Gaël de Guichen vuelve a apelar a “la emoción” para justificar la reapertura de la cueva de Altamira un día antes de la celebración del Patronato de Altamira. El científico realizó el informe sobre las condiciones de conservación de las pinturas ha asegurado que un nuevo cierre al público sería “terrible”.
Guichen ha ofrecido una conferencia en el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) sobre la conservación preventiva, en la que ha señalado la "importancia única y a la emoción que pueden causar en los visitantes" como uno de los factores clave para tomar la decisión de abrir.
"Toda decisión debe basarse en permitir que el máximo de gente pueda tener un contacto directo con estas pinturas. Nuestra labor no es sólo técnica, sino también social", ha subrayado Guichen. También son sociales las razones que le llevaron a asegurar al consejero de Turismo cántabro, Francisco Martín, que habría que sacar a subasta entradas al año para incentivar el turismo en la comunidad.
El conservador ha reconocido que la temperatura corporal de las personas supone una variación respecto a la temperatura original de la cueva, pero nada que "suponga una tragedia". De hecho, esa variación supone apenas una diferencia de décimas que se reduce en un breve periodo de tiempo tras la salida de los grupos de visitantes.
'Las Meninas' no cierran
"Es evidente que la presencia del hombre supone un impacto físico-químico en la cueva, todas las personas tienen una temperatura corporal de 37ºC y van siempre con zapatos, lo que suponen microorganismos. Pero es igual para todos, los científicos o los periodistas también pueden participar activamente en el deterioro del patrimonio", ha dicho.
Además, ha puesto como ejemplo el número de visitas que recibe el Museo del Prado y cómo también podrían afectar a los cuadros. "Ayer estaba en el museo y observé un grupo de 40 japoneses agolpados frente a Las Meninas. No creo que el director de Bellas Artes pidiese el cierre al Gobierno por el elevado número de visitantes", ha ironizado.
Según los datos que ha expuesto, las visitas en las cuevas con arte rupestre se han reducido en los últimos años. De las 11.000 que contabilizaba Altamira en el año 2001 se han pasado a 312 en 2015, mientras que en Lascaux han pasado de 1.500 a ninguna, porque están cerradas. Las únicas que se mantienen al mismo nivel son las visitas a Chauvet, 60 anuales.
Por ello, Guichen considera "un desafío muy importante" que a través de la 'conservación preventiva' se facilite en los próximos años mantener al menos las visitas. Asimismo, ha concluido mostrándose "seguro" de que en el futuro se encontrarán más cuevas con arte rupestre. "Las que se conocen hasta ahora han sido encontradas con suerte", ha añadido.