Alicia Koplowitz ingresa en la Real Academia de Bellas Artes: "El arte ha sido fiel compañero"
Al acto asistieron personalidades del mundo del arte como el director del Prado, Miguel Falomir o el Duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart.
23 junio, 2019 21:50La empresaria Alicia Koplowitz, poseedora de una de las colecciones de arte más importantes de España, ha asegurado que escoge sus obras dejándose llevar por la emoción que le generan: "Todas ellas forman parte de mi mundo y de quien soy hoy".
"He coleccionado siempre lo que me ha producido una emoción" ha defendido hoy la empresaria durante su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando esta domingo en Madrid.
Koplowitz (Madrid, 1952) ha desgranado su trayectoria como coleccionista, ha reflexionado sobre la mujer en el mundo de Goya y el papel de mecenas históricas como la Duquesa de Osuna, que pasaron "de puntillas por la historia".
"El arte ha sido fiel compañero de alegrías y fatigas, ha tenido un papel sanador, nadie elige el lugar en el que nace, pero la libertad nos brinda la oportunidad de elegir el camino", ha señalado la académica.
"Me quedé fascinada" con las Meninas
Koplowitz decidió dedicar su vida al arte tras ver el cuadro de las Meninas de Velázquez en su primera visita al Museo del Prado con siete años. "Me quedé fascinada -explicó-, ese cúmulo de sensaciones se grabó en mi (...) Hoy, después de tantos años, siento exactamente lo mismo frente a esa obra."
En aquella visita se quedó con ganas de tocar las esculturas de la pinacoteca madrileña, quería saber qué temperatura tenía y como eran sus materiales, por eso, ha confesado, toca habitualmente las esculturas de su colección.
Una de las que ve a diario es la "Venus de la Alameda", una escultura de mármol encargada por la condesa duquesa de Benavente Osuna. Esta mujer, ha recordado, fue una mecenas y pionera en muchos ámbitos, y la escultura le recuerda cada día "la fortaleza de tantas mujeres que pasaron de puntillas, si acaso pusieron un pie, en las paginas de la historia".
Koplowitz, quien ha asegurado hoy que de pequeña "quería pintar como Picasso" pero no tenía la habilidad, incluso preparó el ingreso para la Escuela de Bellas Artes.
Fue en la misma época que hizo la primera adquisición de su colección, dos perritos de porcelana que todavía forman parte de ella.
Colección con "sello de mujer"
"Los coleccionistas establecemos con las obras un cruce de caminos, conozco con precisión cada una de las que han llegado a mi vida (...) Cada obra alberga dos historias, la suya y la mía", ha relatado.
A Koplowitz le suelen decir que su colección "tiene sello de mujer", debido a los numerosos retratos de mujeres que integra como "Mujer con sombrero grande" de Kees van Dongen, o "Mujeres a la orilla del río" de Paul Gaugin.
Más que a esas mujeres, la empresaria ha querido resaltar las obras de Goya, al que considera "uno de los grandes abogados de la mujer" con sus estampas sobre la maternidad, las que denuncian la falta de oportunidades para las mujeres, la doble moral de la iglesia o los matrimonios de conveniencia.
Ha recordado uno de sus cuadros, "Maja y celestina al balcón" y otros de la última época del autor, en los que el maestro representa "la constante tensión en la que vive la mujer", en su juventud vista como un ser "caprichoso" y de mayor sin encontrar su sitio en la sociedad.
Desde Picasso a Ai Weiwei
Su colección, que ha calificado como "ecléctica", incluye, nombres como Picasso, Cadler, Willem de Kooneing, Rothko, Francis Bacon, Richar Serra, Ai Weiwei y otros muchos más nombres que recorren seis siglos de historia de la pintura.
"En mi colección no hay pasos, ni directrices, hay libertad en la elección -ha señalado-. También está la confianza de que cada pieza encontrará su sitio, que no es el cronológico, sino un lugar que fluye, en continuo diálogo con cada espectador".
Al acto asistieron académicos, familiares de Alicia Koplowitz, el director del Prado, Miguel Falomir o el Duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, entre otras personalidades.
Koplowitz, que ha tomado posesión de la medalla H, dedicó su discurso al crítico Francisco Calvo Serraller y el escultor Martin Chirino, ambos fallecidos.