Cuenta que la han insultado por "gorda, feminista y lesbiana": en ese orden. Cuenta que no le importa: que sólo escucha a los que quieren -los demás serán "más infelices"-. Cuenta que la belleza en el arte dista mucho de la presunta belleza que insufla la publicidad. Cuenta que la sociedad ha desoído que la mujer disfruta por sí misma; que no es ningún trampolín para hacer gozar al hombre. Cuenta que no hace ninguna falta un falo para alcanzar la plenitud en una relación sexual. Desmonta tabúes. Habla con infinita paz. Esto no iba de otra cosa que de amor. Y de libertad. ¿Qué habrá más básico?
A Itziar Castro, que fue nominada al Goya como Mejor Actriz Revelación -por Pieles, de Eduardo Casanova-, que triunfó por sus papeles en Vis a Vis o en Campeones, que es hoy embajadora de la scooter Metropolis, de Peugeot, nada se le resiste. La semana pasada inauguró el Pride Barcelona 2019 con un beso con Ada Colau al grito de "no dejemos que los fantasmas que vienen a caballo nos ganen". Hace unos días acompañó a la pregonera Mónica Naranjo en el Orgullo LGTBIQ de Madrid. Hoy conversa con El Español sobre esto y aquello: celebrando la vida.
¿Qué es el sexo para Itziar Castro?
Comunicación y complicidad.
¿Y el amor?
Necesario, básico y un motor de vida. Yo todo lo hago por amor. Por amor a mi profesión, a la gente que quiero, a las cosas… es el motor del mundo.
¿Cómo se diferencia el sexo del amor?
Bueno, yo creo que cuando tienes un momento sexual apasionante, tienes amor. Amas ese cuerpo, amas ese orgasmo, amas ese instante… aunque luego ya pase y no sea así. Pero en ese momento hay amor. Eso no quiere decir que tenga que haber amor previo o amor sostenido o amor para toda la vida. Las endorfinas son amor y el sexo son endorfinas, por tanto… es lo mismo. Y el amor está en muchas partes, no sólo en el sexo. Está en la libertad que tengo yo conduciendo la moto, disfrutando, llevando a alguien con quien he tenido una cita… ahí está el amor, también.
¿Cómo crees que ha cambiado el feminismo nuestra forma de entender el sexo?
Bueno, creo que ha empezado a cambiar. Aún queda mucho por cambiar. Las mujeres no estamos diseñadas para dar placer a los hombres, sino para tener placer personal y disfrutar del sexo de una manera plena, y creo que el feminismo ha aportado esa visión.
¿Y los hombres se están dando cuenta de esto?
Esperemos que sí, ¿no? Cada vez hay más hombres feministas, cada vez hay más hombres que escuchan nuestro mensaje y que entienden que somos iguales… bueno, somos muy diferentes, pero a la vez tenemos que tener los mismos derechos y sexualmente, las mismas condiciones.
¿Qué te hubiera gustado que te explicasen en cuanto a educación sexual cuando eras pequeña?
Yo he tenido la suerte de tener una familia muy libre, muy liberal, y para mí el sexo ha sido muy natural desde pequeña. Por lo tanto, no lo he vivido como si me faltase algo, a mí. Pero creo que debería haber educación sexual desde la escuela y que se debería contar cómo es el aparato reproductor masculino y cómo es el femenino, y cómo funcionan. Mucha gente no sabe que el punto G. de los hombres está en el ano y aún piensan que es tabú…
¿Eso es homofóbico?
Totalmente, y no saben lo que se están perdiendo, básicamente. Y con la mujer igual, ¿eh? Desconocemos ese gran órgano que es el clítoris. Cómo es por dentro, cómo es en general, cómo hacerlo funcionar para disfrutar.
¿Y en cuanto a la educación sexual inclusiva, LGTB? Ese tema sigue siendo polémico para cierto sector de la población.
Mira, en los colegios, los niños y niñas todos tienen novios y novias… y no tienen ningún problema con eso. Es a raíz de ir creciendo cuando les van poniendo tabúes. Por eso creo que hay que explicar las cosas con naturalidad, justo a esa edad: con toda la diversidad posible, porque para ellos es normal. Es normal que un niño se vista de niña, o que sea blanco, o negro… es importante que desde pequeños tengamos cuanta más variedad en todos los aspectos posibles, mejor.
Contaste en una ocasión que te habían insultado por ser feminista y lesbiana.
Me insultan por ser gorda, lo primero. Luego por ser feminista y luego por ser lesbiana.
¿Cómo ha sido tu experiencia con este último punto?
Bueno, no lo vivo como… me da igual. Quiero decir, soy feliz como soy y con quien yo comparto mi vida. Si alguien me rechaza por eso, es su problema, no es el mío. Lo vivo como que los homófobos serán más infelices, que hagan lo que quieran.
¿Cómo se reconoce a un homófobo encubierto?
No son encubiertos. No hay nadie encubierto.
Hay clichés…
Pues no es encubierto, se ve muy claramente. Es muy fácil todo. Cualquier actitud homófoba o machista se detecta muy fácilmente. El tema es que no lo saben ellos o que no lo quieren saber, entonces hay que hacérselo notar. “Esto que acabas de decir es homófobo, o es machista”. Para cambiar, primero hay que asumir: este es el gran tema. Los hombres (ni las mujeres, eh) en general asumen que son machistas, y todos vivimos en una sociedad machista y hemos sido educados así.
¿Cómo fue tu primera experiencia con el sexo? Tu primera pulsión, tu primer descubrimiento. ¿Cómo lo recuerdas?
Placentero y como un juego. Y no voy a entrar en más detalles.
¿Por qué crees que la masturbación femenina sigue siendo un tabú?
Porque las mujeres tenemos el tabú de disfrutar. Tenemos el tabú de que si la mujer disfruta del sexo es una guarra, una puta, y todo tiene que ver con el machismo y con el heteropatriarcado. Que una mujer disfrute es humano, es saludable y sano. De hecho, el sexo ayuda a que nos relajemos, a dormir mejor, a quitarnos tensiones… sí, está bien.
Está la fantasía recurrente del hombre heterosexual: dos mujeres lesbianas que tienen sexo entre ellas. Porque de alguna manera siente que el siguiente en entrar es él, que se necesita un falo en ese encuentro. A sus ojos. ¿Qué les explicarías sobre este tema?
Les explicaría que las mujeres mayoritariamente somos clitorianas. Eso para empezar. Si hubiesen estudiado el clítoris, lo entenderían. Eso por una parte. Y por otra: si es consentido y todo el mundo es feliz, que entre quien quiera. Uno, dos, tres, poliamor, lo que haga falta. Pero no hace falta que haya un hombre para disfrutar. En la libertad tanto sexual como vital de cada uno, que todos hagamos con nuestra vida lo que queramos.
¿Qué sabes hoy de las mujeres que no sabías con 18 años?
Que lo tenemos más difícil, en general, y pese a ello salimos adelante victoriosas y cambiando el mundo.
¿Cómo vives los insultos por tener un cuerpo no normativo? ¿Por qué parece que el sexo está reservado a los cuerpos perfectos, o, mejor dicho, a los que la publicidad nos dice que son perfectos? ¿Por qué se deserotizan el resto de cuerpos?
Uy, muchas preguntas en una. A ver: se cree que los cuerpos de talla grande no son eróticos, pero si te fijas en la inmensa mayoría de estatuas o de pinturas sobre la feminidad y sobre el erotismo son de tamaño grande, como Botero, como la Venus de Willendorf, o Las tres gracias de Rubens. Si empiezas a escarbar y a observar a nivel artístico, sí, es mucho más. De hecho, a mí me han pintado muchísimo desnuda, me han llamado muchísimos fotógrafos y fotógrafas… porque les resulta un cuerpo mucho más sexy que cuando es muy delgado. Es lo que nos están intentando vender, pero la realidad es otra. Algo más: yo ligo muchísimo, tengo mucho sexo y buen sexo, incluso me han llegado a ofrecer hacer películas porno. Cosa que no he hecho, pero me lo han ofrecido.
¿Y por qué decidiste no hacerlo?
Porque no me apetecía. Me llega a apetecer y lo hago. Así de simple.
¿Lugar fetiche para hacer el amor?
Sobre la luna de la moto Metrópolis. ¡Vamos a hacerlo! No, cualquier lugar es bueno para hacer el amor. Siempre que a las dos personas, o a las que sean, les apetezca.
¿Banda sonora?
Tengo varias. Cada momento de mi vida tiene varias canciones. También varía según la persona: algo más efervescente, o algo más tranquilo… variedad.
¿Cuál es el gran tabú sexual que crees que pervive en la España de 2019?
Creo que hay muchos. Uno de los que hemos dicho antes de los hombres que por la parte posterior mejor no… por si acaso; o, no sé. Creo que el mayor tabú es no dejarte fluir y ponerte limitaciones y etiquetas, que ya está bien de etiquetas. Lo mejor es fluir, tanto en el sexo como en el resto de la vida.
¿Cuáles son las reivindicaciones que quedan pendientes en el colectivo LGTBIQ?
Pues son constantes y diarias. Que no demos un paso atrás, que mantengamos nuestros derechos. No que por el simple hecho de ir de la mano te puedan pegar… el jueves pasado, después del día del Pride en Barcelona, pegaron a dos madres delante de su hija que estaba en un parque. Hemos conseguido muchas cosas, pero quedan más.
¿Cuánto hay de cierto en que muchos homófobos son, en realidad, homosexuales encubiertos?
(Ríe). Cada uno tiene que decidir cuándo quiere salir del armario y cuándo no. Creo que tienen que asumir qué tendencias sexuales tienen, y si no lo quieren asumir, serán infelices toda la vida. Pero pf… nadie tiene que obligar a nadie a salir del armario, ni sé si es el más homófobo es porque en realidad es gay… se dice, ¿no? Ha habido dictadores que han sido precisamente así por eso. Seguramente si no vives con libertad tu esencia, acabas siendo un tirano o una tirana, seguramente. Pero no lo sé, porque yo sí vivo en lo que siento y en lo que pienso. Soy un poco borde a veces, pero no soy una tirana.
Tus mitos eróticos desde adolescente hasta ahora.
Es curioso, ¿eh? He mitificado a mucha gente, pero en realidad lo que quería era ser como ellas o conocerlas, y he acabado conociéndolas. A ellas y a ellos.
¿Por ejemplo?
Concha Velasco, por ejemplo, que la admiraba muchísimo y ahora me admira ella a mí. Me pasan estas cosas. Y a nivel sexual también me pasa: a veces me ha gustado alguien y al final ha acabado siendo relación.
¿Podemos dar nombres ahí?
Ahí ya no vamos a entrar (risas). No es tanto la persona en sí como un personaje, un momento concreto, una película… te diré: más que un mito erótico, una película que a nivel emocional y sexual me hizo plantearme muchas cosas y que fue como “yo quiero sentir lo que estoy viendo ahí”, fue When night is falling, que es una película canadiense. Son dos chicas espectaculares y es preciosa. Fue de las primeras películas lésbicas que acababa bien, y eso estaba bien, porque siempre era un drama… me quedaría con esa imagen.
¿Hay diferencia entre practicar sexo con alguien de derechas y alguien de izquierdas?
Eh… no. Todos llegan al orgasmo igual y todos gritan igual. En mi experiencia, vaya. En mi casa no ha habido problema.
Un mensaje para Vox.
Si sus hijas, sus hijos, sus madres, sus mujeres, sus primas, sus primos… fueran feministas, lesbianas, transexuales, LGTBI, en definitiva, ¿pensarían lo mismo?