Es la psicópata de moda del universo seriéfilo, la talentosa asesina en serie que disfruta de los lujos que su violento trabajo le brinda. Se llama Villanelle, es una de las protagonistas de Killing Eve y está interpretada por Jodie Comer, precisamente reconocida con un Emmy por este papel. La ficción creada por Phoebe Waller-Bridge (Fleabag) está basada en la saga de novelas de Luke Jennings. Este, a su vez, rebuscó en la realidad, concretamente en los años de plomo de España, para dar forma a una de sus figuras más conocidas.
Jennings, el escritor que se esconde detrás de la exitosa serie, que actualmente emite su tercera temporada en HBO, ha revelado que el personaje de la psicópata mujer se inspira en la etarra Idoia López Riaño, más conocida como La Tigresa, integrante del comando Madrid y con 23 asesinatos a sus espaldas. Fue una de las responsables del atentado de la de República Dominicana en 1986, que mató a doce guardias civiles. Pasó algo más de dos décadas en prisión, hasta obtener la libertad en junio de 2017.
El novelista ha asegurado en una entrevista con el festival literario online Lyme Crime que el narcisismo y la frialdad de Riaño le ayudaron a dar forma al personaje de Villanelle. Para ello, se empapó de los periódicos españoles de la época y se documentó concienzudamente sobre los crímenes de La Tigresa. "Ella mató a 23 personas, y era claramente una psicópata y en absoluto tenía empatía", ha señalado, según informa The Times.
A Jennings le llamó especialmente la atención el relato de que Riaño, durante la preparación de un asesinato con sus compañeros de la banda terrorista, se quedó mirando un escaparate de ropa y perdió de vista al objetivo. En Killing Eve, Villanelle aparece comprando prendas de alta gama entre los asesinatos.
23 años de cárcel
La Tigresa explicó en 2015 en una carta al juez Fernando Grande-Marlaska, entonces presidente de Sala Penal de la Audiencia Nacional, cómo fue su entrada en la organización terrorista: "Me metí en ETA muy joven, llena de ideas románticas e idealistas y los que me captaron supieron enseguida cómo hacerme elegir: 'Prefieres salvar a unas pocas personas como bombero o a todo un pueblo; necesitamos chavales entregados como tú'". Ella optó por lo segundo.
En el libro Las mujeres de ETA, el periodista Matías Antolín cuenta que "una de sus obsesiones era seducir a los txakurra (policías y guardias civiles destinados en Euskadi). Se dice que cuando les tenía debajo, haciendo el amor, su mayor deseo era 'pegar un tiro en la boca a esos cabrones'".
Años más tarde se arrepentiría de enrolarse a ETA: "Me dejé llevar y así de dolorosamente sigo sintiéndolo en cada poro de mi piel y en cada latido de mi corazón. El inmenso, terrible y doloroso error que cometí por falta de madurez, por creer de verdad que se me necesitaba más como miembro de ETA. Eso es algo que no me dejará nunca, esa inmensa decepción conmigo misma, ese irreparable error lo siento cada vez que respiro”
A Idoia López la detuvieron en 1994 cuando viajaba en coche por la localidad francesa de Aix-en-Provence, al sur del país. Llevaba una pistola Browning y documentación falsa. La extraditaron a España en mayo de 2001. La Audiencia Nacional la juzgó por varios delitos que le valieron una pena que sumó más de 2.000 años de prisión.