La obra construida de Zaha Hadid pasa como una de las cumbres de la arquitectura contemporánea. Sin embargo, la concepción de la obra, sus apuntes e ideas, ensombrecen la misma realización. Su revolución radica en la relevancia que adquirió su firma al ser la primera mujer que conseguía un reconocimiento internacional, que la colocó al mismo nivel que sus compañeros en el grupo de arquitectos estrella. En una disciplina que tradicionalmente ignora la labor de muchas arquitectas, Zaha Hadid pudo destacar en solitario y a la altura de sus compañeros.
El carácter marcadamente formal de su modo de proyectar tampoco ayudó: impedía que sus fantásticos dibujos tuvieran una plasmación real en forma de edificio construido. Su arquitectura sugería, en papel o en la pantalla del ordenador, espacios mucho más interesantes que los que los medios de construcción podían traducir en edificios.
Las obras de la arquitecta anglo-iraquí tenían un soplo de aire fresco difíciles de construir
Pese a su origen iraquí, se puede considerar como una arquitecta británica, pues se formó en la Architectural Association School of Architecture de Londres y allí estableció su estudio. Su trabajo se relaciona con el de sus maestros en la universidad, Rem Koolhaas -para el que trabajó en su Office for Metropolitan Architecture en Rotterdam- o con la arquitectura deconstructivista de Peter Eisenman.
Sus proyectos a finales de los setenta y primeros ochenta tenían reminiscencias de las arquitecturas constructivistas soviéticas, influencia que compartía con el propio Koolhaas. Perspectivas lineales muy forzadas, con la diagonal como protagonista. Dibujos con colores planos,en los que las líneas claras delimitaban los espacios.
Cuenta el arquitecto José Ramón Hernández, que estudiaba en la Escuela de Madrid en esa época, la admiración con la que Juan Daniel Fullaondo recibió los dibujos que llegaban de Hadid a través de las publicaciones londinenses. Fullaondo fue una figura importante en la renovación y difusión de la arquitectura española, siempre al tanto de los movimientos que animaban la arquitectura y el arte.
Falta papel
Esto ayuda a entender el soplo de aire fresco que suponían las propuestas de la arquitecta anglo-iraquí. Pero estas propuestas tenían difícil traducción constructiva. Muchos de los proyectos de Hadid no pasaban del papel.
Durante un par de décadas, ninguno de sus grandes proyectos pudo ser construido
Como reconoció el jurado del Premio Pritzker: “Ms. Hadid se ha visto cada vez más reconocida mientras continuaba ganando concurso tras concurso, siempre luchando para conseguir que sus originales propuestas se construyeran. Desalentada, pero impávida, ha utilizado las experiencias en los concursos como un "laboratorio" para continuar perfeccionando su talento excepcional en la creación de un lenguaje arquitectónico como ningún otro”.
Durante un par de décadas, ninguno de sus grandes proyectos pudo ser construido. Es decir su gran talento plástico no encontraba reflejo con las técnicas constructivas tradicionales, que difícilmente podían reproducir las superficies planteadas en el proyecto.
Su primera obra reconocida llegó en 1993, con la estación de bomberos dentro del complejo Vitra, un recinto en el que la empresa de mobiliario ha reunido un importante catálogo con obra de los principales arquitectos de las tres últimas décadas. Por tanto, puede entenderse esta realización como un pabellón para una feria, y no como un edificio plenamente funcional.
Su consagración llegó una década después, en 2003, con la construcción del Centro de Artes Contemporáneas en Cincinnati, su primera obra en EEUU, y una de sus primeras de escala importante. En sus volúmenes se pueden leer las arquitecturas que sugerían sus primeros dibujos. La obra fue bien recibida y permitió a Hadid consolidar su posición dentro del escalafón de arquitectos de renombre internacional.
Los sueños, realidad
Este reconocimiento y la aparición de los sistemas informáticos, que permitieron construir el Museo Guggenheim de Bilbao, fueron la vía de salida que encontró el equipo de Zaha Hadid para poder levantar sus ideas. En la actualidad, estos medios permiten construir cualquier forma geométrica y los nuevos materiales pueden adaptarse cualquier superficie planteada. Abandonaba así una arquitectura basada en el línea y el plano, relacionada con sus influencias constructivistas, para pasar a una arquitectura en la que la superficie era la protagonista.
En 2004 fue galardonada con el Premio Pritzker, que incidió en la calidad formal de sus propuestas y en su talento para generar una arquitectura que se alejaba de la norma. Dentro del escalafón de arquitectos estrella hizo que, muchos de los concursos que en los años ochenta y noventa ganaba y no podía ver construidos, pasaran a ser caros edificios que se justificaban en el prestigio de su propio nombre.
Esto hizo que su firma fuera reclamada para la construcción de escenarios de eventos, en los que la imagen importaba más que la racionalidad tanto económica como espacial. Juegos Olímpicos, Mundiales de fútbol, Exposiciones Universales eran el campo en el que esta arquitectura destacaba.
El centro Acuático para los Juegos Olímpicos de Londres sobresale como uno de sus principales aciertos: logra una interesante espacialidad, que permite una adecuada visión de las competiciones. Este edificio supuso su reconocimiento final en la ciudad en la que se había establecido y en la que no había podido construir una obra importante.
Finalmente, en septiembre de 2015, fue distinguida con la Medalla de Oro de la RIBA, por primera vez concedida a una mujer, pionera de nuevo. Este reconocimiento a toda una carrera destaca su influencia en la arquitectura mundial. Esto tendrá que ser refrendado en los próximos años, ya que su obra puede ser un canto de cisne de un modo muy personal de entender la disciplina.