Para entrar en la cueva madrileña de Sánchez Dragó hay que descalzarse, como antes de invadir un templo. Hay toros en las paredes y gatos gruesos orbitando en torno a su dueño. Fernando es patriarcal, él mismo lo dice: cree en el hogar, en el clan, en tener cerca y bien apretados a los seres que ama. Sus hijos, sus novias, sus felinos. Sus vinos, sus libros. Sus obsesiones poéticas.

La calma sólo es aparente: detrás de ese agradable nido de alfombras y luces cálidas, hay un hombre a punto de partir hacia otra aventura, un tipo avasallado por el pecado capital de la lujuria. Y tan a gusto. No puede, no quiere dejarse llevar por la construcción social de la fidelidad. “La fidelidad es a la vida de las emociones lo que la coherencia a la vida del intelecto: simplemente una confesión de fracaso. ¡Fidelidad! Tengo que analizarla algún día. La pasión de la propiedad está en ella. Hay tantas cosas de las que nos desprenderíamos si no tuviéramos miedo de que otros las recogieran...”. Eso lo escribió Oscar Wilde, pero Dragó lo lleva tatuado en los pasos.

La fidelidad tiende a la rutina; la promiscuidad a la imaginación. Él asegura que “todas las mujeres que me aman a pesar de mi edad no lo hacen porque las folle más o menos, mejor o peor, sino porque las mantengo en tensión sexual diaria”: “La mantengo en los gestos, en las ideas, en las metáforas. Nos sentimos vivos”, relata. Así que el amor se hace con las palabras. Así que las palabras son lo que nos queda para jugar. Los miembros sexuales han muerto, arriba el cerebro -hay un camino empedrado de orgasmos más allá de la penetración: empieza en el verbo-. Los guapos han muerto, se siente: arriba el relato. 

Dice que el sexo es el gran teatro del mundo.

Tal y como yo lo practico, sí. Por lo que me cuentan las mujeres con las que he tenido relaciones a lo largo de la vida, parece ser que la mayor parte de mis congéneres no lo vive así. Yo creo que el órgano sexual es la cabeza y fundamentalmente el sexo consiste en poblar la cabeza de fantasías y en expresarlas, y en montarlas, y en alimentarlas. Como un auto sacramental. En el sexo siempre he sido muy cerebral.

Esto del “sexo animal”… realmente sólo una vez en la vida lo he sentido así. Fue la primera vez. Había una criadita deliciosa en mi casa, bastante ligerita de cascos, y me llevaba tiempo provocando… yo tenía 16 años y ella 19, o una cosa así, y ahí estaba yo preparando el examen de Estado, en el último curso de Bachillerato, y tuvimos un arrebato. Entraba la primavera en Madrid, cuando Madrid era aún un poblachón manchego, y entraba el polen, y las mariposas, y el olor a campo… todo era muy embriagador. Y apareció ella, y ya habíamos tenido jugueteo. Llegó con su batita blanca y sus botoncitos desabrochados y fue la única vez en mi vida que he tenido un arrebato de sexo de jungla. Empezamos con una pelea de almohadones y acabamos… Pero a mi parecer, quien no tiene la cabeza bien amueblada, no hace bien el amor. ¡Y casi nadie hace el amor así! 

O sea, que el sexo es narrativo.

Por supuesto, el sexo para mí es una épica. Una épica con destellos líricos. 

Hay mucha gente que no habla mientras mantiene sexo. ¿Por qué?

¡Efectivamente! Eso es lo que me pregunto yo. ¿Por qué no hablan? A mí me cortas la lengua y se acabó, no vuelvo a hacer el amor en mi vida.

Sánchez Dragó. Clara Rodríguez.

¿Es vergüenza?

No sé, yo creo que son simplemente sosos, mecánicos, aborregados… lo que es la mayor parte de la gente, no sólo en el sexo. Sobre todo ahora. Antes la gente estaba más despierta, pero después de internet la gente se ha atocinado de una forma… 

¿El sexo narrativo es algo que se puede enseñar, o si no lo tienes, no lo tienes?

Se puede enseñar. Muchas de mis mujeres lo han aprendido. Otras veces no, otras veces encuentras una especie de alma gemela. Como cuando encuentras una escritora. Eso para un escritor es el summum. Mi vida es muy literaria, siempre he intentado forjarla como a una novela. 

¿Cuál es la parte del cuerpo más inútil y cuál la más útil para hacer el amor?

Los ojos son muy importantes. Las manos. Y aunque no sea el factor más relevante, el pene y la vulva tienen su importancia. Todos tenemos parafilias y fetichismos. Yo lo primero que miro en una mujer son las muñecas y los tobillos. No puedo soportar muñecas gruesas ni tobillos gruesos: eso forma parte de mi estética del sexo. Son muy importantes las piernas. Los muslos.

En cambio, en las tetas cabe más variedad. La teta grande está bien, la pequeña está bien, la tiesa está bien, la dura está bien, la caída está bien… pero en piernas hay un canon. En realidad a la hora de hacer el amor lo que menos importa es que seas guapo. La cara es lo que menos importa a la hora de tener sexo. La cara sirve para enamorarse. La cara es un reclamo, y es importante para el amor. Bueno, en eso las mujeres sois más nobles que los hombres, porque os enamoráis de la cabeza. En cambio nosotros nos enamoramos de un culo.

¿La prueba del algodón para saber si estás enamorado de alguien es la fidelidad?

Absolutamente.

Y eso que usted no la practica. 

Yo predico la lealtad, no la fidelidad. Pero de repente, aunque tú seas naturalmente infiel, como yo lo soy, como creo que somos la mayoría de los seres humanos, un día conoces a una persona y no te apetece serle infiel. Entonces te has enamorado. Si dejan de gustarte los chicos o las chicas, te has enamorado. Es lo que yo llamo “la metáfora del estanque dorado”. No se puede romper esta superficie magnífica, luminosa, perfecta, sin un pliegue, una onda… el estanque dorado. Si tú eres infiel, te estás cargando la superficie del estanque dorado y la historia.

¿Y por qué ha decidido usted entonces cargarse la superficie del estanque dorado?

No sé. Ha habido ocasiones en las que no me la he cargado, otras sí.

Sánchez Dragó. Clara Rodríguez.

¿Cuál ha sido su mayor récord siendo fiel? ¿Unas horas?

Bueno, a ver (risas). El sexo es la columna vertebral de mi vida. Yo digo que todas las personas tenemos un pecado capital, a veces dos, a veces tres… mira los españoles, que tienen tres: la envidia, la aristofobia; el otro es la pereza, y el otro es la ira. Aquí yace media España, murió de la otra media, como decía Larra; y eso nos ha conducido a nuestras guerras. Mi pecado capital ha sido siempre la lujuria, desde que era niño, desde que me acuerdo. A los 8 años ya tenía una gran vida sexual: fantasías, masturbaciones. Y eso unido a mi vida aventurera, por aquí, por allá, cárceles, exilios, viajes, periodismo, literatura, docencia, etc., ¡pues he pasado por muchas experiencias amorosas!

Y eso que tú me preguntas… he tenido varias experiencias conyugales (economía en común, largo alcance, hijos…), y aunque soy muy patriarcal, muy de clan, y me gusta tener a mis hijos muy cerca y me llevo muy bien con mis mujeres, creo que he sido infiel prácticamente a todas. Pero he empezado a ser infiel en un determinado momento de mi relación con esas mujeres, no lo he sido desde el principio. Me gusta no ser infiel, siendo yo infiel por naturaleza. Te sientes bien contigo mismo. Tu autoestima crece.

¿Y nunca ha sido celoso haciendo un trío?

No, no, jamás. En primer lugar, porque soy un libertino, que es una figura muy fuerte en la cultura francesa, en España casi no existe. Los españoles son muy paletos, muy zafios, muy burros, muy bastos, y no lo entienden. Nunca me enfadaría por nada que pasara en un trío porque no soy un atleta sexual ni pretendo ganar ninguna medalla, estas cosas también dependen del día. Si yo veo que una mujer mía se lo pasa bien con otro hombre, yo también me lo paso bien. Aplaudo. Me alegro.

¿Ha tenido alguna relación homosexual?

Claro que he tenido relaciones homosexuales, ¡cómo no voy a…! Con los años que tengo y las cosas que he vivido y lo libertino que te he dicho que soy. No lo he ocultado nunca. A mí los hombres no me gustan sexualmente nada, pero sí me gusta el morbo que se puede crear con el intercambio de roles en un juego con más gente. Mi experiencia homosexual fundamentalmente ha ido por esos derroteros. A mí me gustan tanto las mujeres que me gustaría ser mujer, pero desde niño. 

¿Y cómo sería Sánchez Dragó de haber nacido mujer?

Ya sabes que los hombres siempre respondemos lo mismo a esa pregunta: sería muy puta, una puta refinada, una puta culta… Mata Hari, vamos. 

¿El peor polvo de su vida?

Si estuviera muerta te diría con quién fue… tengo ese problema ahora con las memorias que estoy escribiendo. Me da rabia, porque el peor polvo de mi vida, que fue un polvo muy divertido y muy pintoresco, fue con una persona… bueno, el desencadenante fue, precisamente, Pedro Jota. ¡Con lo lenguaraz que soy yo y encima me tomo esta copa de vino…! Te digo: yo sé que en las memorias este polvo lo tengo que contar, de la misma manera que tendré que contar el mejor, pero la gracia de este polvo es la persona con quien se produjo. Si me dices que fue un polvo con la vecina del quinto, pues bueno, pero es que a esta la conoce todo el país. Tú sales a la calle ahora y preguntas por ella y no hay nadie que no la conozca. Como si fuera Franco. 

Quién es. 

No lo puedo decir porque está viva. 

¿Una pista?

No… es que yo quiero contar eso pero no lo puedo contar a no ser que, digamos, y es una cosa que no deseo, que se haya muerto.

Sánchez Dragó. Clara Rodríguez.

¿Iniciales?

Con las iniciales me lo sacas. A ver, te digo que el desencadenante fue Pedro J. porque estando yo en Japón a Pedro J. se le ocurrió la idea de escribir una historia… no, es que si te cuento esto lo vas a sacar. No, no. Lorena, que no he nacido ayer. 

Si lo va a contar tarde o temprano en tus memorias, será mejor ir aligerando la cuestión. 

Yo fui 11 años al colegio del Pilar, y ya sabes que el colegio del Pilar marca. Con esto te quiero decir que yo soy un caballero y no voy a dar el nombre de esa mujer.

Bueno, no me de el nombre, pero cuénteme la historia.

No, porque si te cuento el contexto, ya sacas… 

Vamos. 

No, no lo haría nunca y menos ahora que esa mujer está viviendo un momento difícil de su vida.

Vale, pero, ¿por qué salió mal?

Salió mal… igual yo estuve fatal también, habrá que escuchar la versión de ella. En mi opinión salió mal porque ella hacía el amor fatal, pero te podría contar por qué hacía el amor fatal… y averiguarías quién es.

¿Por qué hacía el amor fatal?

Espera que llega el tercer libro.

Sánchez Dragó. Clara Rodríguez.

Una píldora. 

Bueno, entre otras cosas porque no tenía experiencia. Según contaba ella, sólo había hecho el amor dos veces en su vida. Varias veces, pero con dos hombres. Uno de ellos era homosexual y el otro era heroinómano. Y tenía impotencia. Y luego se había sometido a algunas operaciones que en mi opinión no mejoraban la calidad carnal del cuerpo… pero en fin. Fue una buena época. Ahora las mujeres están aburridas las pobres, porque los hombres están desapareciendo. Me lo dicen todas. Están desesperadas. Imagínate, que en Japón está el fenómeno este del Hikikomori: los chicos japoneses ya no van con chicas, y han creado unas redes, unos perfumes especiales… no son homosexuales, son asexuales. Dicen que el sexo sólo genera líos y tienen razón. Todos los problemas de mi vida han venido del sexo. 

Los hombres están acojonaditos, las mujeres irrumpen en la vida pública con potencia extraordinaria… ellos están muy inseguros, muy acomplejados, y ya no son capaces de echar la patita por delante. Una noche de copas, o en un bar… los hombres no entran al trapo, no entran. Es muy fácil ligar ahora, porque las mujeres adentellan a todos los varones que todavía se atreven a… yo sí echo la patita por delante siempre. Yo miro a las mujeres y si me gustan las abordo, siempre de forma elegante, simpática, suave, pero eso ya no lo hacen nada los chicos.

[Al final de la conversación, tras la entrevista, regresa a este tema, porque le preocupa "todo lo que le está pasando en este momento a la humanidad en función de la corrección política y el feminazismo, aunque me imagino que no te gustará esa palabra": "¡Es la época más puritana de la historia! Todo lo que hagas es sacrilegio, sacrilegio. Ahora todo el mundo acepta que la infidelidad es causa inmediata de disolución de un vínculo. Yo no conozco a una sola mujer feminista, Lorena. Se sienten reprimidas. Se llevan las manos a la cabeza. Eso explica que los hombres no se atrevan a dar un paso adelante hacia las mujeres, ¡y ellas están absolutamente abandonadas...! Y esto es culpa de la socialdemocracia, que es el pensamiento único del mundo actual"]. 

La mujer no desfallece nunca en el sexo. La mujer, debidamente follada, puede estar horas, y horas, y horas… y venga orgasmos. Yo el otro día estuve con una chica y tuvo 15 orgasmos en 5 horas. Claro, pero es que también hay que estar 5 horas. Lo típico ahora es decir “nah, te engañó, los fingió”, y yo te digo a ti que no. Si has llegado a los 80 años y no sabes distinguir entre un orgasmo fingido y uno real… apaga y vete.

¿Quién practica mejor sexo, la gente de derechas o la de izquierdas?

Hombre… las chicas de derechas. Las chicas de izquierdas son cristianas, la izquierda es una secta del cristianismo desprovista de dios. Una secta atea. El único movimiento religioso, filosófico y cultural que ha predicado un dislate absoluto que es el “igualitarismo”, cuando es obvio que todos somos diferentes y que viva la diferencia, es el cristianismo. Aparecen los cristianos, predican esto, y se va recuperando a lo largo de la historia: en la revolución francesa, en la soviética, en el castrismo, los podemitas ahora, etc.

Yo estuve en el Partido Comunista, prácticamente lo refundé. Y aquello era la catequesis de María Inmaculada. No te puedes imaginar lo que era aquello. Yo me había casado en la cárcel la primera vez, y aquello no funcionó, a los 20 meses me separé. Entonces mi superior jerárquico en el partido, que es Enrique Múgica, y es buen amigo mío, me reunió con él en una cafetería en la plaza de Colón y me conminó a que volviera con mi mujer: “Los comunistas tenemos que dar ejemplo de respetabilidad burguesa”.

Qué horror.

Y te digo: tú a aquella época a una camarada la cogías de la mano, le decías cosas bonitas y bailabas con ella un poco y tenías, por lo menos, que casarte con ella. Si no te ponían en la lista negra del partido. Las chicas de izquierdas se creen que están salvando el mundo cuando follan, y las otras no, las otras follan porque les gusta. 

En casa de Sánchez Dragó. Clara Rodríguez.

¿Juguetes sexuales utiliza?

Me gusta la idea. Tengo juguetes sexuales, pero luego la verdad es que me enfrasco en el sexo y no los utilizo. Mi hija Ayanta, que ha hecho durante muchos años un programa de sexo, recibía juguetería sexual y ella me lo regalaba a mí. Teníamos un surtido pintoresco. En esos juguetes sexuales hay uno que a mí no me sirve pero dicen que es increíble: un succionador de clítoris. Es una cosa espantosa. No te puedes imaginar cómo se ponen. Orgasmos muy aparatosos cada dos minutos, y todos los que quieras. A rajatabla. Sobramos los hombres con el succionador este. Yo lo que sí tomo son gallegas de marihuana, al menos el 80% de las veces. Antes hacia el amor emporrado, pero desde hace 15 años decidí no fumar más y empecé a tomar galletas. Media galletita, una, según, en fin. Y popper, que también me gustaba mucho. Ahora no me atrevo a tomármelo porque me operaron del corazón.

¿Cuál es el mayor tabú sexual que hay en la España de 2018?

Bueno, la verdad es que la mayor parte de los tabúes…  a mí me sorprende muchísimo la facilidad con la que en estos momentos se practica el sexo anal. En mi generación, durante mucho tiempo, el sexo anal era una rareza y era algo que daba mucho miedo a la mujer, y era algo que muy pocos hombres proponían. Ahora lo proponen casi todos los hombres y casi todas las mujeres lo aceptan como una cosa de coser y cantar. Esto me ha llamado bastante la atención.

O sea, que ya no es tabú.

Otros tabúes que pueda haber… bueno, tabú es para mí la coprofilia o la zoofilia, o tal, pero yo creo que en el sexo, siempre y cuando no medie abuso, ni explotación, ni violencia, y sea sexo entre adultos, todo está permitido. Es un juego. Un juego donde sus integrantes eligen las reglas.

¿Cuál es su fantasía más barroca, más lejana que ha tenido?

Generalmente las fantasías más barrocas y lejanas se producen en sueños. Cuando yo estaba en el Partido Comunista y estaba en la cárcel, una vez soñé que daba por culo a Lenin.

¿Y qué tal?

No me acuerdo muy bien.

¿No hubo final feliz?

(Risas). Es que los sueños son el estadio de la libertad absoluta, puede pasar hasta eso.

Sánchez Dragó. Clara Rodríguez.