Un edificio puede ser una mera amalgama de materiales sin más función ni pretensión que el resguardo de personas o cosas. Por el contrario, puede contar una historia, tener un discurso, una carga simbólica, representar realidades, fantasías y transmitir infinitas sensaciones. La fachada principal de la Catedral de Burgos —también llamada portada Real o portada del Perdón— es un ejemplo de lo segundo. En sus muros hay una estrella de David, una figura del profeta Elías, otra de Juan Bautista, ocho reyes de Castilla, un rótulo en latín que exalta la pureza de la Virgen María... Ocho siglos de historia que ahora están en el ojo del huracán por un elemento en concreto: las puertas.
El 21 de julio de 2021 la Catedral de Burgos, uno de los templos góticos más importantes del mundo, cumplirá 800 años. Con motivo de esa celebración, el arzobispado de Burgos ha encargado unas nuevas puertas de bronce al reconocido artista Antonio López. Lo que debía ser motivo de alegría se ha convertido en una fractura de la sociedad burgalesa y en un batalla sin fin entre administraciones y organismos internacionales, lo nunca visto. La ciudad del Arlanzón corre el riesgo de que su monumento principal, su joya de la corona y eje del turismo en la ciudad, se quede sin su estatus de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. La ciudad recibió en 2019 la visita de 128.301 turistas.
Las puertas actuales son tres piezas de olmo negro datadas de 1790. En sustitución, el arzobispado quiere poner tres puertas de bronce que representen la Santísima Trinidad (padre, hijo y Espíritu Santo) con un corte realista y la firma del célebre artista. La factura de ese cambio supone 1,2 millones de euros. Vistos los bocetos, polémica servida. Esta es la historia de cómo unas puertas han generado una fractura social en el corazón de Castilla que ha traspasado nuestras fronteras. Tanto es así, que la visita del Papa Francisco a la celebración del octavo centenario del templo está en duda.
“Queremos recuperar el discurso teológico”, explica Fernando García, vicario general del arzobispado de Burgos a EL ESPAÑOL. “Así es como nace la idea”. Ese discurso teológico que busca recuperar se refiere a las primeras puertas que tuvo el templo, en el siglo XIII, que representaban a la Santísima Trinidad en piedra. En 1790, esas puertas fueron sustituidas por las actuales por sufrir el llamado “mal de piedra”.
“Se destruyeron sin la aprobación de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que pidió al cabildo [la comunidad de eclesiásticos capitulares encargados de la catedral] que las nuevas se transformaran en algún elemento gótico, para aminorar el impacto neoclásico”, resume el vicario. Así llegaron las puertas actuales a nuestros días.
“Esas puertas tampoco tienen un gran valor artístico o histórico. No son las originales”, opina Vicente Rebollo, portavoz del arzobispado y sacerdote miembro del cabildo. Por eso, con motivo de los ocho siglos que cumple la catedral, se plantea el cambio.
—¿Por qué Antonio López y no otro?
—Porque es un gran artista español que representa el realismo -responde García, el vicario-. Consideramos que eso es importante para la aceptación del proyecto. Y también porque teníamos acceso a él.
Pero al arzobispado le ha salido resistencia, una mucho mayor de la que esperaba (que era ninguna). La voz más crítica con diferencia es el pintor burgalés Juan Vallejo. “Hace ocho meses nos encontramos, de buenas a primeras, con que van a cambiar las puertas de la portada Real y que se va a encargar Antonio López”, explica el artista.
Vallejo no ve en las puertas un discurso teológico, ni por asomo, sino una representación personal de Antonio López: “Cuando se hicieron públicos los bocetos, nos quedamos todos de piedra al ver el horror vacui que aquello significaba. Su autorretrato en un cabezón enorme en la puerta principal, a la izquierda su hija, y a la derecha su nieto”. Las imágenes buscan representar a Dios, el Niño Jesús y la anunciación a la Virgen María.
Hace tres meses, Vallejo se puso manos a la obra y escribió a ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios), asociado a la UNESCO. “Me contestaron: ‘Señor Vallejo, no tenemos noticia ninguna de esta pretensión. No se nos ha comunicado nada”. Entonces fue más allá y escribió también a la Junta de Castilla y León y al mismo Vaticano. A su vez puso una recogida de firmas en contra del cambio de las puertas en la plataforma Change.org. Al cierre de esta edición, lleva recogidas 65.200. Asimismo, ICOMOS ya ha desaconsejado el cambio de puertas, pero su decisión no es vinculante.
La UNESCO advirtió entonces que la catedral podía perder su estatus de Patrimonio de la Humanidad, que ostenta desde 1984 y que multiplicó enormemente las visitas que recibía el templo. Precisamente, para julio de este año está prevista una visita muy especial con motivo del aniversario, la del Papa Francisco I. Ahora, Vallejo asegura que esa visita no tendrá lugar.
“Estoy en contacto con el Vaticano. Yo se lo hice ver al santo padre. El Papa concedió a Burgos el jubileo por su octavo centenario. Queda pendiente que el arzobispo recoja el título del jubileo para impartir la bendición a todo el que pase por la catedral. El Santo Padre no va a ir a Burgos, no va a traer el jubileo. ¿Por qué? Porque ha hecho caso al presidente de la conferencia episcopal de no nutrir con su presencia y su bendición la fractura que se está ocasionando con la colocación de estas puertas”.
Una ciudad en torno a un templo
La Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María —ese es su nombre oficial— se comenzó a construir en 1221 bajo el reinado de Fernando III de Castilla y León (por aquel entonces eran dos reinos). Fue un obispo venido del extranjero y enamorado del gótico francés quien animó al monarca a construir el templo en el mismo lugar donde dos siglos antes Alfonso VI cedió algunos de sus palacios para levantar un templo cardenalicio de estilo románico.
La construcción fue lenta y durante los siglos venideros se fueron añadiendo innumerables elementos que dan para tesis doctoral y que son inabarcables en estas líneas. Pero el paso del tiempo ha hecho que la villa de Burgos gire en torno a la catedral y que sea el elemento más representativo de esta urbe castellana, con permiso de la morcilla. Por ejemplo, bajo su cimborrio está la tumba de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, y de su mujer, Jimena.
Dejar de ser patrimonio de la Humanidad parece que no tendría más consecuencias que perder una placa en el suelo, sin embargo, las cifras demuestran que este estatus incrementa enormemente el volumen del turismo en la ciudad, algo que ni Burgos ni España pueden permitirse perder (la pandemia así lo ha demostrado). Recordemos, 128.301 personas visitaron Burgos en 2019, récord absoluto desde que se tiene registro.
Si finalmente ocurriera, la Catedral de Burgos sería el tercer caso de pérdida de ese estatus en todo el mundo, aunque el primero de carácter cultural. Los dos que lo perdieron fueron el Santuario del Oryx árabe, en Omán, y el Valle del Elba en Dresde, Alemania. Ambos bienes eran de carácter natural.
"Proyecto paralizado"
El arzobispado, el único organismo que rema en pos de la instalación de las puertas, considera que estas nuevas entradas pueden suponer un elemento que atraiga a visitantes (cabe recordar que el Ecce Homo de Borja también atrae a muchos turistas). “Nosotros estimamos que, a pocos visitantes que sumen estas puertas, se va a generar más riqueza. Y esa riqueza va a hosteleros, guías turísticos, comercios y, en definitiva, para la ciudad de Burgos”, asegura Rebollo, portavoz de la sede eclesiástica.
Sin embargo, ahora mismo, “el proyecto está paralizado. Nuestra intención no es ir en contra de ICOMOS aunque su decisión no sea vinculante. Nosotros no vamos a poner unas puertas que ellos digan que no pueden ir allí”. Mientras tanto, una de las puertas de la discordia ya está terminada. Es la de la anunciación a la Virgen María. Para las otras dos están preparando los moldes en un taller de Madrid.
La Iglesia también lanzó su ofensiva con una recogida de firmas en la plataforma Change.org y, al cierre de esta edición, habían recogido 135. Es decir, 135 votos a favor frente a 65.200 en contra. “Burgos no quiere esas puertas”, resume Vallejo, el líder de la resistencia.
Este mismo tema llegó al pleno del Ayuntamiento de Burgos con un resultado muy diferente. PP, Ciudadanos y Vox votaron a favor de las puertas de Antonio López. El PSOE se abstuvo y Unidas Podemos votó en contra. Salió aprobado. ¿Es la política un reflejo de la sociedad?
Ahora, la Junta de Castilla y León es quien tiene la última palabra, pese a que el templo es propiedad de la Iglesia. “La Junta es la que tiene la jurisdicción en los permisos de obra de los monumentos y la catedral es un monumento. La voluntad es ahora iniciar un proceso de diálogo con ICOMOS, para ver si es posible reorientar el dictamen que ha hecho”.
Vallejo ya hace presión para que la Junta se posicione en contra de las puertas de la discordia. “El escándalo no viene por el dinero que van a invertir. Es que el templo no tiene calefacción; la portada de la coronería está condenada, ¡está hundida a metro y medio del suelo!; el pantocrátor, el tríptico de la coronación de la Virgen, está mutilado y sin restaurar… Para que veas el despilfarro y las prioridades que deberían tener otros lugares de la catedral”.
El pintor hizo lo mismo en 1993 cuando denunció a través de la edición burgalesa de Diario 16 el “lamentable” estado en que se encontraba el templo. “La catedral se estaba cayendo y el cabildo ocultaba los desprendimientos constantes. Un día se precipitó la imagen de San Lorenzo, justo en la portada de Santa María. Ocurrió un sábado. Acababa de salir una boda. No hubo una desgracia porque Dios no lo quiso”.
Harto de esperar, Vallejo se presentó en la UNESCO, en París, con un dosier de 350 fotografías de todos los elementos que estaban defectuosos en la catedral. “Las cúspides, del mal de la piedra, gárgolas, pináculos…”, enumera el pintor. “La UNESCO advirtió al cabildo de que si no se ponían manos a la obra, les quitaban el título de patrimonio de la Humanidad. Esto de ahora ya tiene un precedente”.