El sarcófago romano de entre los siglos II y IV encontrado en una excavación arqueológica en pleno centro de Granada, uno de los pocos que se ha hallado intacto, ha revelado rituales post mortem de la época, después de que el cráneo del fallecido se haya encontrado girado.
El director de la excavación de la plaza de Villamena, Ángel Rodríguez, ha informado este miércoles en el Museo Arqueológico de Granada, junto al delegado de Cultura, Antonio Granados, de los últimos datos del descubrimiento y de su importancia, debida a que no ha sufrido alteraciones desde el enterramiento.
Según este experto, el hallazgo ha permitido conocer información histórica sobre los modos de inhumación en época romana y, aunque el fallecido aparentemente no contaba con ajuar, se han averiguado una serie de rituales post mortem que revelan "creencias y hábitos muy singulares".
Rodríguez ha explicado que, probablemente pocos meses después del entierro, se abrió el sarcófago de plomo, que de hecho tenía un lateral ligeramente manipulado, se cogió el cráneo y se le dio la vuelta, mientras que las rotulas también fueron cambiadas de posición. Esos ritos, ha continuado, ponen de manifiesto el respeto que tenían entonces a la muerte en un contexto de superstición y de temor al alma del difunto.
Los estudiosos van a emprender una investigación más profunda sobre esos rituales que ya han sido observadas tanto en la necrópolis de Los Mondragones como en la que apareció en las obras del Metropolitano, en el camino de Ronda.
¿Base de una caliga?
El director de la excavación también ha señalado que a los pies del cuerpo han aparecido numerosas tachuelas o remaches de hierro que podrían responder a que el cadáver pudo estar cubierto con una pieza de cuero o tela recia con remaches que fue retirada en el momento en el que se abrió la tumba para realizar esos rituales y fue colocada doblada a los pies del esqueleto.
Otra hipótesis más probable es que se trate de la base de una caliga, calzado militar utilizado por los legionarios y otros cuerpos del ejército, lo que debe ser contrastado y confirmado en fase de estudio.
También se ha recogido el 90 por ciento del sedimento del interior del sarcófago, cuyos resultados, más lo que aún queda por realizar, tardarán meses en arrojar información sobre el difunto y su sarcófago.
Por su parte, Inmaculada Alemán, catedrática de Antropología Física, ha indicado que los datos preliminares revelan que el hombre habría muerto a los 35 o 40 años, que no tenía un desarrollo muscular acusado, que su estatura era más bien baja y que no presentaba señales de muerte violenta ni de enfermedad larga.