Santiago Motorizado levanta el teléfono desde La Plata -conexión Madrid- y nos escuchamos con unos tres segundos de diferencia, pero aún llega a tiempo la risa. Es el líder de Él Mató a un Policía Motorizado, probablemente la banda argentina más influyente a nivel internacional: desde 2003 pariendo rosarios enteros de canciones hermosas -románticas, clásicamente románticas, con lo antiguo que es eso y lo que lo necesitamos- para un mundo extraño y creciendo despacito, con el foco puesto siempre en la música y no en el éxito. Igual le cantan a los perros que le plantan cara a la “turba iracunda” con el poder de los cuidados; igual se meten con tu novio que intentan abarcar los límites del amor y a ver quién le echa valor, si es tan grande como dos galaxias.
Vamos a preguntarle -otra vez- de dónde viene el nombre del grupo, para los despistados: “Es una línea de diálogo de una película. Estábamos buscando algo que estéticamente representase un poco a ese cine de acción norteamericano de los 80-90. Es muy visual, pero suena extraño, nos es ajeno. Cuando bautizamos la banda no había policía motorizados en nuestra ciudad, así que nos sonaba más raro aún y eso nos gustaba”. Ya que ha perdido el componente violento o político, habrá que saber: ¿los policías, para él, son el arquetipo del salvador público o arrastra ese estigma del tipo vil que quita latas de cervezas a los adolescentes en las plazas y se pone bravo en las manifestaciones? Se parte de risa: “Hasta donde yo he podido ver y sé, la policía es mala es en todas partes”.
Deja claro que aún no entiende por qué se les quiere tanto en España -el 14 tocan en Barcelona, después en Valencia, más tarde en Sevilla y en Madrid ya han cerrado dos fechas-, pero cree que lo disfruta más sin analizarlo: “La primera vez que fuimos fue hace varios años y éramos una banda que no conocía nadie, íbamos a la aventura totalmente, y ahora agotamos la sala But… creo que algo tendrá que ver con el color de las canciones, y después lo que sucede en directo. Las canciones no están para escucharlas en internet o en los teléfonos, la gente lo sabe y los directos son algo muy celebrado, muy efectivo, muy intenso. Estamos felices y agradecidos porque no somos una banda que esté en los grandes medios constantemente, no somos mainstream. Nuestra propaganda la hace la gente y sus conexiones y eso nos parece hermoso”.
España, cuenta, es su lugar favorito, y no sólo porque Jota de Los Planetas diga por activa y por pasiva que son la mejor banda del mundo. “Hemos conocido un montón de lugares y éste es nuestro predilecto por la variedad de cultura que tienen: climas, montaña, playa, lenguas, ¡la comida! España está para recorrerla en auto, mires donde mires hay algo genial. Además toda ella es valiosa, ¿viste?, porque en Argentina todo se desarrolla en Buenos Aires y hay un desbalance muy grande con el resto del país. En España, aunque los focos sean Barcelona y Madrid, vas del País Vasco al sur y cada uno tiene sus medios, su movida, sus bandas, sus lugares. Yo siempre quiero volver”.
Conciencia de clase
Se reconoce como parte de una banda “trabajadora, humilde” y con “conciencia de clase”: “Nunca fuimos ricos y ahora tampoco, pero ahora podemos vivir de la música y eso nos pone muy felices. Somos conscientes de que vivir de la música no es algo seguro, es algo irregular… recordamos siempre de dónde venimos y seguimos viviendo en la misma ciudad. Obviamente las cosas cambiaron un montón, pero todo nos costó mucho trabajo y esfuerzo. Quizás mañana a nadie ya le interese escuchar nuestras canciones. Puede pasar en cualquier momento y vivimos con esa fragilidad”, relata.
Al principio compaginaba la banda con otros curros, para sobrevivir. “Fui varios años docente, maestro de plástica de la escuela primaria, maestro de arte. Era bueno porque tenía vacaciones de invierno y de verano y podía escribir canciones e irme de gira. Manu, el guitarrista, también era profesor de facultad. Buscábamos pequeños trabajos para poder hacer en paralelo”, cuenta Santiago. “Fue todo muy gradual pero ahora podemos dedicar el cien por cien de nuestro tiempo al proyecto artístico”.
-¿Qué temas políticos y sociales preocupan a Santiago Motorizado?
-¡Todos! Argentina es un país muy convulsionado políticamente constantemente. Venimos de un gobierno que fue muy duro, una política neoliberal terrible basada en la deuda, en ajustes que siempre pagan las clases trabajadoras… fue un momento muy duro, una crisis muy profundo, política a flor de piel. Está habiendo un cambio cultural y político en todo el mundo, un avance de la derecha más reaccionaria en todos partes, y eso me preocupa mucho. Confiaba en que la educación nos colocase en un lugar más superador, más esperanzador. Viste que en Argentina y en toda Sudamérica se avanza un montón en derechos, pero en paralelo ocurre este contrapeso reaccionario que parece una respuesta a los cambios positivos. Siempre llega la ultraderecha a minimizar los cambios sociales positivos.
Cómo ser un artista libre
Santiago no cree que las piezas artísticas en sí tengan ninguna responsabilidad política -“cada uno con su poesía que cuente lo que quiera contar”-, pero sí cree que “las personas que tienen más influencia o pegada por redes sociales o porque están en los medios tienen que cuidar cómo hablan y desde dónde hablan sobre ciertos temas”: “Siento que tienen que reproducir ciertas luchas que se están dando, ya que tienen la oportunidad de llegar a más gente. Y luego siento que el artista tiene que tener un compromiso mínimo con la política cultural de su región, de su país, y colaborar con los artistas que tienen menos suerte. Crear espacios. Que no sea un sufrimiento tener una banda o un proyecto artístico. Los pueblos se nutren de eso, de identidades, de espíritus culturales… y en estos tiempos de crisis, ¿viste?, el arte es algo fundamental”.
Aboga por ser siempre “lo más independiente posible” y desvincularse en mayor medida “de las empresas y sus proyecciones”. Para él la rebeldía no era la del viejo rock que tiraba guitarras por las ventanas de los hoteles -“eso es superficial”-: “Me conmovió mucho y fue una inspiración muy potente para toda la movida de la música independiente el sello Matador. Bandas de rock que elegían caminos alternativos en la industria y se despojaban de los clichés del rockero, esa basura de la estrella y el divo… eso era lo rebelde para mí en ese momento. La nueva distribución de la música independiente gracias a internet y las plataformas digitales también ha reforzado la política de llevar a cabo tu proyecto con independencia, más en este mundo capitalista tan acelerado donde es difícil moverse por los márgenes”. “La rebeldía”, concluye, “es intentar ser libre e independiente en los márgenes del capitalismo”.
Sobre feminismo y amor
-'Mujeres bellas y fuertes' yo la entiendo como una canción sobre feminicidios, pero no sé si es así o es mi interpretación. ¿Cuál es el verdadero significado? ¿Cómo valoras el estado del movimiento feminista actual?
-Sí que la han interpretado muchas veces así, y es normal, porque esa escena oscura… un cuerpo, gritos… pero en realidad la canción describe un poco mi barrio, el barrio donde yo crecí, periférico, bastante pobre. Una cosa sórdida… un poco chungo, suburbano. Yo quería plantear ese contexto donde se escuchan gritos de los vecinos, donde no se encuentra la tranquilidad, porque el cuerpo puede ser el cuerpo de un vecino que se cae borracho, o alguien tirado en la calle. Ese paisaje mezclado con una historia de amor… una mujer de allá… los amores esos, ¿viste?, que se van del lugar en el que creciste. Esas eran mis mujeres bellas y fuertes. Escapan de ahí.
En cuanto a lo que me preguntas sobre feminismo, creo que en Argentina hay un cambio muy grande que empezó con las marchas de “Ni una menos” y los reclamos al Estado. Hay más preocupación por el aumento de los feminicidios y por la lucha contra la penalización del aborto, que al final no se pudo concretar, pero ¡fue tan potente…! Llegó a tantos lados y genero tanta conciencia. Lo que más me inspira es el movimiento feminista como actor político dentro de un panorama tan complejo: mueven más que la política partidaria, que los sindicatos, casi que el poder judicial. Su disputa es constante e intensa y han roto las formas tradicionales de hacer política.
-¿Qué tienen que aprender los humanos de los perros?
-(Ríe). Un montón de cosas. Lo que me gusta de los perros que no saben hacer los humanos es que no dudan en dar cariño ni en recibirlo. Esa cosa de darse… de entregarse por completo. Ahí está la clave de un mundo mejor, en los perros (ríe).
Le digo que he leído por ahí que es muy enamoradizo. “Sí, pero qué vergüenza… supongo que del amor aprendí muchas cosas y nunca he perdido la cosa del amor instantáneo, de encontrarme con una persona y que me encandile enseguida. Alguien que por su forma de ser o por lo que sea te llame la atención… y no poder dejar de mirarla, ¿no? Me gusta mantener siempre esa sorpresa. Aunque en estos años aprendí tanto a convivir con la gente, con mi novia, con mis compañeros de banda… sé más de ese amor que se va acumulando, de tener una relación en la que se va profundizando con el tiempo y en vivir las cosas buenas y malas con alguien.
-¿Cómo distingue uno que está enamorado?
-Porque te vuelves más estúpido. Eso es fundamental. Lo sientes mucho en el cuerpo, se te pone como sonrisa de bobo… lo sientes en los cambios de humor, si ella está pendiente de ti ya estás alegre y si no, no. Lo sabes porque tienes miedo, también. Yo agradezco mucho a los momentos buenos del amor porque son un combustible, es algo que te enciende, que te motiva, que hace que todo sea más fácil y que uno esté como más relajado. Qué bello el amor, ¿viste?