El 8-M vuelve a tomar las calles, los medios y monopolizar las conversaciones. Es el Día Internacional de la Mujer, y hay que reivindicarlo. La lucha sigue un año después de aquella manifestación histórica que tomó las principales ciudades de España.
Desde entonces muchos términos se han incorporado a nuestro lenguaje. Antes era raro escuchar a alguien hablar de "sororidad", de "patriarcado" o de "feminismo de clase"; tecnicismos con cada vez más calado en la sociedad española, que ya teoriza en voz alta acerca de este movimiento y no deja la erudición sólo para los ensayos. Y, en el sentido contrario, palabras despectivas como "feminazi", que tratan de derrocar el tejido lingüístico y social en construcción.
En esta guerra cultural son muchos los conceptos que han llegado para quedarse. Aquí reunimos en un glosario con las palabras más útiles para que los despistados -y despistadas- se acerquen al movimiento feminista.
Feminazi
El término peyorativo fue popularizado en 1992 por el locutor y comentarista político estadounidense Rush Limbaugh y, según afirma, se refiere a las feministas radicales que apoyan el aborto. No hay que ser muy lince para darse cuenta de que es el acrónimo de los términos Feminista y Nazi. Él lo puso de moda, y posteriormente se ha usado como insulto a las feministas.
En España han sido otros periodistas reaccionarios los que lo han traído de vuelta. No hay titular de Ok Diario que no lo use para atacar la huelga del 8-M. Los 'machitos' contrarios a la revolución feminista lo han metido en su diccionario y lo usan como arma arrojadiza.
Heteropatriarcado
Nos hemos cansado de escucharlo en el último año. "La culpa es del heteropatriarcado", "el sistema es patriarcal", "¡Abajo el patriarcado!"... Al final el resumen es que seguimos viviendo en una sociedad machista en la que todas las organizaciones están controladas por hombres que eligen a otros hombres y perpetúan los desequilibrios del sistema.
Si queremos entrar en una descripción más técnica, diríamos que es un concepto que se refiere al sistema sociopolítico donde el género masculino y la heterosexualidad se imponen a los demás géneros y orientaciones sexuales. La feminista Irantzu Varela lo define como un término que sirve para explicar y visibilizar los sistemas de dominación a los que están sometidas las mujeres.
TERF (Trans Exclusionary Radical Feminism)
Se suele utilizar como insulto hacia aquellas feministas radicales que creen que las mujeres trans no deben participar en la liberación de la mujer -porque, presuntamente, han vivido durante x tiempo con los privilegios de un hombre-. Se les tiende a tachar de tránsfobas.
Las redes han criticado enormemente esta variante del feminismo radical y apelan a una unión entre todas las mujeres, sean trans o no. No obstante, existen matices. La escritora feminista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie hace una división entre las mujeres cis (mujeres cuya identidad de género coincide con su fenotipo sexual) y las mujeres trans sin elevar ni poner por delante ninguna de las dos condiciones.
Feminismo de clase
Uno de los componentes por los que la derecha se queja de la huelga es porque el feminismo se une a un componente de clases, ya que no sólo el género es discriminador, sino que la clase social también lo es, por lo que las mujeres de clases bajas estarán doblemente oprimidas.
Es la vertiente feminista que defiende que no habrá una liberación total de la mujer sin la abolición del capitalismo. Afirman que existen mujeres burguesas que oprimen tanto a mujeres trabajadoras como a hombres trabajadores, por lo que, en tal caso, la mujer también puede ejercer una opresión de clase. Mujeres como Clara Zetkin o Alexandra Kollontai trataron el tema de género desde una perspectiva marxista.
Transversalidad
Muchos se acuerdan del feminismo una semana al año, o creen que con introducir un ministerio de Igualdad es suficiente, pero aquí es donde entra la transversalidad, y es que el feminismo debe incluirse en todos los ámbitos. Hay que introducir políticas de igualdad y feministas en todos los aspectos de la sociedad, en la educación, en la toma de decisiones, y las políticas deben tener en cuenta otras diferencias claras: como las de clase o raza, que afectan también de forma más fuerte a las mujeres.
Esta iniciativa de incluir una perspectiva de género en diferentes ámbitos de la sociedad incomoda a la derecha más tradicional, que la llama 'ideología de género'.
Mansplanining
Molesta costumbre de los hombres que consiste en explicar todo a las mujeres con condescendencia. Como si ellos supieran más y mejor que las mujeres acerca de ¡todo! —"quita que tú no sabes"—. Es una muestra de que el machismo está metido en la sociedad, ya que en muchos casos es un acto casi espontáneo que hace que un señor crea que tiene más conocimiento que una mujer.
Es un neologismo anglófono basado en la composición de las palabras man (hombre) y explaining (explicar). Su desarrollo y consecuencias pueden leerse en el ensayo original de Rebecca Solnit que dice que por culpa del mansplaining las opiniones emitidas por una mujer son sistemáticamente infravaloradas o necesitadas del respaldo de un varón para ser validadas.
Micromachismo
La propia palabra deja claro que se trata de 'machismos pequeños'. Son conductas que a priori no corresponden a una actitud machista realizada a propósito, sino que muestra cómo la sociedad patriarcal ha perpetuado la desigualdad y la posición de poder de un hombre sobre una mujer.
El término lo creó el psicólogo Luis Bonino Méndez y comprende actos como el mansplaining, o actitudes como que un hombre se ofrezca para hacer las tareas del hogar como un gesto hacia su mujer, entender que los niños deben jugar al fútbol y las niñas con muñecas o abrir la puerta a una mujer para que pase.
Machirulo
Nadie sabe de dónde salió este término, la RAE ni lo recoge, aunque la Fundación de Español Urgente, FUNDEU, sí que deja claro que "el significado que suele dársele en el ámbito feminista es el de ‘hombre machista’, en ocasiones asociado a quien hace gala de esa condición. Es coloquial y tiene un claro matiz despectivo".
En España saltó a los medios, aunque ya estaba en las calles, cuando Irene Montero lo usó en pleno Congreso para referirse a un diputado de PP en 2017. El Machirulo ha saltado también el charco, y el año pasado Cristina Fernández lo usó para describir una actitud de Macri en Argentina.
Sororidad
Se emplea para referirse a la solidaridad entre mujeres en un contexto de discriminación sexual. Contra las mujeres siempre se ha usado el mismo estereotipo, el de que una mujer ataca a otra por celos o por envidias.
Lo que defiende este término es que hay que apoyarse entre las mujeres para acabar con el machismo. De ahí vienen lemas como el 'Hermana, yo sí te creo', que se ha usado tanto con el fenómeno del 'Me Too'. El feminismo ha de tener a las mujeres unidas.
Violencia/Terrorismo machista
Ambos conceptos son constantemente utilizados por políticos y periodistas españoles. Es la violencia física y psicológica que ejerce el hombre contra la mujer por el hecho de ser mujer.
De forma errónea es comúnmente confundido con 'violencia doméstica'. Este tipo de violencia solo se da en el ámbito familiar e incluye a niños y ancianos mientras que la 'violencia de género' abarca toda la sociedad y la enfoca a la violencia que sufren las mujeres.
Empoderamiento
Viene recogido en la Conferencia de Mujeres de Pekín y se refiere al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso a las cúpulas de poder.
Pero el uso del término ha ido más allá, también se refiere a cómo las mujeres han encontrado el valor y la fuerza para hablar, derribar estereotipos y luchar. También en la representación de la mujer, donde hemos vivido un proceso de empoderamiento que ha hecho que pasen de ser personajes secundarios o madres apocadas para ser lo que quieran ser.
Manspreading
Tres palabras: abrirse de piernas. Una posición adoptada normalmente por los hombres de forma natural, especialmente en lugares como el metro. Aunque sea un término relativamente nuevo, la fotógrafa feminista Marianne Wex documentó esta práctica en los años 70 y atribuyó este comportamiento a un micromachismo, ya que los hombres muestran con esa postura otro privilegio de género, el de disponer de más espacio en detrimento de las mujeres. Una muestra más del patriarcado en nuestro día a día.