrimonio Histórico, que también ha superado los sesenta años. Guirao y García Fernández han compartido trabajo en la edición de la revista Patrimonio cultural y derecho. Javier es su director desde su fundación en 1997 y la Fundación Montemadrid la coedita, junto a Hispania Nostra.
Patrimonio, a salvo
Javier García Fernández es la némesis del actual director general de bellas artes, Luis Lafuente, nombrado por Méndez de Vigo como máximo protector del legado histórico, a pesar de haber levantado una Ley de Patrimonio en la Comunidad de Madrid que fue declarada anticonstitucional en varios de sus artículos, gracias sobre todo al recurso redactado por el propio García Fernández. El emérito especialista calificó aquella ley de “peligrosa” con el patrimonio, porque no lo defiende. “Ha logrado debilitar la protección del patrimonio y por lo tanto los recursos jurídicos para hacerlo”, explicaba a este periodista hace cinco años.
Con García Fernández no se volverá a repetir la foto de la vergüenza, cuando Méndez de Vigo dejó tirada a España en Davos, en el Año Europeo del Patrimonio al no ir a la firma de la Declaración de apoyo al patrimonio, acordada por todos los ministros de Cultura de Europa. España no tuvo ningún representante y Méndez de Vigo dio la espalda a la conservación del patrimonio. Desde el ministerio justificaron su ausencia de manera lacónica: “Agenda”. Sin más.