Inge Ginsberg tiene vida como para gritarla, bailarla, escribirla o cantarla a los cuatro vientos. Y a eso se dedica. A sus 96 años, esta austriaca de ojos azules y voz melosa entona a ritmo de 'Death Metal' los aprendizajes que ha ido cultivando durante toda su vida.
Nacida en el fruto de una asentada y rica familia judía, cuando Ginsberg cumplió los 16, los alemanes arrestaron a su padre y lo ingresaron en el campo de concentración Dachau. Su madre contó con más suerte y pudo huir hacía Suiza aferrada de la mano de la adolescente y de la de su hermano buscando la paz en centros de refugiados de Lucerna y Lugano. Vivieron en la ilegalidad y con la respiración en vilo durante años.
Cuando Inge Ginsberg creció, consiguió trabajo junto al que fue su primer marido, Otto Kollmann, culpable del amor a la música de esta superviviente, en una villa financiada por el OSS, el Servicio de Inteligencia estadounidense -una agencia predecesora de la CIA-, desde donde se dedicaron a espiar a las tropas alemanas del norte de Italia. Los habitantes del lugar eran sobretodo estadounidenses, pero también italianos que entraban y salían por la frontera más cercana para batirse contra los alemanes y fascistas italianos. Ginsberg colaboró activamente en el contrabando de armas y el envío de heridos desde Italia a Suiza.
Al acabar la guerra, los estadounidenses despidieron a Inge y Otto de sus trabajos. Con el comienzo de la Guerra Fría, los espías soviéticos en Viena le propusieron a la pareja trabajar de nuevo para ellos, pero estos se negaron. Durante esta contienda, el matrimonio se disolvió y la abuela metal huyó a Israel, donde conoció a su segundo y tercer marido, olvidándose de la música y sus gustos.
Salto a la fama
En los años en los que los Kollmanns duraron unidos compusieron diez canciones por semana para la compañía suiza Musikvertrieb, Vico Torriani y Lys Assia fueron sus artistas míticos. Además de ser contratados en Hollywood por Capitol Records con el fin de componer para las estrellas de los 60, Doris Day, Dean Martin o Nat King Cole. Su vida americana duró poco y pronto regresaron a Europa, no sin antes dejar su huella en la industria con hits como Dean Martin’s Try Again o Nat King Coles Merci, Merci.
Con el fallecimiento de su último marido, las claves de sol volvieron a zarandear a la austriaca y las ganas de coger un micro y ponerle letras a las canciones, también. En 2013 y con 91 primaveras a sus espaldas, la reina del metal en Youtube comenzó la segunda parte de su carrera musical con la decisión de presentarse a Eurovisión al año siguiente, con una letrilla que hablaba de los suicidios entre los jóvenes. Pero le pudo la presión y se retiró en la ronda preliminar.
En 2015 e insistiendo en su afán de continuar en el mundo de la música, la nonagenaria se alió con el grupo de metal Los TritoneKings, compuesto por un guitarrista, un pianista, un baterista y esta peculiar voz principal, y contribuyeron en la letra de la canción que el país suizo presentó en el concurso musical más famoso de todos los tiempos. Un año después, la banda al completo se animó y se presentaron a Got Talent Suiza, dejando atónito al jurado y al público, no sólo por su estilo musical, sino por conservar las perlas y los vestidos largos que evocan a la estética de las divas de oro en un ambiente de rock edulcorado.
Las arrugas de esa cara y el aura de abuelita de siempre ensalzándose con los tonos más agudos de una voz, no dejan indiferente a nadie. El nuevo icono del metal consiguió reinventarse a una edad en la que la vida ya te depara pocas sorpresas. Más allá de sus imposibles espectáculos, la historia de la ‘Abuela del Death Metal’ es la de una luchadora que lejos de rendirse en su jovial senectud.
Nadie conoce si la Sr. Ginsberg cruzará los cien años afinando guitarras eléctricas, lo que está claro es que su fama sigue aumentando y sus ganas no están siendo en vano.