Días antes de que Miguel Zugaza anunciara la bomba, su dimisión como director del Museo Nacional del Prado, se reunieron, en el auditorio de la pinacoteca para presentar la exposición temporal Ribera. Maestro del dibujo, los favoritos a heredar el trono del museo más importante del patrimonio español. Miguel Falomir (actual subdirector del museo), Gabriele Finaldi (antiguo subdirector del museo y actual director de la National Gallery de Londres, comisario de la muestra) y Mark Roglán (director del Meadows Museum de Dallas, que produce la exposición y la exhibirá).
En sus turnos de palabra, los tres alabaron el museo y la importancia de una visión sobre el dibujo de uno de los referentes del Prado. Roglán (Madrid, 1971), además, añadió unas líneas de alabanza y amistad al director saliente, que días después pide “continuidad” al Patronato, en el nombramiento de su sucesor. Falomir (Valencia, 1966) y Finaldi (Londres, 1965) han crecido a su abrigo, mantienen muy buena relación con él y conocen las virtudes que ha desplegado Zugaza (Durango, 1964) para conseguir lo que el museo necesita. Roglan ha estado muy vinculado al Prado durante la década al frente del Meadows, que él mismo ha insistido en definir como el pequeño Prado.
EL ESPAÑOL ha podido saber que el museo ha tanteado a Dolores Jiménez Blanco (Granada, 1959) y ella ha rechazado. Aunque la propia historiadora y miembro del Patronato del museo desmiente la información. “El museo debería tener un director de la misma categoría que la de Miguel Zugaza para mantenerse en el lugar en el que él lo ha dejado, con un alto prestigio internacional y abierto a autores extranjeros, gracias también a la labor de Gabriele Finaldi”, cuenta Jiménez Blanco a este periódico.
El museo debería tener un director de la misma categoría que la de Miguel Zugaza para mantenerse en el lugar en el que él lo ha dejado
La preferencia de Miguel Falomir por seguir en su actual cargo e investigando la pintura italiana y francesa del Prado hasta 1700, tal y como expresó a este periódico, resumen los candidatos a la dirección a Finaldi y Roglán. EL ESPAÑOL también ha podido saber que la comisión del Patronato piensa convocar un concurso público para la selección del nuevo director.
La culpa es del brexit
Tal y como ha podido saber este periódico, miembros destacados del Prado ya se han puesto en contacto con Finaldi, que llegó hace un año a la National Gallery, donde se formó como historiador del arte especializado en José de Ribera. El museo de Londres le recibió con una huelga de los servicios de seguridad, algo que no había vivido en los 14 años que estuvo trabajando, mano a mano, con Zugaza.
¿Qué ha cambiado para que este londinense de padre napolitano y madre anglosajona, reservado y comedido, pueda ver con buenos ojos deshacer sus pasos y regresar al museo en el que ganó reconocimiento internacional? El brexit. “No sabemos qué va a pasar. Es preocupante, y no me refiero a cuestiones solo económicas, sino de identidad y de relaciones con otras instituciones y otros países”, contestó al periodista de El País, Borja Hermoso.
Finaldi tiene un perfil programático que encaja a la perfección en la “continuidad”, porque mantiene su idea de vincular el arte contemporáneo a los grandes maestros del pasado para ampliar el campo de acción y de espectadores. Cree en la experiencia de lo artístico a través de las grandes exposiciones temporales, que también son una fuente de beneficios muy importante para los museos en tiempos de recorte. Precisamente, ha trabajado con Zugaza en las fórmulas de financiación alternativas para ganar autonomía en la gestión de lo público. También confía en la inversión de la difusión digital del Prado, más allá del edificio Villanueva.
El Prado necesita una mirada ambiciosa y una gran altura intelectual, porque su autoridad intelectual es lo que diferenciará a este museo del resto
Finaldi representa la herencia natural del proyecto de modernización de Miguel Zugaza y suma, además, una virtud que el director saliente reclama: “El Prado necesita una mirada ambiciosa y una gran altura intelectual, porque su autoridad intelectual es lo que diferenciará a este museo del resto”. A diferencia de Zugaza, un gran gestor, Finaldi es un gran conservador, un investigador que ha pasado más horas en archivos y bibliotecas que en reuniones con sindicatos para acordar nuevos horarios o en ministerios para cerrar los presupuestos. En contra, no es español y habrá problemas para su contratación como director, como ya los hubo para su fichaje como subdirector. Hubo que inventar la categoría de Director adjunto de Conservación e Investigación.
Petrodólares en el Prado
Mark Roglán no tendría ese problema. Es madrileño. Ha trabajado con las principales colecciones españolas de maestros antiguos, como la Casa Alba o la Abelló. Desde su llegada hace una década ha difundido la idea de que el Meadows (“prado”, en inglés) es un satélite del Prado en la tierra de los petrodólares y a pequeña escala, porque su fundador (Algur Hurtle Meadows) se inspiró en el museo español.
Roglán es el mejor embajador del arte español en la tierra de las oportunidades y una puerta de salida del patrimonio español: no sólo es un aliado con chequera sin fin para invertir en exposiciones e investigaciones, su talonario es competencia en adquisiciones. El último roto que ha hecho al Prado es la compra del último retrato que pintó Goya -su nieto, Mariano- en una subasta, en la que el Estado español ni siquiera entró a pujar.
¿Se imagina como máximo representante del arte español en todo el mundo, dirigiendo el Prado? “Eso es mucho imaginar. El poder ayudar a proyectar y estudiar el arte español fuera de España continúa siendo una realidad muy importante y reconfortante de mi trabajo por la que me considero extraordinariamente afortunado”, responde a este periódico ante la posibilidad. En los últimos meses ha dado entrevistas promocionando su figura y su empeño en la defensa del patrimonio nacional.
La internacionalización del Prado es una realidad que no ha hecho más que empezar y que tiene un enorme potencial de crecimiento
Su oportunidad llega en la urgente necesidad de internacionalización del museo. Hasta el momento, los contactos internacionales han sido mínimos aunque muy sonados, el mayor de todos la gran exposición de los fondos del Hermitage ruso y los diez Picassos del Kunstmuseum de Basel. Pero hay notables ausencias en los intercambios, de entre los que llama la atención los museos holandeses como el Rijksmuseum de Amsterdam y la falta de una gran exposición temporal en el Prado dedicada a Rembrandt. Cuentas pendientes a saldar para la nueva era.
Futuro internacional
En la nueva etapa que inicia el Prado, ¿sería importante una mayor internacionalización? “La internacionalización del Prado es una realidad que no ha hecho más que empezar y que tiene un enorme potencial de crecimiento. Siempre hay aspectos mejorables en cualquier institución, pero en un mundo global como el que vivimos, la internacionalización es fundamental”, asegura Roglán a este periódico. Él ha montado con el Prado seis exposiciones, ha invertido en conservación, ha creado un programa de intercambio de futuros investigadores “que ha sido todo un éxito y una de las iniciativas mas enriquecedoras”.
Desde hace seis años, el Prado ha incentivado la exportación y alquiler de sus colecciones al extranjero para dar a conocer el patrimonio español y, desde luego, reforzar los ingresos propios. Miguel Zugaza, con Finaldi como subdirector, se esforzaron en fomentar este capítulo, al que nunca han querido llamar “alquiler”, pero que ha reportado 3,4 millones de euros en el mejor de sus años.
Son transacciones comerciales realizadas fuera de España a cambio del patrimonio, que ausentan durante largas temporadas algunos de los cuadros más significativos de la colección, como Marte de Velázquez (estará fuera del museo casi un año). Mientras la Ley de Mecenazgo siga sin reformarse y los ingresos privados españoles no se interesen por la inversión cultural, el Prado deberá insistir en la internacionalización (salir a buscar el dinero extranjero). Las cuatro empresas españolas que mas aportan al museo son Fundación Axa, Fundación BBVA, Fundación Telefónica y Obra Social la Caixa.
Financiación a la americana
Preguntamos a Roglan -caballero de la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica por su contribución al arte español- por los puntos fuertes del Museo del Prado. Responde que es una institución de referencia en el panorama internacional debido a “la calidad de sus sus exposiciones temporales, importantes adquisiciones, el departamento de restauración, y por supuesto la colección permanente, una de las mejores colecciones de arte europeo en el mundo”.
“Su estrecha conexión con el coleccionismo de la monarquía española; el ser reflejo de la propia historia de España; sus casi 200 años de experiencia, una larga trayectoria que pocos museos han vivido, son también elementos que hacen del Prado una institución única. Cualquier amante de la pintura europea se encuentra en el quinto cielo cuando visita el Prado debido a la extraordinaria calidad de su colección, siendo quizá las áreas mas fuertes las de pintura de las escuelas españolas, italianas, y flamenca; aunque sus fondos de dibujo, escultura, y artes decorativas también son de primer orden”, añade el director del Meadows, demostrando que tiene muy bien aprendida la lección.
Roglán llega a un sistema de financiación completamente desconocido para él, puesto que el museo Meadows se financia con sus propios fondos, con los de la universidad a los que está ligado (Southern Methodist University, SMU) y con las donaciones privadas. No tiene aportación pública y su presupuesto anual es de 6 millones de dólares (El Prado, algo más de 40 millones de euros) y tiene 50.000 visitas al año (El Prado roza los tres millones de personas).
El mecenazgo es parte del ADN de la sociedad americana y no algo exclusivo de las grandes fortunas
La Ley de Mecenazgo ofrece la posibilidad de una desgravación del 80%, en España no pasa del 40%. Pero para Roglán la mayor diferencia entre EEUU y España en el mantenimiento de sus museos no son sus donaciones, ni sus desgravaciones, sino sus donantes. Como contaba a este periodista hace dos años, “el mecenazgo es parte del ADN de la sociedad americana y no algo exclusivo de las grandes fortunas”. “Todo el mundo dona, ayuda y participa en las organizaciones no lucrativas. La sociedad invierte con tiempo, no sólo con dinero”. Zugaza quiere dejar su cargo en tres meses, para entonces sabremos si la fórmula transatlántica puede tener calado en Europa.