En Inglaterra, cuando un equipo de fútbol se clasifica para la final de una competición copera como la FA Cup, disputada en el templo de Wembley, los fans entonan un cántico reconfortante en cierto sentido, que viene a decir: el trabajo más difícil ya está hecho y ahora, a un partido, puede suceder cualquier cosa. En las gradas, se escucha a capella: "Qué será, será; whatever will be, will be; we're going to Wembley; qué será, será".
Es la versión futbolera del clásico Qué será, será, la canción compuesta por Jay Livingston y Ray Evans en 1956 e interpretada por Doris Day en la película de Alfred Hitchcok, El hombre que sabía demasiado. Una anécdota que muestra a la perfección la universalidad de un tema que se ha colado en numerosos filmes y anuncios de televisión, bautizado a barcos de la Marina estadounidense e incluso canturreado en hermandad por los personajes de Los Simpsons.
El tema, premiado con el Oscar a la mejor canción original, por el que todo el mundo recuerda a Doris Day, fallecida este lunes a los 97 años, no fue bien acogido por la actriz estadounidense, sin embargo, en un primer momento. No la quería cantar porque sonaba como "una canción de niños", según le contó Livingston al compositor y periodista Paul Zollo en 1987, un testimonio que éste recoge en su libro Songwriters on songwriting.
Según la versión de Livingston, la actriz "no quería grabarla pero el estudio la presionó. Terminó grabándola en una sola toma y dijo: 'Es la última vez que vais a escuchar esta canción'". Hablaba de la toma en la que Day, dando vida a Jo, la madre de la familia Conway, le canta la canción, que plantea interrogantes sobre el futuro, a su hijo antes de que se vaya a la cama.
De hecho, a la propia Day no le parecía un tema acorde para la película, según aseguró en una entrevista: "La primera vez que me dijeron que iba a ser incluida en la película, pensé: '¿Por qué?'. No pensaba que la canción tuviese cabida. Pensé: 'No me estoy equivocando. ¿Dónde la van a colocar? ¿Para qué?'. No creía que fuese una buena canción".
Qué será, será se convirtió rápidamente en un fenómeno mundial, y la actriz matizaría años más tarde esas primeras palabras: "Pensé que era maravilloso, porque se convirtió en eso gracias a los niños. Y entonces lo entendí: fue para nuestro hijo [con James Stewart] en la película. Me di cuenta de que tal vez no sea una de mis canciones favoritas, pero la gente y los chicos la adoraban. También fue ideal para la película".
Si el rechazo inicial de Doris Day a cantar el Qué será, será ya resulta curioso, más llamativo es todavía que Hitchcock no la quisiese inicialmente para su película. Según el compositor Jay Livingston, el director de Psicosis les llamó para confesarles sus preferencias en el reparto. Sin embargo, la agencia MCA "era tan poderosa que le dijo que si quería a Jimmy Stewart también tendría que quedarse con Doris. (...) Hitchcock dijo que como Doris Day era cantante, necesitaba una canción para ella. Dijo: 'Puedo decirte de qué se trata. Se la canta a un niño y debería tener un título extranjero porque Jimmy Stewart es un embajador que va por todo el mundo".
La música, además, es utilizada por el director británico para inundar de misterio la película. Sucede, por ejemplo, en el intento de magnicidio del premier inglés: el disparo de la pistola coincide con el sonido de los platillos, lo que hace prácticamente inapreciable la deflagración. También al final de la cinta el Qué será, será juega un papel relevantísimo, cuando la madre consigue localizar a si hijo secuestrado cantándola, a lo que este responde silbando.
Significado y origen
La canción, tal vez por la melodía alegre y la voz angelical de Day, se ha convertido en sinónimo de positivismo, aunque ahondando en sus orígenes y significado, parece evocar una situación totalmente contraria. El Qué será, será es una versión de la frase italiana Che sera, sera, que aparece en la obra teatral Doctor Faustus, del dramaturgo británico Christopher Marlowe; y que se utilizaba en Inglaterra al menos desde mediados del siglo XVI. Su mensaje enrocaba con la incapacidad del hombre para controlar su destino.
Y así se desprende también del tema compuesto por Jay Livingston y Ray Evans cuando Doris Day canta “the future’s not ours to see" ("el futuro no es algo que podamos ver" o "mañana está aún por predecir", según las diferentes traducciones). La intención de las estrofas, como bien sabía Hitchcock, es asumir que nadie puede conocer con seguridad lo que le va a pasar al día siguiente; un significado que sin duda ha quedado atenuado por la hermosura del tono musical de la actriz.