Cristina Morales, galardonada con el premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa correspondiente a 2019, ha recalcado este martes que siente "alegría" al ver las protestas contra la sentencia del procés en las calles de Barcelona, ciudad donde reside, y ha defendido que es la Policía quien ejerce "la violencia".
"Es una alegría ver el centro de Barcelona, las vías comerciales tomadas por la explotación turísticas y capitalista, de las que estamos desposeídas quienes vivimos ahí. Es una alegría que haya fuego en vez de tiendas y cafeterías abiertas", ha subrayado desde Cuba en declaraciones telefónicas con la agencia Europa Press.
Nacida en Granada y licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, Morales ha censurado, por contra, la actitud de los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a la hora de responder a las protestas por la condena a los principales líderes del procés. "La violencia es la de la Policía; lo único que se puede esperar de la Policía. Es un cuerpo violento ante el que solo cabe el sometimiento o la autodefensa", ha defendido la galardonada por su obra Lectura fácil.
A pesar de esta crítica, la premiada no contempla rechazar un galardón que concede el Ministerio de Cultura y Deporte y ha subrayado que le es indiferente la postura del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el tema catalán. "Lo que hagan en los despachos no me interesa en absoluto", ha recalcado.
Seguir escribiendo
Morales ha recibido este galardón, dotado con 20.000 euros, como algo "inesperado" ya que habitualmente se concede a personas que cuentan con una "mayor trayectoria". En cualquier caso, ha destacado que este dinero le permitirá un "descanso económico" y la posibilidad de seguir escribiendo.
De momento no tiene ningún proyecto en mente y está centrada en la promoción de su último trabajo, Lectura fácil, centrado en la historia de cuatro mujeres con diferentes grados de capacidad intelectual que comparten un piso tutelado en Barcelona. En el primer trimestre de 2020, Anagrama recuperará dos obras de la autora publicadas anteriormente: Los combatientes (Caballo de Troya, 2013) y Malas palabras (Lumen, 2015).
El jurado ha adoptado este fallo "por tratarse de una propuesta radical y radicalmente original, que no cuenta con una genealogía en la literatura española y que destaca por la recreación de la oralidad, unos personajes extraordinarios y su lectura del contexto político en el que se desarrolla".
"No me planteaba de modo explícito hacer nada radical", ha subrayado al respecto Morales, que también ha rechazado la etiqueta de novela social que se le adjudica. "Es una denominación bastante pobre, una denominación muy barata propia de malos lectores y malos críticos", ha indicado.
Sobre el contenido de la obra, ha recalcado que este libro busca cuestionar el propio concepto de discapacitada intelectual, así como el de inclusión. "La inclusión es una patraña de la democracia porque si existe una necesidad de inclusión es que existe una marginalidad provocada por el propio poder, que después apela a la inclusión de un modo hipócrita y estratégico. La inclusión que predican los poderes públicos no me interesa para nada", ha finalizado.