El Kanka: “Podría escribir un himnillo de España: se puede ser español sin ser facha ni casposo”
“Sé que no soy mainstream porque no me conocen en la pescadería, como a Sabina” / “Si fuera rico tendría la excentricidad de tener un cortador de jamón todo el día al lado” / “El heteropatriarcado está en todas partes, pero en la canción de autor no hay tanto machismo”.
19 mayo, 2021 04:23Noticias relacionadas
Ya no es que viene el lobo, es que viene el Kanka -y los niños en vez de morirse de miedo, tiemblan de excitación-: aquí un animal artístico nocturno, alevoso, guitarrero, alegre, poético, burlón, callejero, aquí un malagueño -de todos los mares, de todos los tablaos, de todas las farras- que viene a conquistar Madrid cinco noches seguidas, casi ná, como los toreros sin toro pero con el garbo idéntico del folclore puro. Del 16 al 20 de junio en el Teatro Rialto, tomen ustedes nota.
Para honrar a una de sus tierras favoritas -donde ha vivido largo tiempo y donde ha sido inmensamente feliz- se ha hecho hasta un chotis, el Kanka, donde canta que “to’ el que viene es madrileño en cuanto baja del tren”, pero, ¿cuál es su patria? “Mi patria está donde está la gente que quiero y donde he confeccionado historias personales, por eso para mí Madrid es mi patria también, como Málaga”, cuenta a este periódico. “Ya Madrid no es sólo un sitio de trabajo para mí, es donde vivo y donde duermo. Paso por calles de Madrid en las que me he enamorado, donde me han intentado robar, donde me he emborrachado, donde me han dado un beso y donde me han pasado muchas cosas bonitas y feas”.
Cuando llegó aquí vino “con una mano delante y otra detrás” y ya van once años de noviazgo con esta ciudad caótica: “A mí me ha hecho un hombre Madrid. Me vine a estudiar Filosofía, luego me volví a Málaga, luego me fui un tiempo a Barcelona y luego volví a Madrid. Fui profesor de conservatorio, di conciertillos, me salieron clases de guitarra… mis patrias son chiquitillas. Tengo también patria en Colombia, tengo un poquito de allí”, sonríe.
Poeta y casi banquero
Lo más sorprendente es que el cantautor, antes de serlo, empezó también a estudiar Económicas. Caminito iba el Kanka de ser uno de esos poetas que trabajan en un banco. “Ya ves, aquello fue un error”, ríe. “Yo tenía dieciocho años y claro, se me daban bien los números y me entró esa incertidumbre… de tirar por algo que tuviera ‘salidas’, como se decía. Empecé a tocar la guitarra tarde, como a los diecisiete. Pero ahora sé que he sido un hombre mucho más ‘de provecho’ siendo músico que siendo economista, porque habría sido un pésimo economista… no me interesaba, no hubiese sido feliz en ese campo. Le hubiera dado a ese área lo mínimo para sobrevivir, y a esto le dedico horas y horas; a la música le he entregado mi vida entera”.
Siendo tan andaluz militante y reivindicando tanto sus raíces sureñas, ¿qué opina el Kanka de la polémica de la apropiación cultural que ha salpicado, entre otros, a Rosalía? “Yo creo que es bonito preservar los folclores y las identidades de forma pura, pero que eso no entra en colisión con otras cosas, como que Rosalía venga y coja elementos del flamenco para llevárselos a su pop-trap. Ella es una diva del pop y eso no está reñido con la otra pureza: si desapareciera lo otro me parecería mal, claro, pero no veo ningún conflicto en que se juegue con la música”, reflexiona.
Aunque su proyecto nació como underground, lo cierto es que cada vez lo revienta más. Cuando se le dice, se sonríe y nos cuenta su secreto infalible para distinguir si un proyecto es “artesano” o “mainstream”: “Lo fundamental es si te conocen o no en la pescadería. Joaquín Sabina entra a una pescadería y lo conoce todo el mundo, a mí no. Yo vivo la popularidad de una forma muy modesta, me conoce una extensa minoría. Vendo muchas entradas, pero es como si me conociera solamente la gente que viene a mis conciertos. Me sigue gente inquieta o acostumbrada a los festivales, gente que no bebe sólo de lo que ponen por la radio o la tele, porque a mí no me sacan casi ná”, ríe, con cierta sorna.
“Vamos, a Extremaduro no le sacan en la radio ni en la tele y yo creo que les va un poquito bien. Venden una gira entera y llenan el Palacio de Deportes. Con el boca-oreja les ha sido suficiente. O mira El Barrio, que es un tío que lo vende todo y tampoco lo ponen, pues no sé. Yo no tengo ese acceso a las radios, más allá de algún momento puntual o de un programa concreto, y no sé si es culpa de alguien o no, o de no firmar con una multinacional, o de si alguien tiene que cambiar su forma de trabajar o no, pero me da igual. Mientras me vaya bien, celebro poder seguir yendo a la pescadería”, guiña.
Jamón y canción de autor
¿Qué haría el Kanka si fuera rico? ¿Cuál sería su pequeño lujo obsceno si de repente pegase el pelotazo? “Pues mira, mi excentricidad de rico sería que hubiese una persona siempre cortando jamón a mi lado, ¿tú te imaginas? Un tío cortando jamón en la cocina. Y si vamos en una fugo grande con el equipo, ahí cortando jamón también. Y en la prueba de sonido, palante’. Jamón para mí y para mi gente”, expresa, con alegría.
El Kanka revive de un modo muy distinto la tradición de la canción de autor en España: quizá porque en este país ha sobrevivido -injustamente- un imaginario de cantautor algo casposo, de señor cursilón, idealista y un poco tristón que nos lleva de bajona en bajona. “A mí me encanta la figura del cantautor clásico como Ismael Serrano, Aute, Serrat, Silvio… creo que en España tenemos un error, y es que yo voy a Latinoamérica o a EEUU y allí no tienen esa concepción de sus cantautores. Aquí en España hay un estigma hacia el cantautor, se le simplifica mucho, ¿no? Como si todos fuesen iguales, cuando Robe Iniesta es cantautor, y Juan Luis Guerra, y Rozalén, y yo mismo también, y somos todos distintos”.
¿Canción protesta?
Señala que para él la “canción de autor” va de “tener una mirada propia”, de preocuparse por la letra y de buscar “decir cosas”: “Esto no son películas de Marvel”, sonríe. “La cosa es que hay muchas formas estilísticas y estéticas de ser cantautor. Mira Bob Dylan también. En España hay que superar el imaginario del cantautor de posguerra, el cantautor protesta que es más solemne y tal”. ¿Nos hace falta un nuevo Krahe? “Bueno, él al final no hacía tanta canción protesta, dio mucha caña con Cuervo Ingenuo, lo censuraron y todo el lío, pero se pasó los últimos diez discos contando historietas de mujeres que se inventaba, cuentos rocambolescos…”, sostiene.
“Creo que ha habido un rechazo no a la canción protesta, pero sí a la canción panfletaria, al tipo enfadado que nos enseña cosas. Se puede hacer de muchas maneras, desde la burla, desde la sátira, desde la ironía… no tanto desde la ira. Yo creo mucho en decir las cosas desde ahí: es muy raro que a mí se me vea enfadado”, esboza.
Amor y sexo
Cuenta el Kanka que alguna vez sí que se ha declarado por canción, “mucho mejor que por Whatsapp, hombre”: “A lo mejor no ‘declararme’ en el sentido estricto de la palabra, pero he escrito canciones sobre personas que me han inspirado, que me han enamorado o con las que he tenido algún roce… no sé si esperando algo a cambio. No sé si inconscientemente esperaba una respuesta o si lo hacía solamente por expresarme, eso solamente lo sabrá mi psicólogo”, ríe. ¿Qué sabe hoy el Kanka del amor que no sabía con 18 años? “Muchas cosas, porque con esa edad no sabía nada, no había tenido ni novia y sólo sabía lo que había visto en las películas y escuchado en las canciones”, explica.
“Estaba lleno de miedos, hay que decirlo, miedos que ni yo me reconocía, que esos son los peores. Miedos que uno disfraza de otra cosa, hasta de valentía. He tenido seis parejas a lo largo de mi vida y creo que he sido una persona diferente con cada una de ellas, igual que somos diferentes con cada amigo, he aprendido muchísimo”.
¿Y qué hay del sexo? “Lo mismo, porque con 18 no había tenido sexo. Empecé tardecito”, ríe. “Lo importante en el sexo ha sido ir difuminando las ideas preconcebidas, saber lo que es real y lo que no, lo que te gusta y lo que no. Alejarse de los imperativos del porno pero no sólo del porno, sino de los imperativos sociales… cómo se habla en los grupos de hombres, cómo se habla en los grupos de mujeres. Todos esos fantasmas que nos sobrevuelan”.
Machismo y patria
Señala que, aunque “el heteropatriarcado está en todos lados”, le da la sensación de que “en mi círculo, en el círculo de la canción de autor, no hay un machismo tan fuerte como en otros ámbitos, porque hay muchas figuras femeninas muy potentes”.
¿Se atrevería el Kanka con un himno de España? ¿Es posible escribir un himno español sin que recuerde al pestilente franquismo? “No veo por qué no. Me pasa como con lo de los cantautores. Parece que sólo hay una manera de ser español y es siendo un facha, un casposo y un antiguo, y no es así, esto no pasa en otros países: un argentino blande su bandera con orgullo sin que se le tache de facha. Es verdad que a mí las banderas no me encantan, no me llenan de alegría… pero podría escribirle una canción a mi país, claro que sí, un himnillo con todo mi cariño, como hice con Andalucía”. ¿Un ministro de Cultura? “Dani Rovira, mi paisano. Lo votaría pero sin duda”.