Hoy, en la Eurocámara, se votará el final de internet tal y como lo conocemos. Ese “caos” de difusión cultural sin fin, que permitía a cualquiera disfrutar de las creaciones de cualquiera está a punto de desaparecer. Europa habla de “nuevos comportamientos” de los usuarios -que practican desde hace décadas-, para justificar la intervención y regulación de la actividad mercantil de los grandes intermediarios de contenidos, a saber: Google, Facebook, Apple o Amazon. Ahora, tendrán que aplicar la censura previa para eliminar contenidos sujetos a derechos de autor, sin esperar a que un juez determine si pueden ejecutar o no.
Como las leyes caminan más lento que las empresas, hoy se vota para “corregir los desequilibrios del mercado contra los autores” o la “libertad de expresión y conocimiento de los usuarios”. Hace una semana, tras ser aprobaba la reforma de la directiva de 2001 por la Comisión Juri, el Partido Pirata logró reunir el 10% de los votos de los casi 800 eurodiputados y reclamó que el texto -aprobado en Comisión- se votara íntegramente en el pleno. A favor o en contra del nuevo internet.
A última hora de la tarde del miércoles, la balanza estaba en contra de la reforma y a favor de que todo se quede tal y como está. Tal y como ha podido saber este periódico, tanto el PSOE como el PP lo harán con disciplina de voto a favor de la reforma. Podemos votará en bloque contra el retoque de la directiva, como informa Lola Sánchez Caldentey , para quien es posible "compatibilizar los derechos de los autores con la libertad de los internautas, pero no con este texto". Desde el partido explican que estas medidas restringen el acceso a información de la cultura y el conocimiento. Por eso piensan que se debe defender el dominio público para devolver a la sociedad las obras creadas y enriquecer la cultura por encima de intereses económicos.
Censura previa
Hasta el momento, Youtube no tenía la obligación de supervisar el contenido que subía (publica 400 horas de contenido por minuto), aunque la empresa asegura que ya aplicaba tecnología capaz de rastrear audios, imágenes y melodías para descubrir las posibles copias del original. Esto puede cambiar.
Si aplicas la censura previa a todo lo que se publica, destruyes la internet que conocemos desde 1995. Lo que ha hecho de internet un éxito es el caos que representa
“El problema -explica el abogado especialista en derechos de autor Carlos Sánchez Almeida- es que en la práctica, en los sitios dinámicos donde se suben contenidos constantemente es muy difícil la supervisión. ¿Cómo controlas las opiniones o las infracciones al derecho del honor de un sitio como Menéame? Esta reforma aprueba la censura mediante algoritmo”, cuenta a este periódico. “Si aplicas la censura previa a todo lo que se publica, destruyes la internet que conocemos desde 1995. Lo que ha hecho de internet un éxito es el caos que representa. La fuerza de nuestra libertad depende de este caos”, añade.
Todos los contenidos editados por usuarios están amparados por la directiva, todos los que no conlleven actividad mercantil y por tanto no estén prohibidos
Para Antonio Fernández, presidente de la Asociación para el desarrollo de la propiedad intelectual (ADEPI), ese “caos” debe ordenarse para que los autores reciban lo que les corresponde. Asegura que la regulación sólo afectará al lucro mercantil, no al contenido generado por usuarios. “Todos los contenidos editados por usuarios están amparados por la directiva, todos los que no conlleven actividad mercantil y por tanto no estén prohibidos”, dice. Sin embargo, reconoce que si alguien sube a Youtube o a Instagram una grabación del concierto de Bruno Mars será retirada al momento.
Internet sostenible
Fernández prefiere no hablar del final de internet tal y como lo conocemos. Tampoco del origen de uno nuevo. “Es el primer paso para hacer un modelo de internet sostenible para todo y para todos. Es el inicio de un internet sostenible”, cuenta. Sin embargo, no tienen cifras de cómo afectará económicamente esta directiva a los autores. Entre otras cosas, porque es una medida “contra la degradación de los derechos de autor”, no para garantizar los ingresos de los autores.
Es una medida contra la degradación de los derechos de autor, no para garantizar los ingresos de los autores
La reforma ataca la lesión de los derechos de los titulares, pero deja en el aire la negociación de las remuneraciones devengadas por el uso de esos derechos. Antonio Fernández asegura que Europa quiere “regular los comportamientos mercantiles sin que perjudique a los ciudadanos”, pero Almeida prefiere hablar de una “internet capada”.
Internet capada
El abogado interpreta que la Unión Europea quiere beneficiar al producto cultural norteamericano, no a la cultura europea, porque la retirada de contenidos, asegura, beneficiará a quien más produce. Cita a Netflix o HBO. “Si para poder publicar tu contenido debes tener el permiso de sus creadores será una internet completamente capada. Cuando se dejen de compartir los contenidos, internet tal y como la hemos conocido se acabará, porque sólo se nutrirá de licencias copyleft. ¿Qué será sin Youtube o Wikipedia?”. El Partido Pirata coincide en su lectura: si se regula el marco de contenidos de estas plataformas, privaremos la libertad de expresión de los usuarios.
Cuando se dejen de compartir los contenidos, internet tal y como la hemos conocido se acabará, porque sólo se nutrirá de licencias copyleft
Sin embargo, Fernández apunta que el pataleo de Wikipedia ha sido un pago a su mayor valedor y aliado (Google), porque el texto de la reforma no afecta en nada a sus funciones y funcionamiento. “Wikipedia protesta porque tiene un acuerdo con Google. ¿Cómo se financia? ¿Con las aportaciones de los usuarios? Tiene una actividad mercantil del mercado digital, como es la publicidad y la gestión de datos. Si Wikipedia funciona con contenidos subidos por usuarios y por aportaciones de usuarios, ¿en qué puede afectarles esta directiva?", explica.
La crisis del texto radica en el artículo 13, donde se señala la responsabilidad de las plataformas en las que los usuarios comparten sus contenidos, pero sólo para aquellos que estén protegidos por derechos de autor. El artículo 13 pretende dar las herramientas a los autores para reforzar la posición negociadora y equilibrar la cadena de valor. Dice que se tomarán medidas “pertinentes” para acometer el acuerdo entre las dos partes (plataforma y autor), así como “medidas adecuadas y proporcionadas”. Ambigüedad. Si la votación aprueba la reforma, las plataformas deberán asumir toda responsabilidad de infracción (no los usuarios).
Porque esto va a suponer una lobotomía digital. Es comparable al incendio y destrucción de la Biblioteca de Alejandría
A pesar de ello, para Almeida “todo el crecimiento exponencial de la cultura desaparecerá”. “No se puede negar que estamos en una situación insuperablemente mejor que en 1995, porque ahora todo el mundo tiene acceso a la cultura. Hay que arbitrar un sistema de remuneración justo para los autores, con impuestos a la conexión, por ejemplo, pero no censurar previamente los contenidos. Porque esto va a suponer una lobotomía digital. Es comparable al incendio y destrucción de la Biblioteca de Alejandría”, asegura.
La batalla vuelve a librarse entre autores y usuarios. Las operadoras salen indemnes de nuevo, a pesar de vivir del contenido que circula por sus vasos comunicantes. ¿Son los autores y los usuarios escudos humanos que reciben todas las bofetadas que no reciben los intereses de las grandes empresas?
Parodia garantizada
La censura previa, que velará por el derecho de los autores aunque no por sus ingresos, no toca el derecho de los usuarios a la cita o la parodia. “No es un paso atrás en los derechos del usuario. La parodia, la opinión, la crítica o la cita están protegidas. Los memes están a salvo”, asegura Antonio Fernández. “La opinión es un valor de la sociedad de la información y está amparado por la Unión Europea siempre y cuando no hagas un uso mercantil de ello”.
No es un paso atrás en los derechos del usuario. La parodia, la opinión, la crítica o la cita están protegidas. Los memes están a salvo
Desde la asociación que defiende el derecho de los autores explican que las grandes corporaciones utilizan a los colectivos “más radicales”, “que creen que la libertad está garantizada con la falta de regulación”. El “caos”. Pero esas corporaciones tienen capitalización bursátil y no les va nada mal gracias a los millones de trabajadores -gratis- que por todo el mundo generan esas 400 horas de contenido por minuto.