En 1944, Audrey Hepburn, futuro icono del cine clásico, se convirtió en una heroína de la Resistencia holandesa contra los invasores nazis. Tanto ella como su familia arriesgaron sus vidas al esconder en su casa a un paracaidista británico tras la batalla de Arnhem y el fracaso de la operación Market Garden, un plan con el que los aliados pretendían tomar una serie de puentes de los Países Bajos e iniciar la ofensiva terrestre contra la Alemania de Hitler.
Hepburn, fallecida en 1993 a los 63 años, apenas ofreció a lo largo de su vida alguna pista sobre cómo vivió la II Guerra Mundial y su implicación en ella. Ahora, el escritor estadounidense Robert Matzen, especializado en rebuscar las historias más fascinantes de las biografías de las estrellas de Hollywood, publica un libro, Dutch Girl: Audrey Hepburn and World War II, en el que revela esta cara desconocida de la protagonista de Vacaciones en Roma y Desayuno con diamantes, según informa el periódico The Times.
Entre 1942 y 1945, Hepburn, que había estado formándose en Arnhem para ser una bailarina, vivió en una casa de ocho habitaciones en el pueblo de Velp con su madre, la baronesa Ella Van Heemstra. Ambas se mudaron allí después de que su tío Otto, un fiscal holandés, fuese ejecutado por las tropas nazis por sus relaciones con los resistentes polacos. En 1944, la adolescente de 15 años comenzó a hacer recados para el doctor Hendrik Visser’t Hooft, uno de los líderes más destacados de la Resistencia holandesa. Según Matzen, la actriz, nacida en 1929 como Audrey Kathleen Ruston, participó también en actuaciones y espectáculos de baile clandestinos para conseguir fondos contra la invasión nazi.
Tras el fracaso de la operación Market Garden en septiembre de 1944, que pretendía a través de una ofensiva aerotransportada asegurar una ruta sobre el río Rin, a Hepburn se le encomendó la tarea de entregar alimentos y mensajes a los paracaidistas que se habían quedado atrapados en territorio alemán, muchos de los cuales fueron puestos a salvo por la Resistencia. Uno de esos soldados, cuya identidad no ha sido posible determinar a pesar de la investigación de Matzen, fue destinado a la casa de la joven y su madre por el doctor Hooft, un exjugador olímpico de hockey que trabajaba en el hospital de la zona y era miembro de esa red clandestina.
La historia se ha revelado gracias al hijo de la actriz, Luca Dotti (que nació de su relación con el psiquiatra italiano Andrea Dotti), que ayudó a Matzen a juntar todas las piezas para contar cómo Hepburn, de adolescente, había desempeñado un papel relevante para la Resistencia holandesa. “Mi madre me dijo que había sido muy emocionante”, cuenta Dotti. “Fue arriesgado acoger al paracaidista, era un extraño vestido de uniforme, un salvador, y por lo tanto un caballero y un héroe". Todas estas cosas que le confesó Dotti, encajaba con lo que había Matzen había recopilado mediante entrevistas a los vecinos de Velp y de archivos oficiales.
Hepburn describió esta experiencia a su hijo como “una mezcla de excitación y miedo” ante la posibilidad de acabar fusilada por los nazis. Durante esos meses de la contienda mundial, la casa de ocho habitaciones que habían alquilado en Velp se llenó de refugiados de Arnhem. “Tuvieron a 37 personas en esa casa. El paracaidista británico estuvo en su sótano. No pudo averiguar el nombre del soldado, en parte porque parece que fue sacado del territorio alemán por la Resistencia holandesa”,
De hecho, el autor de Dutch Girl: Audrey Hepburn and World War II cuenta también que la madre de la actriz le envió al paracaidista británico, escondido en el sótano, una botella de champán la noche antes de que consiguieran ponerlo a salvo sin levantar sospechas entre los miembros de las SS.
El soldado estuvo con la familia de Hepburn durante toda una semana. Más tarde, cuando se convirtió en estrella del cine, tuvo sus razones para no contar nunca esa historia. Antes de la guerra, su madre, paradójicamente, había sido simpatizante de los nazis: sus padres habían conocido a Hitler en Múnich en 1935. Aparentemente, estaba preocupada por que este hecho pudiera acabar con su carrera y no quería que la vieran "alardeando" sobre su propio papel como heroína antinazi.