Mussolini era un cocainómano acomplejado que llegó al poder en 1922. Así lo define el polémico Leo Bassi quien, además, añade que el Duce era un verdadero "paleto". No obstante, fue él quien inventó el fascismo y el primero en instaurar un sistema que se convertiría en tendencia en la década de los treinta. Ahora, en el siglo XXI, todo indica que "el fascismo está volviendo en todo el mundo, en España con Vox".
Con un parecido físico más que evidente, Bassi se disfraza de Mussolini en un monólogo de hora y media histórico, cómico y polémico. La función, cuya primera sesión fue el pasado sábado en la Sala Mirador, también se trasladará a Italia y Alemania, donde la extrema derecha vuelve a ser fuerte. En España, explica, que tanto "Abascal como Mussolini hablan a los instintos, a los instintos del macho". Estos instintos irracionales son aprovechados por políticos que plantean la sociedad como una selva. "Lo contrario al fascismo es la solidaridad. De ahí nace la izquierda", considera Bassi en una entrevista a EL ESPAÑOL. "El fascismo piensa que el mundo es violento y que lo violento es bueno", añade haciendo un símil con el darwinismo social.
Pero el auge de esta extrema derecha no solo es culpa de los votantes. La obra de Bassi transmite un mensaje en el que también se critica a la deriva de la socialdemocracia y personajes como Iñigo Errejón son mencionados por Mussolini. "¡Me resulta muy fácil ser fascista hoy en día!", grita el actor italiano en Yo, Mussolini. Bassi deja en evidencia la falta de resistencia y oposición ante el crecimiento del fascismo. "Antes estaban Gramsci, Trotsky o Rosa Luxemburgo... ¿A quién tenemos ahora, a Iñigo Errejón y a Greta Thunberg?".
De esta forma, Bassi cuenta a este periódico que la izquierda "ha olvidado al macho obrero". De hecho, es por ello que Trump ganó las elecciones. La clase obrera blanca optó por el candidato republicano ante el olvido de Clinton por los trabajadores. Según puntualiza el italiano, no es un caso aislado. "En Francia, donde antes ganaba el partido comunista, ahora se vota a Marine Le Pen. El feminismo o el ecologismo son luchas importantes que no tocan profundamente el instinto masculino". De igual manera, subraya que la idea de la revolución es "una idea de machos".
Netflix ayuda al fascismo porque permite a un pequeño grupo de personas a dominar a los demás
Uno de los puntos más característicos del monólogo es el rechazo a las nuevas tecnologías de consumo como es el caso de Netflix. ¡Hasta Netflix es fascista para Leo Bassi! "Ayudan a los ganadores a ganar. Empujan a la masa a la pasividad; que consuman, que coman, que se droguen. Es decir, que no se posicionen. Estos espectáculos como Netflix ayudan al fascismo porque permiten a un pequeño grupo de personas a dominar a los demás", afirma. Para más inri, defiende la idea que esa pasividad está organizada desde arriba.
¿Y Franco?
La pregunta que uno podría hacerse sobre la elección del Duce en lugar del caudillo tiene una respuesta evidente: "Mussolini no es tan simple". El dictador italiano era un hombre cuya vida privada destacaba por ser de lo más inusual. Una de sus amantes, Margherita Sarfatti, era la encargada de llevar cocaína al Duce para sus discursos públicos.
En definitiva, Leo Bassi vuelve para alertar al público del posible regreso del fascismo desde el teatro porque, tal y como aparece pintado en uno de los muros de la Sala Mirador, "cuando el parlamento es un teatro los teatros deben ser parlamentos".