Pia Guerra: "Si los humoristas hubiesen hecho bien su trabajo, no tendríamos a Trump"
- "Trump afecta a todo el mundo y todos tenemos derecho a decir lo que pensamos"
- "En democracia tenemos que luchar por una prensa libre a pesar de que Trump esté haciendo justo lo contrario"
- 'House of Cards' contra el fantasma de Kevin Spacey: las mujeres toman el poder
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Pia Guerra asistió hace unas semanas a la feria Heroes Comic Con Madrid. Se trata, entre otras obras, de la dibujante de Y, el último hombre, con guión de Brian K. Vaughan y editada en España por ECC. Se trata de un cómic muy aclamado que, entre 2002 y 2008 y bajo el sello para adultos Vértigo de DC Comics, introdujo en los cómics muchos temas que, hasta entonces, apenas se habían abordado en el mundo de las viñetas.
Pia Guerra pasó muchos años de su vida dibujando Y, y nunca ha querido volver a afrontar una obra tan ambiciosa. Sin embargo, su trabajo hoy está más de actualidad que nunca por dos motivos. El primero son sus viñetas para publicaciones como el New Yorker, en las que ha demolido a conciencia la figura de Donald Trump. Este mes de octubre, antes de las elecciones de mitad de mandato en EEUU, publicó en la editorial Image Me the people, el recopilatorio que las recoge.
El segundo es el inicio del rodaje de la serie basada en Y, el último hombre, y que FX estrenará bajo el título de Y. La serie narra las aventuras de Yorick Brown y su mono capuchino Ampersand, los únicos machos que sobreviven a un androcidio global, anclados en un mundo dominado por las mujeres. ¿Lo mejor de todo? Llega al mercado en un momento en el que series como El cuento de la criada han demostrado que los Estados Unidos del MeToo tienen un mercado que aprecia las historias feministas.
Así, nos encontramos con una artista con la que se puede hablar de Donald Trump, del machismo en los cómics, de la importancia del humor en nuestra sociedad, de la polémica del ‘Comicgate’ y de cómo se ha producido un cambio en la narrativa global que apunta a que podemos conseguir que las mujeres tengan poder sin que tengan que morir todos los hombres del planeta para conseguirlo. Cerca de ella, su marido, el también humorista Ian Boothby, que entre otras cosas es el hombre que más cómics ha escrito de Los Simpsons.
Hablando de tu trabajo con ‘Me the People’, creo que ofreces una visión de Donald Trump que se asemeja a la que muchos podemos tener desde Europa. ¿En parte es porque vives en Canadá?
Vivo en Vancouver, así que tengo más perspectiva. Los canadienses tienen esa notoria forma de distanciarse, de reírse de sí mismos, y por eso hay tantos canadienses que son buenos humoristas. Tienen una forma de ver las cosas diferente a la de los americanos y cuando ves las cosas desde lejos queda más claro lo tonto que es todo, lo hipócrita que es todo.
Aunque me crié en Canadá, también soy ciudadana americana e intento estar informada de lo que sucede en mis dos países. Después de las elecciones presidenciales me enfadé mucho y dibujaba para hacer salir toda esa rabia y frustración, Y descubrí que mucha gente se sentía identificada y disfrutaba con mis ilustraciones.
¿Votarás en las elecciones de mitad de mandato del 6 de noviembre?
Ya voté en las primarias y sí, lo haré.
¿Es más difícil que antes?
No, es bastante fácil. Además, Washington es un estado demócrata así que no intentan practicar el gerrymandering u otras formas de supresión del voto, algo que sí pasa en estados republicanos. Además, si la papeleta no llega la puedes imprimir tú mismo, es bastante fácil.
Votas en Washington, entonces. ¿Viviste en la Seattle del grunge?
Tres años, a mediados de los noventa, pero echaba de menos mi casa y volví a Vancouver.
¿La gente no te echa en cara que por ser canadiense no tienes derecho a criticar a Trump?
Constantemente. Pero Trump afecta a todo el mundo y todos tenemos derecho a decir lo que pensamos. Además, yo voto en ambos países y tengo derecho a expresarme.
¿Fue sólo el enfado lo que te animó a dibujar contra Trump?
Fue principalmente el enfado. Pero, si echamos la vista atrás, creo que John McCain y Sarah Palin no ganaron gracias al trabajo de humoristas como Seth Meyers, Tina Fey y John Stewart. Hicieron que mucha gente viese a Palin como el desastre que era en realidad, y era necesario.
El problema que tenemos es que los medios y las noticias se esfuerzan tanto en exponer puntos de vista de ambas partes que no señalan todos los hechos ridículos e hipócritas. Si los humoristas hubiesen hecho mejor su trabajo, o tan bien como lo hicieron con Palin y McCain, quizá no tendríamos este problema.
Casi podemos decir lo contrario. Aunque tras la elección hubo un cambio radical en el show de Lorne Michaels, Trump llegó a presentar el Saturday Night Live antes de ganar las elecciones.
Exacto. Hicieron muy poco. Y no ayudó que John Stewart se retirase pocos meses antes. Había un vacío, faltaba una gran pieza en el humor. Parte de mi frustración era no ver las voces que habían acabado con Palin. Las necesitábamos.
Trevor Noah está haciendo un buen trabajo en el Daily Show… Y no puedo dejar de recomendarte su libro, Born a crime, sobre su infancia en Sudáfrica.
Ahora está cogiendo el tranquillo, pero durante las elecciones estaba recién llegado. Parecía que leía guiones escritos para John y no había encontrado su propia voz. Pero había mucha gente que no parecía preparada. Tampoco Seth Meyers lo hizo realmente bien hasta después de las elecciones, y ahora es un gigante.
Quizá es que nadie pensaba realmente que fuera a ganar…
Hay muchas capas. Una fue que no le tomaron en serio. Otra, que mucha gente realmente ponía a ambos candidatos al mismo nivel y pensó: “bueno, vamos a probar algo nuevo”. A Hillary le perjudicó la entrada como candidato a la vicepresidencia de Tim Kaine. No era un buen candidato para vicepresidente y era un problema para los latinos.
Si a los medios nos llaman ‘fake news', supongo que para muchos tú serás ‘fake comics’...
Dirán que lo soy. Pero es la típica estrategia autoritaria de atacarte tanto como sea posible para crear una contranarrativa. Y en democracia tenemos que luchar por una prensa libre a pesar de que Trump esté haciendo justo lo contrario.
Pero quizá te sientas mejor viviendo en Canad…
¡Sí! -lo dice tan convencida y aliviada que no me deja terminar la pregunta- Tenemos nuestros problemas y a nuestra propia derecha tratando de aprovechar la retórica de Trump, pero también tenemos cosas como la sanidad universal y sabemos que funciona.
En Estados Unidos no lo saben. Siempre les han dicho que no funciona, que es un desastre, que Canadá tiene peor sanidad. Pero es más barata, es mejor, atiende a todo el mundo… En EEUU tienen a más gente sin cobertura médica que habitantes tiene Canadá. Es una locura. El miedo no nos afecta tanto, pero en Estados Unidos mucha gente vive en el filo de la navaja y está asustada.
Parece inteligente publicar Me the people justo antes de las elecciones…
Fue idea de Eric Stephenson, de Image. Mi plan original era esperar hasta final del mandato, pero cuando le propuse la idea me dijo que tenía que salir en octubre. Lo tuvimos que armar muy deprisa. La idea ahora es sacarlo en dos partes, ahora la primera y la segunda cuando termine la presidencia.
Mucha gente querría que no hubiera una segunda parte…
Tampoco yo. Pero estoy segura de que incluso si todo termina en unos meses habrá material de sobra para lanzar la segunda parte.
En una entrevista que se publicó mientras publicabas Y señalabas que te había costado diez años entrar en el mundo del cómic. Y ahora, después de haber tenido éxito, se te ha perdido un poco de vista en el mundo de las viñetas políticas. ¿Te planteas volver a hacer algo tan ambicioso?
Fueron seis o siete años de mi vida. Ya no soy tan joven y no tengo la energía para hacer 60 números de un cómic que sale cada mes a la calle. Pienso en novelas gráficas, tengo una historia de ciencia-ficción que quiero contar… Sólo necesito tiempo para ponerme con ello.
He estado haciendo cosas aquí y allá para amigos que necesitaban amigos, cosas para Torchwood, Doctor Who, Canario Negro, algunas portadas. Pero lo bueno del éxito de Y es que con los royalties pago mis facturas y no tengo que trabajar cada día. Puedo elegir los proyectos que quiero hacer en lugar de tener que hacerlos. He sido muy afortunada y he podido tomarme un descanso, pero también dibujar cosas que terminarán saliendo a la calle. Ahora, tras las elecciones, he querido centrarme en las ilustraciones.
La serie de FX sobre ‘Y’ por fin parece que se ha puesto en marcha…
Estuvimos en Nueva York en el set el mes pasado y fue genial. Hay mucha gente trabajando duro. Tenemos a Nina Jacobson, la productora de Los juegos del hambre y Crazy Rich Asians, que está pasándoselo muy bien y lo apoyo mucho. Dirige Melina Matsoukas -una de las directoras de videoclip de cabecera de Beyoncé y Rihanna-, que está trabajando en unos decorados fantásticos. Michael Green, que acaba de salir de American Gods -también escribió la aclamada Logan- ha escrito un magnífico guión. No sé cuántas cosas habrán cambiado desde que las leí, pero ha tomado decisiones interesantes. Va a haber diferencias con respecto a los cómics, pero me gustan.
Igual que mucha gente busca la nueva Juego de Tronos, y vemos cosas como The Witcher en Netflix, quizá Y pueda ser el nuevo El cuento de la criada...
Funciona bien con el movimiento del MeToo. No podía haber un momento mejor.
He leído entrevistas tuyas en las que te apartabas un poco del feminismo y decías cosas como que lo importante era la historia.
En aquellos tiempos no quería excederme. En ciencia-ficción sí se hacían historias con un fuerte componente feminista. Pero a mí no me parecía el lugar adecuado. Es como si te fijas en aquel episodio de Star Trek en el que había gente medio blanca o medio negra. O cuando te encontrabas con un episodio en el que todos eran mujeres. Era demasiado explícito, como si te dieran con un martillo en la cabeza. No parecía nuestro mundo. Yo prefería centrarme en el aspecto emocional de los personajes y dejar el resto en el fondo, no quería interferir con la historia.
Pero también me doy cuenta de que había internalizado cosas. Porque trabajabas en un campo dominado por hombres y te adaptabas. Antes de que me vendieran la historia hubo un momento en el que iba de que morían todos los superhéroes varones y quedaban sólo las mujeres para proteger el mundo. Era tan duro. No parecía una historia sobre mujeres.
Ahora que hablamos de movimientos como Comicsgate -un grupo de ultraderechistas muy ruidosos de EEUU que reniegan de la diversidad en el cómic de superhéroes y preferirían que se mantuviese para siempre como el equivalente artístico a una fraternidad de frikis varones, blancos y heterosexuales-,¿has sentido presión para no hablar del componente feminista de tu trabajo?
Ahora preguntamos a las mujeres al respecto, ahora no nos limitamos a ver la versión de la historia como la cuenta el hombre. Eso siempre parecía forzado. Para tener a las mujeres en las historias tienes que preguntar a las mujeres. Ahora ha cambiado el mundo, y editoriales como Marvel se han dado cuenta de que tienen que mirar por la ventana. ¿Por qué no vas a reflejar un mundo más diverso si el mundo es así? Pero es más fácil hablar de eso ahora. Entonces siempre intentaba no parecer como la típica feminista que grita a todo el mundo y no logra un trabajo…
La “feminista enfadada”.
Sí, eso era un problema en los 90. Y yo no quería elegir bando, quería tener trabajo y que la gente quisiera colaborar conmigo.
Me alegra que algunos de mis héroes del mundo de los cómics, como Bill Sienkiewicz o Mark Waid, se estén posicionando a favor de la diversidad en el cómic.
Hace que sea más fácil hablar de estos problemas, y es algo que no podías hacer en los años 90 si no querías entrar en una lista negra. Es bueno que hayamos podido tener Internet para compartir estas ideas, que antes estaban relegadas a las aulas. Veo a adolescentes discutiendo cosas que en los 90 sólo podían aprender en clases universitarias de teoría feminista.
Y tenía sus problemas, eso sí, como tener un mundo con un solo hombre y que éste se las apañe para ser el protagonista. O los problemas que supone para la comunidad transgénero que el desencadenante dependa del cromosoma Y y no de la identidad sexual. Pero para hablar de los años 90 era muy avanzado. ¿Va a ser la serie más feminista y tratar estos temas más en profundidad?
Hay un personaje que es la hija de la presidenta y va a poner sobre la mesa algunos temas, como que hay muchas mujeres republicanas, o que el 58% de las mujeres votaron por Trump. Espero que no sea demasiado obvio, porque sigue habiendo una historia que contar.
No me imagino otra época en la que pudiera hacerse mejor...
En las distintas versiones que ha habido de un guión durante los últimos años siempre parecía que se quedaban al borde pero nunca llegaban ahí. Con todo lo que está pasando, todo se ha conjurado y ha llegado el momento. Es muy bonito.
El protagonista, Barry Keoghan, no se parece mucho al que dibujaste…
Tiene buena presencia. Al principio no estaba convencida, pero cuando le conocí en el set decidí darle una oportunidad.
Tenemos últimamente muchas historias apocalípticas o sobre gente que se queda sola en el mundo, como The last man on Earth, con Will Forte…
Es verdad, pero al final la cancelaron así que no pasa nada (risas). Eso ha sido muy frustrante durante los últimos diez años, porque cada vez que había una premisa similar parecía el final del caminon para nosotros. Pero creo que habrá una audiencia para la serie. Veremos.