Wikipedia lleva todo el día inactiva debido a la amenaza por la reforma del copyright en Europa a la que se está enfrentando. Hasta mañana que no se revuelva la disputa, estudiantes, curiosos, profesionales y distraídos estarán en vilo.
Si esta Directiva llegara a puerto, compartir código, imágenes, textos, sonidos u otras creaciones sujetas a derechos de autor se haría más complicado, limitando la libertad de expresión de quienes habitan la red. Hasta que no se lleven a cabo las votaciones, cualquier persona que recurra a la sabiduría más cómoda verá un comunicado en la web detallando lo sucedido y se la encontrara cerrada, y con ella, las posibilidades de aprobar a la primera el TFG de cualquier universitario.
Los estudiantes se habrán topado de frente con su peor pesadilla. Los ignorantes han tenido un respiro. Hoy más de un libro se habrá desempolvado. Wikipedia no tiene una franja de edad, ni de color, ni de conocimiento marcada. En estas horas ha dejado huérfano al menos listo y al más brillante.
Con esta plataforma tendiendo de un hilo, corren peligro todas esas veces que se consigue quedar de listo delante de cualquier cuñado, peligra ese quesito del Trivial que coge despistados a los contrincantes. Con el cierre de la página, la fuente de conocimiento principal de cualquier millenial se queda seca. Al igual que sus notas, quedándose todas lejos del ansiado 5. Y los padres mudos.
Sin tener a disposición el relevo principal y más fiable de cualquier enciclopedia, cómo traducir a palabras terrestres el último diagnóstico del médico, cómo saber dónde está Isla Navidad o el reparto de la última temporada de Juego de Tronos. O el año de reinado de cualquier monarca olvidado.
Está al borde de la hoguera la biblia de los ateos. El mapamundi sin interferencias. El orden de una redacción, la aclaración de un profesor. Resolver la duda de los abuelos y las instrucciones de los niños. La esperanza de una generación. La refutación de todo Einstein, el salvavidas de cualquier inseguro.
Wikipedia, esa página que llevó al suspenso a media clase y al Olimpo a la otra media. La principal vía de conocimiento, la RAE de los insípidos. El punto de inflexión entre un artículo excelente y otro mediocre. El ADN de las charlas después del postre en Navidad. La última palabra ante cualquier dicotomía. Mejor jueza que una moneda al aire.
Quién sabe si a partir de mañana, todas estas situaciones se sucederán día tras día. Mientras tanto hoy las personas se quedan sin saber la capital de San Pedro y Miquelón, a qué se dedica ahora el Dalai Lama, el número de Mercadonas que hay repartidos por España, qué es un hercio, quién es Confucio, por qué los caracoles babean y por dónde saldrá el sol mañana. Y no lleva ni 24 horas inactiva.
Wikipedia, el proyecto más conocido y utilizado diariamente por miles de personas en todo el mundo corre peligro si se aprueban los artículos 11 y 13 de la Directiva. Apuestan por un sistema de gobierno basado en la comunidad para garantizar la participación de sus usuarios, libertad de expresión y colaboración online. Piensa que la inteligencia colectiva permite tomar decisiones menos arbitrarias que la inteligencia artificial.
El Artículo 11 tiene por misión “proteger a las publicaciones de prensa en lo relativo a los usos digitales”, pero lo hace limitando el acceso a la información y al conocimiento de sus lectores. El Artículo 13 alarma con cerrar plataformas online como estas debido a que su aprobación obligaría a instalar herramientas de filtrado y bloqueo automático a las webs que permiten a su comunidad participar de forma activa en la construcción de la página.