El presunto Ecce Homo de Caravaggio es ya el culebrón de la primavera-verano 2021: se trata de la pieza que estuvo a punto de subastarse a principios de abril en la Casa Ansorena de Madrid al ínfimo precio de 1.500 euros, propiedad de la familia Pérez de Castro, y cuya primera evidencia documental en España se remonta a principios del siglo XIX. Además, como desveló la publicación especializada Ars Magazine, el lienzo aparece mencionado en las testamentarias de Carlos II (1701-1703) y Carlos III (1789-1794) en su palacio de la Casa de Campo.
La obra fue atribuida al pintor José de Ribera antes de salir a la venta y luego pasó a ser propiedad de Evaristo Pérez de Castro, político liberal y redactor de la Pepa, en 1823 al cambiárselo a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por otra pintura de Alonso Cano. Desde entonces, el presunto Caravaggio ha estado en manos de su familia, que ha asegurado en todo momento desconocer que tuviese en su poder un cuadro de uno de los más grandes personajes de la historia del arte.
Según los especialistas, entre los que hay bastante unanimidad a la hora de confirmar la autoría, el Ecce Homo fue pintado seguramente en Nápoles en torno al año 1606, durante la primera estancia del artista en la ciudad italiana. El revuelo es generalizado: desde hace unas semanas, distintos especialistas de diferentes partes del mundo se están acercando a las instalaciones rayanas al aeropuerto de Madrid donde la pieza es custodiada y evalúan el asunto de forma breve -no les dejan estudiarlo por más de media hora- a fin de sacar las primeras conclusiones que serán recogidas en un informe preliminar que se publicará en septiembre.
Mientras tanto, tal y como ha adelantado El País, la reputada experta mundial en Caravaggio María Cristina Terzaghi, que lleva meses estudiando el tema, ha detallado en un primer informe de 35 páginas que el cuadro, efectivamente, pertenece a Caravaggio. Eso sí, a pesar de trazar el recorrido histórico de la pieza con bastante precisión, hay lagunas vigentes, como el lugar donde se adquirió el cuadro antes de llegar a España, o qué sucedió con la tela durante la invasión de Napoleón, ni dónde fue supuestamente creado por Caravaggio.
A ese respecto sólo hay hipótesis: sostiene Terzaghi que quizás el conde del Castillo pudo haber comprado el Ecce homo en “un mercado napolitano” y que a esa pieza se refería Juan de Lezcano en su inventario de 1631.