“Bienvenido a tu nueva religión: yo”: así saluda Rosa de Armas a sus adeptos, prometiéndoles lo mejor y lo peor de la vida, que es la pasión, el sexo, el lenguaje y la psique, todo eso que en el fondo nos controla, nos eleva y es capaz también de destrozarnos si lo gestionamos mal. Es una profesional del sexo, Rosa -el alter ego de la artista Sofía Rincón-, una mujer brillantísima y perversa que esclaviza con el coco y con la lujuria a los hombres ¡y bajo pago!: sus clientes son sumisos a los que ella llama cariñosamente “mis cerditos”.
Lo mismo pilla a un progre por banda y le obliga a decirle diariamente “viva el Capital, Ama” -e incluso le hace ver un vídeo de Juan Ramón Rallo como condición para eyacular- que seduce a un financiero que le desembolsa 1.500 euros por una sesión online. Rechaza continuamente propuestas de matrimonio. Ahonda en la psique de sus clientes para erotizarlos: es la reina del laberinto narrativo para explotar el placer sexual. Charlamos con ella sobre el BDSM, Onlyfans, el deseo y la mojigatería moderna.
¿Cómo ha crecido Rosa de Armas desde que naciese en plena pandemia para satisfacer en medio del hastío “a degenerados como tú”? ¿Qué ha vivido desde entonces?
Empecé con un Patreon, luego probé con una página web que cerré al abrirme el OnlyFans y hace poco he diversificado ofreciendo sesiones de dominación online. La verdad es que estoy contenta y el proyecto evoluciona junto a los cerditos, pues el contenido va variando estéticamente y de temática según mi imaginación lo pida. Como curiosidad, últimamente hago bastante smoking fetish y ideology fetish.
No obstante, lo que más me gusta con diferencia son las sesiones de dominación presenciales porque ahí puedes adentrarte plenamente en la psique de la persona, ya que tienes a tu disposición toda clase de elementos que alimentan tu narrativa de dominación, cosa que en una sesión online o un vídeo se ve un tanto limitado por razones obvias.
¿Qué sabes ahora de los deseos de los hombres -o qué has subrayado, de alguna manera- que no sabías cuando arrancaste con este alter ego?
Los deseos sexuales de los hombres, en contra de lo que muchas corrientes ideológicas se empeñan en subrayar, son muy complejos. Dominar a un esclavo no es fácil, has de adentrarte en su psicología y empezar a recorrer el laberinto de su sumisión para guiarle al subspace fluidamente. Por eso es tan necesario hablar con los esclavos antes y después de las sesiones: has de comprenderles.
¿Y de las mujeres? ¿Acuden a tus imágenes, a tus vídeos?
Lo cierto es que sí. Tengo muchos más hombres porque mi contenido se dirige fundamentalmente a ellos, pero también tengo algunas cerditas. Algo que también me llena de orgullo son las parejas que están en mi Onlyfans y usan mis vídeos para aderezar su vida sexual, es precioso.
Veo a muchas chicas que tienen Onlyfans y que se apoyan entre ellas, compartiendo el contenido de las otras -una especie de sindicalismo / fraternidad / comunidad de mujeres que puede ser interesante-, pero, ¿cuántas pagan por acceder al contenido de otras mujeres? ¿Las chicas bisexuales o lesbianas consumen Onlyfans con la periodicidad de los hombres?
El apoyo en OnlyFans es de dos tipos: las que hacen promociones internas para retroalimentar cuentas, lo cual funciona en cuentas pornográficas de tipo vainilla o de BDSM de MaleDom, pero eso no funciona en cuentas de FemDom por el tipo de target. No obstante, el apoyo a otras creadoras de contenido erótico es importante en internet, no sólo por intereses pecuniarios, sino porque el odio en internet por parte de ambos lados del espectro ideológico preponderantes es especialmente duro con las trabajadoras sexuales, de modo que el sentido de comunidad es importante para quitar clichés y tabúes de en medio.
Respecto a las mujeres, no suelen consumir tanto OnlyFans, lo que más consumen las mujeres es pornografía auditiva y de hecho últimamente han salido bastantes aplicaciones y webs para satisfacer esta demanda. No obstante, que los hombres sean más visuales no es tan cierto como se presupone, y eso se manifiesta en la cantidad ingente de demanda de ASMR pornográfico que hay por parte de público masculino. Simplemente, por razones culturales, las mujeres no estamos acostumbradas a pagar por contenido sexual.
¿Qué perfiles de hombres acuden a tu Onlyfans y a tu contenido como Rosa de Armas? ¿Alguno que te haya sorprendido?
En el OnlyFans tengo absolutamente de todo, muchos tipos de hombres, pero lo que tienen en común es que son sumamente educados y amables. En lo referente al público no puedo pedir mejoras, realmente creo que tengo cerditos excepcionales en ese sentido. Obviamente siempre hay alguien que no es así, pero es que... ¡bienvenida a Internet! A modo de curiosidad, me escriben muchas cartas y poemas, a veces públicos pero la mayoría en privado.
No obstante, en lo que respecta a mis clientes más directos: usuarios de sesiones online y físicas, y con los que tengo un trato mucho más personal en todos los sentidos, son hombres en su mayoría de clase alta. Las profesiones más habituales son abogados, economistas e informáticos.
¿Cuánto es lo máximo que han llegado a desembolsar?
Hace unas semanas tuve un sumiso financiero que me pagó 1500 € durante una sesión Online. Es lo que en el ámbito de la empresa se llama “cliente ballena”. Escasos pero prolíficos.
Esto es sólo una intuición, tú me corriges si me equivoco: ¿son los hombres maduros más proclives a dejarse seducir por el BDSM y por estos juegos psíquicos; o sólo me da esa sensación porque ellos son los que tienen más dinero para gastarlo en esto, más que los jóvenes, quiero decir?
Totalmente. A mí siempre me han gustado los hombres maduritos y pronto descubrí lo sumamente frecuente de esta inclinación que iba acorde a mis apetencias. No obstante, que practiquen o no BDSM no es necesariamente por una cuestión económica: la experiencia personal en BDSM va fluctuando y evolucionando a lo largo de la vida según el autoconocimiento que vayas desarrollando de tu sexualidad, de modo que te vas adentrando en distintos laberintos narrativos del placer sexual.
Es muy frecuente que hombres que disfrutan profundamente la sumisión también sean grandes dominantes. Y lo mismo con las mujeres. Lo que pasa es que la profundización en los roles requiere de experiencia personal y experimentación y por eso mucha gente joven aunque tenga estas apetencias no las desarrolla hasta entrar en años. No es tanto una cuestión económica como de desarrollo personal. Decir que disfrutar el BDSM consiste en “que te insulten” es como comparar un Dominio de Pingus con un cartón Don Simón.
Algo que me interesa y me divierte mucho: contaste en un tuit que hay muchos hombres de Podemos que sabiendo que reivindicas -también desde la distensión y la alegría- el erotismo de lo ‘facha’, acuden encantados a Rosa de Armas. ¿Puede el BDSM unir mundos ideológicamente opuestos? ¿Cómo es tu relación con estos hombres, cómo les excitas?
¡Completamente! El sexo es transversal y afecta a todos los seres humanos que lo practican, independientemente de su ideología, y cada persona tiene su propio universo personal. Dentro de ese laberinto interno erotizamos todo tipo de cosas y las ideas políticas no dejan de ser un recurso narrativo divertido y estimulante para mucha gente, entre ellos comunistas y socialistas.
Pese a nuestras diferencias me llevo muy bien con ellos y de hecho nos lo pasamos muy bien con los juegos de humillación que tienen esa dinámica porque creamos un espacio seguro en el que lo único importante de las ideas políticas es cómo sexualizarlas generando así un terreno neutral amigable. Hubo uno hace poco al que le hacía decirme diariamente “viva el Capital, Ama”, y llegué a hacerle ver un vídeo de Juan Ramón Rallo como condición para correrse.
¿Cuánto importa el cuerpo y cuánto importa la mente en el BDSM? ¿Sigues una misma estrategia con cada cliente y la vas desarrollando, o cómo sabes qué ofrecerle a cada uno?
El BSDM es plenamente mental, y como tal las estrategias, a menos que se trate de vídeos de dominación genérica, ha de ser absoluta y totalmente personalizada. Yo tengo un estilo propio de dominación, pero es fundamental comprender al esclavo porque cada esclavo es un mundo. Has de adentrarte en su laberinto interno y empezar a crear elementos narrativos para humillarles desde ahí dentro. No vas a dominar a un hombre sólo por insultarle: la violencia verbal o física son herramientas, no dominan por sí solas, la dómina ha de entender al sumiso y aprender a jugar con él.
Entiendo que la dominación psíquica llevada muy lejos o muy sostenida en el tiempo puede acarrear algún peligro con hombres más débiles mentalmente. ¿Te ha tocado algún tipo problemático, o que quiera algo más de ti, que se enamore, que te necesite más de la cuenta, o alguna movida?
Sí, los enamoramientos o peticiones matrimoniales son relativamente habituales. En tales casos conviene tener una charla no-performática con el esclavo, ponerle los pies en la Tierra y ayudarle a disfrutar la dominación de forma sana. El BDSM siempre ha de ser seguro, sano y consensuado, y eso compete también al profesional.
¿Hay algo que te hayan pedido alguna vez y a lo que te hayas negado?
Sí. No hago scat, agujas o blackmailing. Respeto a las profesionales que realizan estas prácticas, la razón por las que yo no las hago es porque están fuera de mis límites sexuales y no sería capaz de disfrutarlas. Lo siento, Antonio Baños, ¡tendrás que buscar otra profesional!
¿Crees que vienen ahora unos nuevos años locos del sexo después de la represión pandémica? ¿Qué puede aportar Rosa de Armas en ellos; qué va a querer la gente?
Eso espero. Está aflorando mucha mojigatería hipócrita que pide que nos arrepintamos de vivir nuestra sexualidad por simbolismos que ni siquiera entienden. Mucha gente da por hecho que las mujeres no podemos tener líbido y que los hombres no tienen vida interior, por eso juzgan el sexo tan a la ligera: lo ven como un intercambio cárnico y no como la comunicación emocional tan elaborada que realmente es. La última barbaridad de turno fue pedir que se nos excluyera a los BDSMeros del Orgullo en Inglaterra, terrible. Lo vainilla y lo BDSMero no están separados por un muro de hormigón, es todo un espectro igual que la expresión de género: lo vainilla funciona de forma intuitiva y el BDSM de forma contraintuitiva.
El BDSM es un paradigma sexual que ha de ser comprendido porque muchos profanos se aventuran a hacer juicios extremos o lunáticos sobre ello sin entenderlo lo más mínimo y no se dan cuenta de que da lo mismo en qué parte del gráfico de Nolan estés: tendrás formas de vivir el BDSM que no estén en contradicción con tus ideas, incluso si eres conservador, monógamo y heterosexual. El BDSM es transversal, no un invento de George Soros ni un símbolo de la decadencia de Occidente, ya hay grabados de hace siglos en los que se ve a Aristóteles siendo montado por su mujer.
La razón por la que el sexo escandaliza tanto es porque va a lo más íntimo de nuestra naturaleza emocional y eso implica muchas veces revelar nuestras vergüenzas, por eso es en las relaciones sexuales que mucha gente se hace tan vulnerable. Dentro del BDSM hay de hecho un proceso de autoaceptación, lo que yo llamo la “primera fase” porque te ves frente a un espejo en relación a ti mismo y no puedes mentirte y hay gente que no es capaz de soportar el hecho de que le exciten ciertas cosas porque en lugar de verlo como lo que es: un teatro sexual, lo ven como algo que tiene implicaciones en su valía como personas. Por eso se tiende a juzgar a la gente según sus apetencias y se han impuesto tantas regulaciones a cómo ha de relacionarse sexualmente la gente en el ámbito privado.
Lo vainilla no suele tener restricciones porque como digo es más intuitivo, pero el BDSM al funcionar con dinámicas contraintuitivas tiende a ser juzgado a la ligera pues choca con la concepción habitual que se tiene de “cómo debe de ser el sexo”. Por eso insisto tanto a las personas que busquen iniciarse que tengan siempre presente que las prácticas han de ser seguras, sanas y consensuadas, que han de hablar mucho con sus compañeros de juegos tanto antes como después de las sesiones y que deben de ser absoluta y totalmente honestos con sus sentimientos: el BDSM requiere total transparencia mutua y comunicación para ser disfrutado. Es, por así decirlo, el “sólo sí es sí” llevado al límite.