El cuadro que ha revolucionado el mundo del arte comenzó este año 2021 resguardado en un inmueble del barrio de Salamanca y con una autoría atribuida al círculo del pintor José de Ribera. Cuatro meses más tarde, el lienzo sigue en Madrid, pero cobijado en un lugar seguro, un anticuario que garantiza las condiciones óptimas de conservación. Su valor ha aumentado enormemente en este tiempo. Sin ser conscientes, la familia Pérez de Castro tenía en sus manos un posible lienzo de Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610), uno de los grandes maestros de la historia del arte.
La odisea del cuadro va saliendo a la luz. Evaristo Pérez de Castro, antepasado de los actuales propietarios, obtuvo el Ecce Homo en 1823. El político y diplomático español, que alcanzó entre otros muchos cargos el de secretario de Estado, se lo cambió a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por un San Juan Bautista entonces atribuido al pintor Alonso Cano. Así lo ha confirmado este viernes la institución en un comunicado.
En ese momento, en los fondos de la Academia constaba un "Ecce-Hommo con dos saiones de Carabaggio número 155 del catálogo (sic)". Evaristo Pérez de Castro, que era académico de honor de la institución desde 1800 y aparece definido como un "refinado coleccionista", propuso cambiar la obra que tenía en su poder. Se le ofreció una lista con cuatro pinturas y se decantó por el supuesto caravaggio que han ido heredado sus descendientes y hoy en día es el principal foco de atención del mundo del arte.
Fue a principios de abril cuando este caso salió a luz, aunque desde marzo en Italia ya se hablaba del posible hallazgo de un nuevo lienzo de Caravaggio.La familia había decidido entregar a la sala Ansorena La coronación de espinas del círculo de Ribera para una subasta iba a tener lugar el 8 de abril. De hecho, el marchante de arte Giancarlo Ciaroni, una de las personas que han pujado por la obra, visitó la sede de Ansorena a finales de marzo y compartió en sus redes sociales una fotografía con la pintura. Con una escueta frase ya se la atribuía al artista barroco.
Con un precio de salida de 1.500 euros, especialistas del Museo del Prado, que revisan periódicamente los catálogos de las casas de subastas, enviaron a la Secretaría de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de bienes del Patrimonio Histórico Español un informe en el que se aportaban "argumentos" sobre la posible relación de la pintura con Caravaggio. En un informe posterior daban un paso más, citando "razones fundamentadas" para atribuir el óleo al maestro italiano.
Ante la excepcionalidad del asunto, el presidente del citado organismo, cuyas funciones consisten en analizar las solicitudes de exportación e importación de bienes culturales protegidos y la adquisición de piezas por parte del Estado para engrosar las colecciones de museos, archivos y bibliotecas nacionales, decidió convocar una sesión extraordinaria para el día 7 de abril a las 12:30 horas. En dicha sesión y de manera cautelar se acordó declarar el cuadro, un óleo sobre lienzo de 111x86 centímetros, como "inexportable".
La venta de La coronación de espinas había sido bloqueada. No estaba en manos de la sala Ansorena, que había retirado de su catálogo la obra. A la declaración de inexportabilidad, y como marca la ley, la Junta requirió a la Comunidad Autónoma competente, en este caso la Comunidad de Madrid, para que instruyese expediente con el fin de declarar dicha obra Bien de Interés Cultural. "Con esa doble garantía nos aseguramos que se quede en España y que se puedan hacer las cosas bien", explicó el ministro José Manuel Rodríguez-Uribes. La obra está protegida y no puede salir de España.
Familia de artistas
La familia Pérez Castro, pese a su vinculación con el mundo del arte, ignoraba al parecer la magnitud de la pequeña joya pictórica que poseían. Habían recibido ofertas de hasta tres millones de euros, pero desconocían que pudiera pertenecer al gran maestro italiano. El periódico inglés The Guardian es el que ha desvelado este viernes el viaje hasta Madrid del marchante de arte Giancarlo Ciaroni. El coleccionista, que llegó a hacer una puja de 500.000 euros, consiguió hablar con Antonio, Mercedes y Diego, los tres hermanos que heredaron el cuadro de su padre.
El marchante les enseñó un informe de Massimo Pulini, un experto en pintura del maestro italiano, que asegura que la obra es una de las pinturas perdidas de Caravaggio. Los propietarios, según ha relatado, se mostraron "pálidos". "Se quedaron sin habla. Más que abrumados por la emoción, estaban confundidos. No tenían idea de que colgando en su casa había un caravaggio que fácilmente podría valer millones", señaló el experto.
Los herederos han dejado el cuadro en manos de Jorge Coll, consejero delegado de Colnaghi y uno de los anticuarios más importantes del mundo. Según ha informado El País, los Pérez de Castro tienen que acreditar a un familiar para que actúe como portavoz ante el Patrimonio Cultural de Madrid y concretar una visita al cuadro, a la que asistirán técnicos de la Comunidad, el Museo del Prado y, si se requiriera, la Academia de Bellas Artes de San Fernando. El proceso de atribución puede prolongarse incluso durante años. Algunos especialistas en la obra de Caravaggio se han manifestado a favor de la autenticidad del lienzo pero otros han sido más prudentes, incluso llegando a descartarlo.
En cuanto a los sorprendidos hermanos, Antonio es escultor, diseñador y profesor, y es subdirector de la Institución Artística de Enseñanza (IADE), la cual lleva 60 años dedicándose a la formación integral de profesionales del Diseño. Inspirado en la Bauhaus, la escuela de arquitectura, diseño, artesanía y arte fundada en 1919 en Alemania, y en el movimiento artístico británico Arts and Crafts, el centro ofrece distintos másteres y grados en el ámbito del Diseño y la Moda. Su hermano Diego, por su parte, es el director general de la misma institución y Mercedes es coordinadora de Diseño de Interiores, también en IADE.
Los tres hermanos son hijos de Mercedes Méndez Atard y Antonio Pérez de Castro. Mercedes se sumergió en el arte desde muy pequeña. Las galerías y pasillos llenos de lienzos eran lo común para una joven que visitó las principales pinacotecas europeas. Su padre, Diego Méndez, fue una de las figuras principales que le inculcó esta pasión. Méndez era arquitecto, alumno de Pedro Muguruza, y estuvo ligado al franquismo desde que finalizara la Guerra Civil. En el verano de 1939 se encargó de la restauración del Castillo de Viñuelas, que sería empleado como residencia provisional de Francisco Franco y su familia.
Nombrado consejero de Patrimonio Nacional y consejero de Arquitectura del Patrimonio Nacional, culminó el proyecto del Valle de los Caídos, donde participaron unos 20.000 presos políticos. A disposición de Méndez, y por orden del propio dictador, se levantó la enorme cruz que hoy en día corona el conjunto monumental. El arquitecto terminó calificando aquella obra como "nuestra pesadilla".
Mercedes siguió los pasos de su padre y comenzó la carrera de Arquitectura en la Universidad. No obstante, tras conocer a Antonio dejó los estudios para formar una familia, aunque nunca dejó de formarse por su cuenta. El pasado de Antonio Pérez de Castro no solo guarda vinculación con el arte, sino también con la historia y la política.
Política y arte
El cuadro llegó hasta Diego, Mercedes y Antonio a través del linaje paterno. Antonio Pérez de Castro es descendiente de Evaristo Pérez de Castro (1769-1849), redactor de la Constitución de Cádiz en 1812 y diputado entre 1810 y 1813. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ha dado a conocer que el vallisoletano, académico de Honor de esta Real Academia desde 1800 y aficionado a las artes les permutó el supuesto caravaggio por un San Juan Bautista entonces atribuido a Alonso Cano.
Tras esta jugada -maestra, en vista los acontecimientos de hoy en día-, el lienzo quedó en manos del político español. En Junta ordinaria del 16 de febrero de 1823, la Academia aprobó dicho cambio tal y como consta debidamente documentado en el archivo, según han desvelado los trabajos de investigación de la doctora Itziar Arana, coordinadora del Centro de Estudios I+D+I de la RABASF.
Con una importante colección en su poder y un siglo XIX lleno de conflictos, Evaristo fue orientándose poco a poco a postulados más moderados y en 1838 la reina regente María Cristina le llamó para encomendarle la presidencia del Consejo de Ministros al frente de un gabinete que combinaba a moderados y progresistas.
Durante su gobierno se firmó el convenio de Vergara, que simbolizaba el triunfo liberal en la Primera Guerra Carlista y, según se recoge en su entrada del Diccionario Biográfico Español, se convirtió "en paladín del Partido Moderado".
Tras abandonar el Gobierno en 1840, Pérez de Castro ganó por elección un puesto en el Senado por la provincia de Valladolid -su hogar-, aunque renunció a su escaño en abril de 1841 alegando "motivos de salud". Incapaz de llevar una política activa, tuvo sin embargo el honor de ser nominado senador vitalicio en 1845 por petición de la reina Isabel II. Falleció a la edad de 78 años, dejando tres hijos, de los cuales dos se convertirían en artistas Mariano, que además de militar se dedicaría a la escritura, y Pedro, pintor y litógrafo.