Rosario Flores: "A las mujeres nos gusta que nos deseen, aunque ahora digan que no a los piropos"
La artista presenta 'Te lo digo tó y no te digo ná' y habla sobre Rosalía, C. Tangana, apropiación cultural, amor, feminismo y deseo.
19 diciembre, 2020 02:25Noticias relacionadas
Si Rosario Flores le canta a la Lucía de Serrat, se redondea el poema; cuando le entona el Qué bonito a su hermano Antonio -“qué bonito tu pelo negro, ay, / qué bonito tu cuerpo entero”-, lloramos otra vez al niño guapo de los Flores; y cuando se arranca por el Mi gato -“hace uyuyuy”- la recordamos perfectamente noventera, con su vientre fibroso al aire meneándose bajo una camisetilla hippie: como un músculo independiente de eso que llamamos arte, como una hembra capaz de soplarle vida a las cosas, de echarlas a andar, de insuflarles rumba y también sentimiento.
Tiene pureza Rosario, sea eso lo que sea: quizá una forma insólita de decir la verdad cuando canta, una cosa apretá’ que le nace en los rizos, en la cara franca, en el esqueleto imponente con los brazos flacos abiertos al aire, como quien le habla a dios todos los días y además lo hace de tú, porque puede, porque se conocen de tiempo.
Será porque tiene estrella, Rosario, será porque desde arriba la guían los buenos. Ahora presenta Te lo digo tó y no te digo ná, que es un gipsy funky, como lo llama ella, un torrente “de energía, de fuerza, de alegría para la gente”, y forma parte del disco que saldrá a la luz en marzo y en que habrá muchas colaboraciones aún secretas. ¿Una que se pueda contar? Con Vanesa Martín.
“El ‘te lo digo tó y no te digo ná’ una frase de España de hace muchos años y nos viene bien pa’ tó, sobre todo para dejarnos de tanta depresión que tenemos”, cuenta a este periódico envuelta en perfume y colores. Pero además el tema tiene algo de reivindicativo, de colocar en un sitio a un tipo que le vacila, que la marea y que no sabe lo que quiere. “Sí, eso es también porque las mujeres le estamos diciendo ‘espabila’ a los hombres, que ya es horita. Mira, yo soy una mujer fuerte e independiente y siempre he sido libre. Los hombres son maravillosos… pero afortunadamente siempre he sido independiente de ellos, que para eso tuve una gran maestra, que fue mi madre”, lanza.
El cortejo y el amor
¿Qué ha aprendido Rosario de los hombres que no supiera con 18 años? “Pues que son muy nobles, que las mujeres les gustamos muchísimo y que se mueren por nosotras. Cuando son nobles, son pa’ comérselos”. No deja tampoco de tirar una puyita en su nuevo tema a la cuestión sexual, a la insatisfacción que a veces sienten algunas mujeres, pero lo hace con mucha elegancia, entonando “mira que me quedo fría y no me sirves pa’ ná”.
“Yo sé que lo que más nos gusta a las mujeres es que nos cortejen, aunque ahora digan que no nos pueden tirar piropos, pero eso es una tontería. A la mujer le gusta que la cortejen, que la miren… nos gusta sentirnos deseadas, que nos deseen”, comenta. “Vamos, no sé, es lo que queremos todas las mujeres, por supuesto, con respeto y con libertades: eso se da por hecho. Pero la mujer necesita de eso un poco. Si viene cualquiera que no nos gusta y de repente nos dice ‘qué guapa eres’ ¡ya nos fijamos en él!”, ríe. “La relación del hombre y de la mujer, o de todos los géneros que haya entre sí, es lo más bonito. Mientras haya amor, todo es maravilloso”.
Feminismo
¿Considera a su madre, Lola Flores, un icono feminista? Cierto es que ha sido rescatada así por su personalidad arrolladora, por su comadreo con Rocío Jurado, por su fortaleza y por su invitación constante a la emancipación. “No, más que un icono feminista, la veo como un icono genial. Luego ya le podemos meter todos los adjetivos, pero yo la veo genial… una artista única e irrepetible”.
Cuenta Rosario que ella no siente que haya tenido obstáculos ni en su vida personal ni en la laboral por el hecho de ser mujer. “No me han hecho sentir mal nunca por ser mujer, no sé si porque no iba yo con ese pensamiento, pero nunca he tenido una experiencia mala. Vaya, alguna experiencilla fea sí, pero tonterías, nada traumático”.
C. Tangana
Otro de sus últimos pelotazos ha sido su colaboración con C. Tangana, o, mejor dicho, su cesión de su célebre estribillo “cómo quieres que te quiera si no estás aquí” para la canción Nunca estoy del artista madrileño, el gran éxito del encierro pandémico que nos tocó vivir en primavera. “Me llamó él y me sorprendió muchísimo. Me dijo que quería cantarla y que si le daba permiso. Es encantador, fue súper bonito, y ya nos hemos conocido y ha venido a mi casa de Cádiz. Espero hacer cosas con él, porque de sonido va sobrado. Hace cosas impresionantes. C. Tangana es mi favorito de la nueva generación”.
Promete que en lo próximo que haga contará con él “o con alguien de su equipo, porque son maravillosos”: “Me encanta inspirar a nuevas generaciones, y también que beban de música popular española. Todos miramos a los que vinieron antes. A mí me influenciaron los Beatles, Tina turner, Michael Jackson, Steve Wonder… eso es lo bonito, la mezcla, el jugar con las épocas. Aquí hay muchísimo talento, en España, que no se nos olvide. La música en español es la que más me llega al corazón, la que más me hace llorar y sentir emociones”.
"Lo español"
Le gusta que C. Tangana esté en esa senda de reivindicar la música en español y los símbolos cañís quitándoles la caspa. “Yo creo que poquito a poco deberíamos evolucionar y ser ya mucho más contemporáneos, de Franco hace ya muchísimos años y hay que olvidarlo ya, yo lo veo muy lejos. Ahora lo que se trata es de hacer un mundo mejor, más humano, coger conciencia e iluminarnos, porque así no podemos seguir. Este sistema no se mantiene”, relata.
¿Qué opina de la polémica de la apropiación cultural de Rosalía? “Yo creo que se ha desfasado todo un poco. Rosalía es una chica con mucho talento y que ha mezclado sus raíces con su música, como todos mezclamos, sólo que la prensa ha dicho que eso es flamenco y los flamencos puros han dicho que no, y normal. Su raíz es de España, y ella habrá estudiado flamenco y le encanta el flamenco y lo quiere meter en su música y me parece muy bien, pero que eso sea flamenco puro no”, sostiene.
Y continúa: “Es como si tú me dices a mí que yo hago flamenco: pues no, tengo raíces flamencas, pero no hago soleá, alegrías ni bulerías. Todos jugamos con los estilos. En esta vida está todo mezclado y lo que hay que tener es una personalidad buena. El flamenco puro son palabras mayores”.
Apropiación cultural
¿Y en cuanto a la polémica de la comunidad gitana, que le afea a la catalana que robe sus símbolos y los blanquee, vaciándolos de significado y de su contexto sociocultural doloroso y marginado históricamente? “Pues yo soy gitana y no tengo ningún problema con Rosalía. Rosalía tiene muchas amistades con los gitanos, y casi todo lo que hace es porque se junta con gitanos, porque los admira y los quiere muchísimo. Rosalía ama el flamenco y nos ama a nosotros, porque si no no haría eso”, clausura.
Ella dice que no va a hablar de política “porque si no sería política”: “Yo sólo entiendo de la política del amor y de la unión. Soy una artista a la que le gusta unir. Yo amo España, es mi tierra, jamás querría vivir en otro sitio. Pero el mundo se tendría que unir entero. Ojalá no hubiera fronteras, ojalá un planeta unido por el bien de la humanidad, pero de eso estamos muy lejos todavía. Falta mucho amor en la tierra. Yo soy de la política del amor, de la salud y de la vida”. ¿Y a quién haría Rosario ministro de Cultura? “A Sabina, a Serrat o a Alaska”. Pues chimpún.