En los parques, en las calles berlinesas, en los puentes que cruzan de lado a lado la carretera y sobre las verjas de las tiendas, las esvásticas siguen cubriendo el decorado de las ciudades europeas. Están prohibidas y penadas por la ley en Alemania, es más: cualquier expresión que haga apología al régimen nazi es ilegal. Pero todavía quedan posos -que están resurgiendo- de un pasado que sigue presente.
#PaintBack quiere acabar con todas las esvásticas que se cobijan en el asfalto urbano a través del grafiti. Con este hashtag el grupo Legado Artístico (Die kulturellen Erben) empezó un movimiento que ya ha recorrido, a través de las redes sociales, las ciudades de Europa y con el que quieren eliminar las marcas de la pintura nazi de las paredes.
Pintar de nuevo
Todo empezó en la tienda de grafitis de Ibo Omari, cuando un hombre entró a comprar botes de spray para tapar la pintura de una bandera nazi en el parque donde jugaba su hijo. Entonces, Omari se ofreció a pintarla él mismo. Pero no quiso tacharla ni emborronarla con una mancha de pintura, quiso convertir la simbología nazi en arte.
Lo hizo, la bandera nazi se convirtió en un mosquito y firmó: Paint Back. Así comenzó el movimiento de reconstrucción, el canjeo de violencia por arte y la iniciativa que limpia las calles con toques de aerosol.
El mundo del odio y la expresiones de desprecio ahora tienen una respuesta artística. El grafiti que hace apología al nazismo se cambia de bando y se convierte en un mensaje con humor y representaciones sentidas que no ofenden a nadie sino que son agradables.
Los grafitis no parecen una denuncia, tampoco da la sensación de que quieran reivindicar o protestar por las manifestaciones a favor del régimen nazi. Todo lo contrario, son una expresión simpática:a través de conejos, sudokus, flores, cubos de rubik… consiguen acabar con el ensalzamiento para decorar el pavimento.
Un movimiento de redes sociales
Los miembros de Legado Artístico pintan figuras fáciles de imitar, las imágenes son sencillas para que los aficionados puedan seguir con la idea y crear un movimiento artístico de reivindicación calmada. Lo importante es la propia iniciativa, las calles y el respeto a lo que pasó hace no tanto tiempo. No importan los nombres, los artistas son secundarios, ellos mismos pixelan sus caras en los vídeos que publican con el hashtag.
#PaintBack ha viajado por Instagram, Facebook y Twitter, luchan contra el auge de una tendencia en crecimiento que apoya al régimen nazi. No es tan sólo una demanda de responsabilidad, es también una forma de reivindicar que el grafiti no es una expresión de la violencia.