José María Villalobos no es nadie. Empresario de confección al por mayor, 39 años; su mujer es arquitecto y hace diez meses inició en la plataforma Change.org una recogida de firmas contra el derribo del mítico edificio España. Es un ciudadano más, pero podría tumbar al imperio chino Wanda si el Ayuntamiento atiende las 72.000 firmas de madrileños que Villalobos acaba de entregar en un CD contra una nueva voladura del Patrimonio Histórico y Artístico de la ciudad.
Wang Jianlin, el hombre más rico de China y dueño del grupo Dalian Wanda y propietario del conjunto, pretendía derrumbarlo y dejarlo en escombrera desde la que levantar un nuevo complejo hotelero y comercial tan imponente para la plaza madrileña como inverosímil para el eje original del patrimonio de la Gran Vía. El concejal de Urbanismo, José Manuel Calvo, mandó a su jefa de prensa a recibir al vecino y las firmas, al que acompañaban las asociaciones ProCoam, Acibu y Madrid Ciudadanía y Patrimonio.
Desde el Ayuntamiento aseguran que no volverán a catalogar el edificio como BIC, porque eso costaría “muchísimo dinero”
La reclamación ciudadana de paralización del derribo llega dos días después de que la alcaldesa Manuela Carmena afirmase, en una entrevista con Servimedia, que las obras en el edificio se ponen en marcha de manera “inmediata”. “Las obras empezarán en unos días. En diciembre quieren estar ya trabajando”, dijo Carmena. Sin embargo, a pesar del anuncio y la alegría con la que la alcaldesa se ha felicitado por haber desbloqueado la operación, no se conoce cuál es la solución técnica para conservar las fachadas.
El propio estudio del dueño avanzó el pasado mes de julio que no podrían mantener la fachada sin que se viniera abajo. Así que propusieron echarla abajo y construir una réplica. El Ayuntamiento se negó y ahora deben aprobar el detalle técnico de cómo ejecutarán la obra para mantenerla, aunque Carmena ya da por hecho que será aprobado.
Ahora, decepción
Villalobos o Quijote “esperaba algo más” de Ahora Madrid. Durante este tiempo se ha reunido con ellos, “pero sólo se han limitado a cumplir la normativa heredada por el gobierno anterior”. “Han cumplido la normativa del PP, pero no han reparado el daño que ha causado la rebaja de protección del edificio y se han resignado a no hacerlo. Deberían defendernos”, cuenta a este periódico.
El principio del drama -tan similar al desastre de la Operación Canalejas de Villar Mir- arranca cuando Emilio Botín vende el edificio por 265 millones de euros a Jianlin, después de que la ex alcaldesa Ana Botella y el ex presidente Ignacio González (PP) lo descatalogaran de la carta de Bienes de Interés Cultural (BIC) -en la que permanecía desde 1999- y rebajasen la protección del conjunto para poder derribarlo a su gusto.
El Ayuntamiento dice que con las 72.000 firmas hará lo que suele hacer: recibirles, escucharles y prestarles nuestra consideración
Desde el área de Urbanismo del Ayuntamiento aseguran a este periódico que no volverán a catalogar el edificio como BIC, porque eso costaría “muchísimo dinero”, sin especificar más. El consistorio imagina que el actual propietario iniciaría un pleito contra la protección del conjunto, aunque reconoce que no ha elaborado ningún estudio económico sobre lo que costaría defender en los tribunales esta causa. “El Ayuntamiento no puede asumir ese coste”, ha añadido un portavoz de Urbanismo a EL ESPAÑOL.
Precisamente, rebobinar y neutralizar la decisión del PP para volver a proteger el edificio es una de las peticiones que acompañan a la firma. Tal y como anuncia el consistorio, no se hará. Entonces, ¿qué harán con las 72.000 firmas? “Lo que venimos haciendo hasta ahora: recibirles, escucharles y prestarles nuestra consideración como una propuesta ciudadana”, dice Urbanismo. Además, el departamento informa que el proyecto que Carmena ha dado por aprobado se dará a conocer más adelante: “Hasta no ser aprobado o no, no podemos trascender los detalles del mismo”.
La justicia, única opción
Vicente Patón, arquitecto y portavoz de la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, se sorprende ante el anuncio de las obras sin tener el proyecto aprobado. “Dicen que el concejal ha conseguido que no se tire la fachada, pero no sabemos si se refiere sólo a la fachada principal, porque en el proyecto original la trasera y parte de las laterales desaparecen. ¡La parte trasera es la más interesante y arrasarán con ella!”.
El arquitecto ha defendido el patrimonio de la ciudad ante cualquier interés político y empresarial, como Villalobos en su tiempo libre. Patón lamenta que se vaya a destruir la galería comercial del piso bajo, con suelos y carpintería de bronce de extraordinaria calidad.
La última esperanza para detener el derribo del primer rascacielos europeo, con inspiración en la arquitectura neoyorquina, está en los tribunales: el pasado mes de abril el Tribunal Superior de Justicia de Madrid admitió a trámite dos recursos planteados por Ecologistas en Acción contra la modificación puntual del plan general que desprotege y permite la demolición del emblemático edificio. En principio, esta decisión debería paralizar cualquier obra inmediata hasta la pronunciación del juez.
“Uno tiene la impresión de que los ciudadanos volvemos a no representar nada, porque ellos tienen los votos. No somos cuatro, somos 72.000 personas las que apoyan la conservación del patrimonio, esto no se había visto nunca”, asegura Patón para subrayar el hito de la protesta ciudadana. Todas las asociaciones anuncian la creación de una plataforma ciudadana que saldrá a la calle a presionar al Ayuntamiento a que actúe a favor de la protección. Mientras, José María Villalobos mantendrá abierto el canal de recogida de firmas. La lucha para conservar el paisaje simbólico y emocional continuará.