C. Tangana: "Canto en femenino porque me aburro de escuchar a C. Tangana hablando de él"
“No soy un entretenedor, no voy a hacer el imbécil en un tiktok en plena pandemia” / “Ahora sé que el amor no es sacrificio: no es esa idea cristiana de llorar y sufrir” / “No hay reconciliación con Rosalía porque somos amigos, la gente es muy pesada”.
2 mayo, 2020 02:57"No me has llamao', son dos semanas fuera y ni te has molestao'. Tó lo que sé de ti es lo que sale en las redes si escribo tu nombre... y otra vez vas a perder el avión, y otra vez soy una imbécil esperando a su hombre", canta C. Tangana en Nunca estoy. Lo hace saliendo de su propio cuerpo y de su propio rol e interpretando el discurso de enfrente, el de la chavala que aguarda a que su amor la atienda en medio de una bacanal de viajes, de discos, de fiestas, de amigos nuevos, de botellas.
"Estás enfermo de ti, cállate, esto no va a ninguna parte, estoy harta de hablar... y de esperarte. Y de mirar el móvil hasta tan tarde". Es la sensación tétrica esa de que la vida -la verdadera- está sucediendo en otra parte, lejos de uno mismo. En concreto, la vida está donde la persona amada. Y mientras, uno es un objeto inanimado, incapaz para la acción. Para amar activamente. Para formar parte de su éxito, de sus victorias, y no ser un mero espectador.
Es la sensación amarga, también, de que el otro está tan enrocado en su propio mundo que ha dejado de verte. "Pienso en con quién estás cuando no estás conmigo, odio que mis planes no sean tu camino (...) Me dan miedo los meses que se van volando, me quedao' flaquita de esperarte tanto".
Además, en esta carta desesperada y un poco desoída que empieza con una discusión al teléfono -en medio de un beat adictivo como el diablo-, C. Tangana hace guiños a Rosario Flores -"cómo quieres que te quiera si no estás aquí"- y a Alejandro Sanz -"quién me va a curar el corazón partío"-. Sin despeinarse. Mirando hacia las coplillas patrias ahora que todo el mundo piensa que para molar hay que imitar a los yankis.
El tema, de inusitada calidad en medio de una pandemia de bazofia cultural, se ha vuelto número uno en las principales plataformas y se ha catapultado como uno de los mayores éxitos de su carrera. La sensación es extraña. Él se siente un poco expuesto por las teclas sensibles que toca. "Es una canción de tristeza, de nostalgia mía, y cuando escribes canciones así, sobre algo que te está pasando en la vida... uno se siente orgulloso, pero a la vez, decir en alto cosas que te duelen y que las escuche todo el mundo, trae un poquito de amargura", cuenta. Pero todo marcha. Todo está bien.
C. Tangana, Antón Álvarez, Pucho, Puchito, nos atiende para estudiar la anatomía de esta canción y otras vainas del primer mundo: el amor, las distancias, la vida loca del artista, cómo bajar a tierra a tiempo. Cómo seguir sorprendiendo al público, cómo reinventar la cultura española huyendo de la caspa y exprimiendo su carácter genial, cómo asumir el lenguaje sentimental en una generación críptica con pose individualista y frívola. Ahí es nada. Y cuidado: que ya mismo viene el EP.
¿Dónde estás, cómo llevas estos días?
Estoy bien. Durante todos estos días me he imaginado qué hubiera pasado si hubiera tenido que echar la cuarentena en las casas que tenía antes. En la que estoy ahora, en Madrid, tengo un pequeño jardincito y cuando sale un poco el sol me siento realmente afortunado.
¿Cuál fue la peor de esas casas?
Pienso en la primera en la que viví cuando me independicé, con dieciocho, en otra de Cuatro Caminos o en la de Quintana… pero la primera era la peor, aunque estuviera en Santa Engracia, tenía como 35 metros cuadrados, era interior y vivía con un amigo. Haberlo pasado allí habría sido jodido.
Nunca estoy, número uno en todas las plataformas. ¿Qué tal sienta?
Sienta bien, sienta especialmente bien que una canción como esa tenga éxito. Me siento validado. Siento como que los esfuerzos que hago cuando intento experimentar o traer cosas nuevas o hacerme el original, o enfrentarme a mí mismo… merecen la pena.
Quizás es una de las pocas canciones buenas que se han sacado durante el confinamiento. ¿Qué te parece la hiperproductividad que hemos vivido estos días? ¿Quién aguanta una versión más de Pongamos que hablo de Madrid?
(Ríe). Respecto a eso, tengo una lectura. El confinamiento me ha confirmado en cuál es mi labor, y bueno, claro, yo soy parte de la cultura del entretenimiento, pero no soy un entretenedor. No me voy a hacer un tiktok y a hacer el imbécil. Veo a gente haciendo diecisiete lives por segundo en casa… y pienso que mi labor no es hacer que la gente se divierta. Lo he visto mucho en el panorama cultural: ves a presuntos artistas que podrían hacer cualquier cosa para seguir teniendo los números que tienen. Cualquier cosa por estar ahí. Cualquier tiktok de mierda. En este estado de las cosas, que justo saque una canción como ésta y sea de las que más éxito ha tenido en mi carrera hasta el momento, me parece bastante curioso y me hace bastante feliz.
La canción trae guiños a Alejandro Sanz y a Rosario Flores.
Sí, desde que empecé a dar un poquito la nota en mi carrera he tenido referencias culturales de lo que pasa en España, tanto visualmente como con la gente con la que colaboro en letras, o en mi forma de vestir, las pintas estas de Instagram o los vídeos… todo el rato trato de buscar originalidad en las referencias de aquí. Llevo toda la vida escuchando rap y mis referencias de pequeño eran todas de EEUU. Mucha cultura española se basa en imitar lo que sucede en otros lados y hemos perdido nuestra perspectiva particular. Rosario, por ejemplo, es una artista que escuchaba mi madre y que me ponía siempre cuando era pequeño, y me sale de forma natural reivindicarla. Lo difícil es darle a eso un punto de vista nuevo o modernizarlo.
Parece que a veces nos hemos avergonzado de nuestros artistas españoles. Es un poco catetada nuestra, ¿no?
Sí, el español tiene eso de ser incapaz de valorar y de sentirse orgulloso de lo suyo. Es como que culturalmente nuestros artistas sólo quedan validados cuando los apoyan en el extranjero. Cuando hacen una gira internacional empezamos a decir “ah, mira, sí tiene que estar en el sitio en el que está”. Eso en otros países no pasa.
¿Por qué la canción está cantada en femenino? A mí me suena como a que es lo que te dice la chica con la que medio estás… ¿funciona como ejercicio de empatía?
No sé, es una posibilidad más. Parece que hasta yo estoy aburrido de escuchar a C. Tangana hablando de C. Tangana. Al final no puedo escribir de otra cosa, porque como te decía no quiero ser un entretenedor sino que pretendo ser un artista y eso también consiste en contar mi punto de vista hacia el mundo. Pero aquí me apetecía adoptar un discurso que me es cercano y que no encarno yo. Me molaría ver esto en general, porque es algo muy presente en la literatura o en otros artes, pero en una canción pop o mainstream parece que no se hace, ¿no? En las canciones antiguas se hacía mucho, se contaban historias desde otro punto de vista. Se adoptaba el rol de otro personaje de la historia que no era el narrador, por ejemplo.
¿Crees que el relato lo modifica el género?
No creo, creo que un personaje masculino y uno femenino son intercambiables. Yo tengo muchas amigas que su vida es viajar y que su profesión las enfrenta todo el rato a la distancia con un montón de seres queridos. En el caso de esta canción, ellas serían el hombre. Lo curioso es que un hombre hable en femenino en una canción pop. Ahí hay un clic, pero también te digo, las mujeres están tan acostumbradas a empatizar absolutamente con letras de chicos… que me parece el momento de que los chicos empiecen a empatizar con letras en femenino. Ellas lo han hecho siempre al contrario.
¿Es posible cuidar a un amor en esa vida de viajes, y discos, y noches?
Sí lo creo. Empiezo a creer que hay muchos tipos de relaciones, y que la relación típica, romántica, que nos han vendido siempre no es necesaria. Creo que dentro de esta vida uno se puede comprometer con una sola persona. Lo creo. Hay esperanzas.
¿Cómo ha cambiado tu forma de relacionarte con los demás, ya sean colegas o parejas? Algo de eso había en Llorando en la limo. Como cierta soledad.
Afortunadamente, tengo un círculo de gente que me quiere desde hace tiempo y me trata con normalidad. Soy uno más totalmente. A veces veo en otros artistas… que tienen a su alrededor como una corte de aduladores que le dicen que sí a todo y si de repente se comportan de forma normal, se sienten ofendidos: “Pero bueno, ¿esta persona no me está adulando? ¿Me ha dicho que no tres veces? ¿Se cree que está en la misma posición que yo? ¿No le puedo dar lecciones?”.
Por suerte me sigo relacionando con mis amigos de antes, además de con gente nueva. También he incluido a mis amigos o mi familia en mi trabajo y me ponen rápido los pies en la tierra. Cuando tengo una gira, o tengo un éxito grande, o estoy desconectado porque estoy trabajando mucho… en un momento dado te puedes ir para las alturas. Pero la gente que te quiere te baja rápido y se te quitan todas las tonterías.
¿Para qué sirve el dinero?
Para que tu libertad no te cueste mucho dolor y sacrificios, para que la puedas negociar tranquilamente, sentado, sin tener que pelearte con nadie. Para tomar las decisiones que tú quieres sin que cada una te cueste un disgusto, para no llorar por ella y para que todo sea más sencillo.
¿De qué hablamos cuando hablamos de éxito?
Para mí, sin duda, significa estar lo que estoy haciendo ahora, que es tener libertad creativa y poder funcionar con mis ideas. Que yo pueda irme al estudio a hacer lo que hago y que parezca una locura, que nadie piense que eso puede ser un single pero apostar todo por ello y que funcione. Hay gente a la que se le acaba. Yo llevo no sé cuántos años intentando hacer cosas nuevas dentro del panorama urbano, intentando no quedarme sólo en lo que comentábamos de salir fuera a validarnos y a ver qué hacen allí en el rap, en el trap y en el regueton. Creo que ser artista consiste en traer algo siempre nuevo.
¿Qué sabe Antón Álvarez del amor que no sabía con dieciocho años?
No sabía nada del amor, nada en absoluto. Bueno, sé que el amor no es sacrificio. Ea idea que tenemos del cristianismo de que el amor es sacrificio… no es así, y creo que no se deben plantear situaciones así. He aprendido un montón de cosas, tanto en el amor hacia los colegas como en el amor de pareja. Pero esta idea cristiana de que hay que llorar y sufrir y de que todo eso es la pasión… no creo que sea verdad.
O sea, que el amor puede ser divertido y relajado.
También sufres con el amor, pero no se identifica por eso, no es “a mayor dolor, mayor amor”. Muchos de los problemas que tenemos es por eso, porque queremos demostrar nuestra pasión haciendo grandes sacrificios. Y hay amores relajados que tienen momentos de pasión, de verdad que no es necesaria esa dramatización española típica del romancero. La ves en cualquier letra flamenca. Entre eso y los símbolos cristianos… ahí está toda nuestra forma de entender el amor.
Es verdad que el amor apretao’ de las coplas da muchas gratificaciones artísticas, por la hondura.
Sí, es difícil alejarse de él, está en la cultura y es muy satisfactorio. Yo soy una persona nostálgica y me ahogo un poquito en la pena, me sienta hasta bien, me da cierto placer. Aunque me sienta mal, me siento bien. Es como la morriña gallega, un estado de ánimo constante, porque ellos son así… ese tipo de amor entiendo que es más interesante únicamente en la parte creativa.
“Veo a esta generación intentando hacernos los fuertes, negando cualquier tipo de sensibilidad y me dan ganas de darnos un besito y decirnos que todo va a estar bien”, escribiste el otro día en Twitter. ¿Es la nuestra una generación contenida, como frígida sentimentalmente?
Bueno, también me contestó mucha gente diciendo que somos los más sensibles. Yo creo que en los valores culturales se ha exagerado mucho lo del “no sentir”, o lo del utilizar los sentimientos de manera frívola. Ahora hay quien elige que su estilo de vida sea “ser triste”, como que te conviertes en un llorica, ¿no? Pero en ese rol también estás negando tus sentimientos, realmente, porque somos más cambiantes y más complejos. No estás asimilándolos, estás eligiéndolos de manera fría y calculada. Todas las canciones ahora hablan de “yo ya no me enamoro”, “ya no te quiero”, “yo pa’ esto no estoy”… me da una sensación… de que es ridículo. Igual me estoy haciendo viejo.
¿Cuáles son tus preocupaciones y tus placeres ahora mismo?
Tengo un par de preocupaciones respecto a colegas que no están en una situación fácil. No estaban bien ya antes del coronavirus a nivel laboral, y ahora se les está poniendo aún más chungo, no tiene pinta de tener solución fácil esto… No tengo herramientas para ayudarles. Gente que profesionalmente no se puede desarrollar, de entre 25 y 30 años. Es una putada muy heavy.
No es ya no tener pasta, que todavía te puedes buscar la vida para conseguirla, es no tener motivación porque lo que quieres hacer no lo puedes hacer. Gente con talento. Eso me preocupa bastante, a ver qué coño va a pasar. A ver si vamos a tener más salidas. Y mi mayor placer… ahora es esta terracita, mi jardín pequeño donde cabe básicamente una mesa con dos sillas. Tomarme el café por la mañana. Es un auténtico lujo.
La gente anda emocionada en redes con la idea de que Rosalía y tú volváis en pleno confinamiento, buscando señales… necesitan ese relato para aliviar un poco esta situación, entiendo. Le haría ilusión. ¿Cómo lo ves?
Lo he hablado con Rosalía, la gente es muy pesada, tienen que avanzar con sus vidas… no hay nada, no hay ninguna reconciliación porque somos amigos. Somos compañeros de profesión y nos llevamos bien, y entiendo que la gente con todo lo que ha pasado intente buscar cosas y que sean un poco pesados, pero ya está bien, hay que continuar.
¿Qué clase del mundo crees que viene después del Covid-19? Tú te has enfrenado incluso a censuras gubernamentales, ¿crees que se reforzará más el poder de las instituciones y que quedaremos más sometidos?
Por un lado tengo la necesidad de apoyar a todo el mundo que se está esforzando, vemos cómo casi en mitad de una guerra la gente que ha sufrido tira para adelante, gente llevando a sus muertos… gente que siente miedo, gente que ve afectada directamente su salud. Ves que estás encerrado en tu casa, que nos referimos al futuro como a la “nueva normalidad”, que todo el mundo sale religiosamente a las ocho a aplaudir…
Se entremezclan símbolos, y hay días en los que estás súperorgulloso de todo el mundo y otros en los que esto parece una película de terror y vemos cómo se acerca un futuro distópico en el que nos tienen absolutamente controlados. Es un balance extraño. Hay días en los que estoy más comunitario y días en los que creo que se nos va a desvelar una gran verdad, y es que todo se va a ir a la mierda. Intento no ponerme paranoico. No es momento de hacer excentricidades.