Nueva entrega del culebrón que rodea al supuesto Ecce Homo de Caravaggio. El origen del cuadro que iba a subastarse a principios de abril en la Casa Ansorena de Madrid a un ridículo precio de 1.500 euros, propiedad de la familia Pérez de Castro, y cuya primera evidencia documental en España se remonta a principios del siglo XIX, se encuentra en las colecciones reales. El lienzo aparece mencionado en las testamentarias de Carlos II (1701-1703) y Carlos III (1789-1794) en su palacio de la Casa de Campo, según ha desvelado la publicación especializada Ars Magazine.
Hasta ahora se conocía que la obra, atribuida al círculo del pintor José de Ribera antes de salir a la venta, pasó a ser propiedad de Evaristo Pérez de Castro, político liberal y redactor de la Pepa, en 1823 al cambiárselo a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por otra pintura de Alonso Cano. Desde entonces, el presunto caravaggio ha estado en manos de su familia, que ha asegurado en todo momento desconocer que tuviese en su poder un cuadro de uno de los más grandes personajes de la historia del arte.
Según los especialistas, entre los que hay bastante unanimidad a la hora de confirmar la autoría, el Ecce Homo fue pintado seguramente en Nápoles en torno al año 1606, durante la primera estancia del artista en la ciudad italiana. La obra pasó a manos de García de Avellaneda y Haro, conde de Castrillo y virrey de Nápoles entre 1653 y 1659, junto a otra pintura de Caravaggio, la Salomé con la cabeza del Bautista, expuesta en la actualidad en el Palacio Real y que supuestamente se la habría regalado al monarca Felipe IV.
La nueva información hallada sugiere que el Ecce Homo también fue a parar desde Nápoles a la corte filipina en ese momento. Luego se guardaría en el palacio de la Casa de Campo de Madrid, llamado Palacio de los Vargas, un real sitio erigido en el primer cuarto del siglo XVI donde se reunió una importantísima colección pictórica, según apunta el artículo de la revista especializada en arte y coleccionismo.
"Vara y medio de alta y cinco cuartas escasa de ancho. Un Ecceomo con dos figuras más, en dos mil reales. Estilo de Carbajio (sic)". Esa es la referencia que aparece en el inventario de Carlos III, realizada por Francisco Bayeu y Goya en su calidad de pintores de cámara, según se detalla en una publicación del investigador Fernando Fernández Miranda. Esa misma pintura aparece recogida en la testamentaria de su predecesor, Carlos II, también efectuada en el palacete de la Casa de Campo: "Otra pintura de un eccehomo de vara y media de alto" situada en "la alcoba de su majestad".
De confirmarse que el supuesto caravaggio procede de los fondos artísticos de la Monarquía Hispánica, quedaría por dilucidar cómo terminó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde su primera mención corresponde a 1817. Según la citada información, una hipótesis consiste en que se trataría de una de las obras seleccionadas por José Bonaparte para armar su Museo Josefino, un museo en el Palacio de Buenavista con obras expoliadas de la escuela española y antigüedades procedentes de las colecciones reales y de los edificios religiosos desamortizados en 1809. Nunca se abrió y parte de los lienzos se trasladaron a la Academia.
Un nuevo giro de guion en la novelesca y detectivesca historia del supuesto caravaggio, una obra que podía haberse vendido por más de cien millones de euros en el mercado internacional y cuya marcha logró frenar in extremis el Ministerio de Cultura. El lienzo, además, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Comunidad de Madrid el pasado 12 de abril y se encuentra en fase de estudio, a salvo en un almacén en la localidad de Coslada.