David Broncano es el cómico del momento: uno de esos que crean religión. Allá le siguen sus cientos de miles de adeptos como polluelos hacia su programa La Resistencia, donde celebra unas entrevistas que no son tales, sino un desparrame cómico constante. Al final se trata de un monólogo broncaniano donde el humorista se despliega en sus dotes y se permite conversar, además de jugar con la tensión y los límites del invitado -a veces con catastrófico resultado-. Los que entran en la performance salen de allí entre vítores y alegrías; los que no terminan de captar el tono escapan con la boca pequeña y luego se vengan en redes.
Las polémicas que han perseguido a Broncano, hasta hoy, han tenido lugar por esta última razón: se le ha acusado, en ocasiones, de falta de respeto, de clasismo y hasta de misoginia -ahí el zafarrancho que se formó cuando entrevistó a La Zowi-. Pero es ésta la primera vez que se le cuestiona por la presunta inconveniencia de un chiste, quizá por la sensibilidad del objeto de la broma: el poeta Federico García Lorca, icono del talento devastado por el franquismo, perseguido por su condición de homosexual y fusilado un mes después del golpe de Estado que dio comienzo a la guerra civil española. Otro punto delicado: aún no se han localizado sus restos, lo que lo convierte también en un símbolo de la memoria histórica no cicatrizada en nuestro país.
Todo empezó con la visita a La Resistencia de Ian Gibson, uno de los mayores expertos en la Historia Contemporánea de España e investigador biográfico de Lorca. La provocación de Broncano fue proponerle un juego: ¿cómo sería el perfil del poeta en una aplicación para ligar entre hombres homosexuales, como Grindr? La idea se hizo gráfica en pantalla: “Descripción: “La vida es amable. Tiene pocos días y tan solo ahora la hemos de gozar”. Altura: 170 cm. Origen étnico: Blanco. Complexión física: tonificado. Rol: activo. Estado de VIH: negativo”. El usuario, para seguir la broma, se llamaba GEN27, en homenaje a la Generación del 27, y acompañaba su perfil con desnudos de torso y fotos en del MadCool.
Gibson comenzó a defender al genio de sus estudios: “La frase de descripción en absoluto es de Lorca”. “Bueno, tampoco sabrás todas las frases que ha dicho”, respondió Broncano. En cuanto a lo de “activo”, el humorista añadió que se basaron en que “parecía bastante echado para adelante”, y el hispanista le dio la razón: “Yo diría bastante activo, sí”. La broma parecía que iba a llegar a buen puerto, hasta que el equipo de La Resistencia empezó a utilizar el Grindr para contactar con hombres, abriéndoles conversación a golpe de poema, del estilo “Quiero ver aquí los hombres de voz dura, los que doman caballos y dominan los ríos”, y recibiendo rechazos del tipo “Dios, estás trastornao”. A veces, Lorca se dejaba de tonterías e iba al grano de la cuestión: “¿Me comerías lo que viene siendo la polla?”.
Cuando uno de los usuarios aceptó la petición, el Lorca ficticio dijo: “Pero nada de chemsex. Que la última vez amanecí en una cuneta”. Ahí el tono de Gibson, ya visiblemente incómodo, se agravó. “Bueno…”, resopló. También entre el público se escucharon risas nerviosas, una suerte de “oh…”.
Pero la mayor parte de la indignación ha venido de parte de las redes sociales, que le han afeado el chiste a Broncano. “Subnormal profundo es quedarse corto”, “menuda basura de imagen de los españoles se habrá llevado Ian Gibson”, “Impresentable”, “Miserable”, “Escoria humana”, etc. “Esto es sucio, mezquino y cruel, un señor hetero al que nunca han insultado, pegado o perseguido por su orientación sexual se mofa en su programa de la memoria de un poeta al que el franquismo asesinó por maricón; es homofobia disfrazada de broma”, ha escrito el periodista activista LGTB+ Rubén Serrano. “Hasta los santos cojones de Broncano y su elenco, de disfrazar humor rancio, homófobo, clasista y xenófobo de modernismo”, dice otro usuario. El debate está servido, nunca dejó de estarlo: ¿todo vale?