Arte
Fotografía y literatura
Y Cenicienta se dio al alcohol: el verdadero final de las princesas Disney
Harta de que la literatura tradicional insuflara a las jóvenes lectoras finales ideales -y muy alejados de la sórdida vida-, la fotógrafa Dina Goldstein juega a proyectar, en 'Princesas caídas', qué fue de las protagonistas después de que el héroe las rescatara y se besaran antes de los créditos. Ah, sorpresa: aquí no comió nadie perdices.
3 mayo, 2017
12:32
Mujeres
Fotografía
Feminismo
Machismo
Lorena G. Maldonado
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Blancanieves, después del beso de amor que la salvó del veneno, se convirtió en la esclava doméstica de un príncipe gandul, con tres críos llorones y un perro ruidoso. Dina Goldstein.
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Un bajón: la madrastra fustigándola, las hermanastras marginándola, el príncipe no era para tanto... Cenicienta se dio cuenta de que su gran aliado de cristal no era el zapato, sino un vaso de chupito. Dina Goldstein.
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La intención de la fotógrafa es dar a cada princesa un "entorno realista y actual", a pesar de las numerosas críticas recibidas. La sirenita, como era de esperar, acabó en un acuario. Dina Goldstein.
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Jasmín, la princesa de Aladdín, desafió las normas de su reino para casarse con un hombre sin sangre noble. Tiene claro que si su país fuese invadido se uniría a la insurgencia irakí.
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La Bella Durmiente, en la versión de Dina Goldstein, jamás se despierta. Padecía narcolepsia. El beso nada puso hacer contra la cruda realidad, y el príncipe envejeció esperándola.
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Esta es, sin duda, la imagen más dolorosa del proyecto de la fotógrafa. Rapunzel pierde su seña de identidad, su larguísimo cabello, a causa de la quimioterapia de un cáncer.
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John Smith se lanza a la conquista de nuevas tierras y Pocahontas se queda en su casa occidental, en un mundo que no es el suyo, acumulando basura, terriblemente aburguesada.
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Caperucita Roja se hunde en un imaginario de McDonalds, para hacer las delicias del lobo.
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La Bella se siente presionada a hacer honor eternamente a su nombre y pasa por el quirófano una y otra vez para retocarse. En el cuento original de 1740, escrito por Gabrielle-Suzanne Barbot, el mensaje es una crítica a los matrimonios de conveniencia de los señores poderosos con hermosas jóvenes.
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