“En La bola de cristal fuimos más bestias de lo que han sido Guillermo Zapata o los Titiriteros. Hoy sería imposible emitirla, estaríamos todos imputados”, contesta el filósofo Carlos Fernández Liria (Zaragoza, 1959), guionista junto a Santiago Alba Rico del programa que se emitió los sábados en Televisión Española, entre 1984 y 1988. Recuerda que el programa fue una excepción, una oportunidad que se acabó y que pasó desapercibido porque no había tanta vigilancia como hoy.
El bloque bipartidista ha enloquecido porque hay dos actores políticos nuevos. España se ha convertido en un Estado histérico
“Ahora todo está bajo control, hasta el último chiste de Twitter. Eso mide la distancia entre el pasado y el presente. Vivimos en un estado de histeria y enloquecimiento”, añade el filósofo en alusión a la petición del fiscal de dos años y seis meses de cárcel para una tuitera por bromear sobre Carrero Blanco en Twitter.
Fernández Liria marca el 15M como un hito en el que todo cambia y el Gobierno adquiere nuevas autoridades para reprimir las manifestaciones de las libertades. “La Ley Mordaza es un insulto a la inteligencia”. Para Fernández Liria el Estado de Derecho está seriamente amenazado debido a actuaciones como la de la fiscalía, convertida en una herramienta gubernamental sin control. “El bloque bipartidista ha enloquecido porque hay dos actores políticos nuevos. España se ha convertido en un Estado histérico”.
En estos momentos se está reprimiendo en España más que hace cinco años
“Sí, hay un retroceso en los derechos civiles si se compara con los primeros años de este siglo”, responde Joan Garcés (Valencia, 1944), reconocido por sus contribuciones al derecho internacional en la lucha contra la impunidad de las dictaduras. “En estos momentos se está reprimiendo en España más que hace cinco años. En este tiempo se han aprobado normas y prácticas que refuerzan la capacidad de la Administración para reprimir. Esta disminución de libertades se debe a la crisis de legitimidad del sistema y al aumento de la protesta social”, cuenta el autor de Soberanos e intervenidos. Estrategias globales, americanos y españoles (Siglo XXI). Es la reacción dinámica: a más protestas, menos libertades y más represión.
Defensa o muerte
Cuenta Garcés que la libertad es un privilegio que hay que cuidar y luchar por él. “Lo que la sociedad debe hacer es protestar contra estas represiones a quienes hacen chistes”. La democracia depende de la lucha constante ante las respuestas del gobierno a los cambios de los supuestos económicos. En el caso del PP, la aplicación de la Ley Mordaza y el aumento de la capacidad sancionadora de la Administración fuera del control de los tribunales. “O nos defendemos o nos recortan las libertades”, remata Garcés.
Para el artista Abel Azcona (Pamplona, 1988) esto es un “ojo por ojo”. El performer navarro coincide en la reacción ultraconservadora contra el ejercicio de las libertades. “En el momento en que surgen movimientos políticos y culturales en Europa en defensa de los derechos civiles, la ultraderecha se potencia”.
Los creadores somos los creadores del cambio. Es nuestro deber
Azcona cabreó a los ultras cristiano por escribir “pederastia” con hostias consagradas y piensa que España es un país hipócrita porque los elogios y las críticas se lanzan en función de los intereses de cada cual. Precisamente por ese motivo piensa que España es Eldorado para los “artistas críticos”, porque “tenemos mucho trabajo por delante por hacer”. “Los creadores somos los creadores del cambio. Es nuestro deber”, dice.
Para Azcona, el arte no le debe nada a nadie. Es una herramienta de crítica política muy válida. Pero muchos lo toman como una herramienta al servicio de la política: “Los conservadores detestan el arte que promueve el feminismo, los derechos de los homosexuales, el multiculturalismo, los programas sociales, etc”, explica el filósofo George Lakoff (Bayonne, EEUU, 1941), en el ensayo Política moral. Cómo piensan progresistas y conservadores (Capitán Swing). “Tampoco les agrada el arte que trata los conflictos más profundos de nuestra cultura”.
Terror a la libertad
Uno de esos conflictos en la sociedad española es el terrorismo. El músico César Strawberry (Madrid, 1964) ha quedado libre de las acusaciones de enaltecimiento de terrorismo, pero reconoce que el terrorismo internacional está favoreciendo el recorte de los derechos y libertades del ciudadano. “Es un arma perfecta para someternos. La seguridad es un argumento lapidario al que deben cederle su sitio el resto de derechos. Esa es la sombra del regreso de las estructuras dictatoriales”, cuenta a este periódico.
El cantante de Def con Dos cree que el Estado ha impuesto una estrategia del miedo que ha debilitado al ciudadano. De esta manera, los más reaccionarios aprovechan para menguar el espacio de las libertades y acosar con casos ejemplarizantes. “Casos como el mío. Lanzan un mensaje para criminalizar a la opinión pública”, dice. Apunta que es un regreso al pasado. A la dictadura. Strawberry señala a España como un país poco proclive al pensamiento libre.
La tecnología controla a la ciudadanía como no había pasado nunca antes
“No creo que ahora haya más libertad. De hecho, las nuevas tecnologías e Internet, lo que han provocado es que gocemos de unas libertades de expresión y de comunicación inéditas, al tiempo que la tecnología controla a la ciudadanía como no había pasado nunca antes. Hasta las convicciones ideológicas está condicionado a los “me gustas” en las Redes”.
Títeres contra la represión
También archivado ha quedado el caso Titiriteros. Una vez pasada la tormenta que amenazaba con descargar chuzos de punta terrorista sobre sus cabezas, Raúl García y Alfonso Lázaro ya preparan la nueva función de Títeres desde abajo. ¿Vive España un retroceso de la libertad de expresión? “Vivimos un retroceso en todas las libertades no sólo en la que se refiere a la libre expresión. Cuando el sistema económico y político que lo acompaña entra en crisis, la represión es la forma que tiene el Estado de mantener los privilegios de las élites de poder”, cuenta a EL ESPAÑOL García.
Resulta muy cómodo manifestar nuestro disgusto en lugar de a través del diálogo reclamando la actuación violenta de la ley
Aclaran que la cultura no es la única perseguida, que la represión cae sobre cualquier persona que pueda resultar incómoda al poder. ¿Qué consecuencias tiene la censura sobre la democracia? “La democracia es un sistema político adecuado al desarrollo del capitalismo y bajo su halo de sistema político legítimo e ideal puede permitírselo ya que cuenta con todo un sistema propagandístico que nos hace temer la libertad del que es diferente”, responden.
“Vivimos un momento crispado en el que nos ofendemos con demasiada facilidad al escuchar cosas que no son de nuestro agrado. Resulta muy cómodo manifestar nuestro disgusto en lugar de a través del diálogo reclamando la actuación violenta de la ley”, añade García, que asegura que el Estado intenta acallar las voces molestas y amedrentar a quien quiere expresarse libremente.
La policía la llevamos todos dentro. No hace falta un Ministerio de Propaganda
En ese sentido, los titiriteros coinciden con el comisario de exposiciones e historiador del arte Jorge Luis Marzo, cuando dice que la Inquisición ya somos todos. “La policía la llevamos todos dentro. No hace falta un Ministerio de Propaganda, las reglas y las normas se ha mercantilizado y la gente censura. Ya no hay una autoridad que decide: la censura es un derecho inalienable”.
Los juicios paralelos
Rocío Ballesta fue imputada por participar en la procesión del Santísimo coño insumiso, el uno de mayo de 2014, en Sevilla. El caso también fue archivado. La manifestación recorrió varias calles del casco antiguo de la ciudad y la Asociación de Abogados Cristianos denunció que “durante la marcha, anarquistas y feministas radicales realizaron diferentes vejaciones de la fe cristiana”. Portaban una vagina de plástico gigante, vestida de virgen María.
En parte es culpa nuestra como sociedad, porque se lo hemos permitido a nuestros representantes
“Es obvio el retroceso en las libertades”, cuenta Rocío Ballesta, que señala que la ley vigente facilite las denuncias contra una manifestación. El grupo se ha mantenido al margen de los medios, porque fueron arrastradas al escarnio público. “Saben que este tipo de denuncias no van a llegar a nada, pero te someten a juicios paralelos sociales”, añade.
“Es el mismo Gobierno el que pone más cotas a nuestras libertades a golpe de ley. Cuanto más control, mejor para ellos. Persiguen la unificación del pensamiento y la moral, evitar el disentimiento social de ciudadanos y ciudadanas”. No es algo nuevo, apunta, todos conocemos la Ley Corcuera. “En parte es culpa nuestra como sociedad, porque se lo hemos permitido a nuestros representantes”.