Ya lo dijo en su día la actriz y cómica Betty White: “¿Por qué la gente dice “ten un par de huevos”?. Los huevos son frágiles y sensibles. Si quieres ser duro, ten una vagina. Ellas sí que aguantan derrotas”. El feminismo vuelve a estar en auge, y a su paso está espantando fantasmas, puritanismos, incoherencias y surrealismos. Se está empezando a empoderar a la mujer, se sigue luchando por la igualdad y se está consiguiendo al fin que la palabra de la fémina se perpetúe en el tiempo y cale en nuestras actitudes.
Las nuevas generaciones están creciendo con nuevos conceptos, con oídos limpios, con lecciones renovadas y cambios desde los techos hasta los cimientos. Se han rebelado mujeres de todos los ámbitos y estatus: actrices, investigadoras, cantantes, amas de casa, escritoras, filósofas, profesoras, doctoras, ingenieras, científicas; pocos son ya los huecos donde el género femenino no haya puesto su vuelo y alzado su voz.
Desde Virginia Wolf hasta Simone de Beauvoir, pasando por Coco Chanel, Emma Goldman, Meryl Streep y Madonna, algunas con más influencia que otras, pero todas persiguen la misma ilusión. Cada una de ellas desde su terreno y tono, queriendo que se les reconozca su lugar por derecho y no a empujones.
El ciclo de renovación femenino
La menstruación, como proceso natural del cuerpo sano de la mujer, es un ciclo de renovación de nuestro organismo. Un proceso que ocurre en el mismo período de tiempo que el ciclo lunar, astro que casualmente se ha asociado en culturas de muchos tiempos y lugares al sexo femenino. En otras culturas como la Antigua Roma o el pueblo wayuu del Caribe se encierra a la mujer durante el tiempo que dura su sangrado, considerándose impuras y demás supersticiones derivadas de un sistema patriarcal. La cineasta Priscila Padilla plasma este suceso en una película documental llamada La eterna noche de las doce lunas.
Por tanto, la menstruación, como algo sano y natural, que llega y se va con la maduración de la mujer, demandaba una plasmación en el arte, como ya la han tenido otros procesos como la maternidad o la vejez... Necesitamos una naturalización de este proceso, como algo normal, necesario e incluso bonito en cuanto a su significado. Es a esta necesidad de representación de nuestro ciclo a la que responden las siguientes artistas.
Artistas como Vanessa Tiegs (Nueva York, 1967) se han querido unir al ejemplo y contribuir en la lucha desde el mundo de la pintura. Aun con la equidad de sus intenciones, con respecto a las del resto de profesionales, el método que esta pintora ha elegido para ensalzar la figura de la mujer, es tan peculiar como controvertido. Y ella lo sabe y más lo aprovecha, aunque no está sola. Jen Lewis, Sarah Levy, Juliaro, Ingrid Berthon-Moine, Zanele Muholi, son algunas otras de las artistas que utilizan su propia menstruación como pigmento protagonista, único y natural a la hora de realizar sus obras.
Jen Lewis, Sarah Levy, Juliaro, Ingrid Berthon-Moine, Zanele Muholi, son algunas otras de las artistas que utilizan su propia menstruación como pigmento protagonista, único y natural a la hora de realizar sus obras
Cada una de ellas trata la sangre con una técnica desigual y plasman sus ideas de diferentes maneras, algunas disuelven su sangre con agua, mientras otras las aglutinan con gelatina; pero todas unidas por la misma pretensión. Alguna parte de lo onírico y otras de la rebelión. Algunas buscan más la belleza en cada pincelada y otras en cambio, quieren reivindicar aprovechando la ocasión.
El nuevo término: "Menstrala"
Vanessa Tiegs es una de las expertas más famosas en esta “nueva” forma de arte, y aunque a la mayoría de la población le resulte cuanto menos “insólito” el resultado de su obra, no es la primera vez que se pinta con una secreción del cuerpo. En el paleolítico ya se pintaba con sangre y a día de hoy nos sigue pareciendo fascinante, por lo que la neoyorkina, nada nuevo ha inventado. Eso sí, ha sido la encargada de crear y acuñar un nuevo término, “Menstrala”, siendo este el nombre de su colección que cuenta con un total de 88 piezas.
En sus obras se puede reconocer claramente la sangre, y responde cada una de ellas al deseo de su artista: “Ojalá el mundo fuese tan universal como nuestros ciclos”. Tiegs pretende compartir la necesidad de mostrar al mundo imágenes positivas e interesantes, de la menstruación. "La sangre menstrual es la única sangre que no es violenta", añade. Utilizando su obra como arte y a su sangre como medio universal.
En sus obras se puede reconocer claramente la sangre, y responde cada una de ellas al deseo de su artista: “Ojalá el mundo fuese tan universal como nuestros ciclos”
El término “Menstrala” a día de hoy es un neologismo que se refiere a un movimiento de arte global y universal, al igual que se pretende que sean los ciclos. Vanessa procura encontrar en una herramienta odiada y repudiada por algunos, el poder y la belleza que el flujo puede llegar a tener, intentando desechar la idea de la menstruación en general como algo repugnante que tiene sembrada la mayoría de la población.
Desde la década de los setenta, muchas representaciones de arte han tocado el tema de la menstruación, tratando de transformar la incomodidad social que despierta este tema, con una experiencia fisiológica que la mayoría de las mujeres tienen. Coincidiendo con el movimiento de liberación de las mujeres, piezas como la Bandera Roja de Judy Chicago, una fotolitografía de la mano de una mujer que se sacaba un tampón ensangrentado de la vagina, provocaba admiración y disgusto.
Donald Trump pintado en sangre
El mismo revuelo levantó la obra que llevó a cabo la artista y activista Sarah Levy, retratando con su propia sangre la cara de Donald Trump tras atacar este a una periodista aludiendo a su periodo en medio de una entrevista para la CNN. Levy quiso dejar claro al plasmar la cara del Presiente en su obra, lo creativa y políticamente relevante que puede llegar a ser la sangre menstrual. Y dio un paso más, ya que destinó los beneficios que consiguió con la obra a los inmigrantes.
La escritora Gloria Steinem argumenta que si el zapato estuviera en el otro pie, los hombres considerarían la experiencia digna de orgullo. “La menstruación es un proceso biológico, pero su significado está relacionado con el género. Y como es en gran parte una experiencia de la mujer, se devalúa", dice.
Vivimos rodeados de imágenes sangrientas, el gore nos rodea, y sin embargo nos da “asco” la sangre menstrual.
Evidentemente, pese a que cada artista ha llegado al mismo punto siguiendo caminos diferentes, tras todas estas creadoras se esconde una reivindicación feminista, el deseo de romper estigmas y exigir al mundo un poco de sentido común: vivimos rodeados de imágenes sangrientas, el gore nos rodea, y sin embargo nos da “asco” la sangre menstrual. Incluso a las propias mujeres. No olvidemos todos esos mitos que aún circulan por ahí y que nuestras abuelas probablemente siguieron a rajatabla: con la regla no te duches, no comas helado, ni se te ocurra hacerte la permanente, o mayonesa. Y, por supuesto, no tengas relaciones sexuales.
Contra la discriminación, arte
Estas mujeres han puesto su grano de arena, cada una a su manera, para mostrar al mundo su sangre menstrual y ensalzar así la importancia de la mujer. Muy pocas cosas son verdaderamente universales como los ciclos menstruales que son capaces de cruzar los límites del tiempo y el lugar, de la clase y la cultura. Su arte es una expresión visual de las emociones, la armonía y la agitación asociadas con la feminidad. Y han conseguido hacerlo así de bonito.
No buscan discriminar a los hombres por su condición, ni se avergüenzan de su involuntaria testosterona. Ellas no atacan, ni pelean, ni pretenden enemigos. Ellas defienden, alaban, enseñan, aprenden y reivindican la figura de la mujer en todo su esplendor y sin ataduras ni vergüenzas.
Ahora que se está empezando a corregir lo que nunca ha debido de estar escrito, estaría bien recalcar la existencia de estas mujeres y sus trabajos, y cómo, siendo conscientes de lo controvertido de su obra, siguen con su arte e ideales adelante.