La historia es una grieta en el orgullo de las religiones, de los gobernantes, los reyes, los militares y, también, de las empresas. Facebook, que en sus orígenes fue visto como el motor de la regeneración contra el fallo de la democracia, pasará a los anales como otra multinacional con déficit de libertad de expresión. La empresa de Mark Zuckerberg es, ahora, el adalid de la nueva contrarreforma de la corrección, en la que no se libra la mujer anónima que posó desnuda y despatarrada para Gustave Courbet (1819-1877).
Su cuadro El origen del mundo (1866) es huérfano de referente anterior. Nunca antes nadie se había plantado ante una imagen tan natural como cotidiana, tan real como provocadora. Suficiente para ser perseguido y abordado por todo tipo de embestidas intelectuales, que cargaron contra un cuadro que deja en evidencia a quienes se sienten ofendidos por una obra reconocida como emblema del patrimonio francés y del patrimonio mundial.
Hasta que entró en el Museo d'Orsay (París) -hace sólo 23 años- era un lienzo clandestino, una pesadilla para los historiadores, un mal sueño de los biógrafos. Un escollo a evitar, un misterio atrapado en un tabú, en manos de la colección de arte del psicoanalista Jacques Lacan. En definitiva, una obra famosa, pero poco vista. La imagen de Courbet no tiene padre, pero sí heredero: justo un siglo después, Pablo Picasso (1881-1973) volvió a despatarrar a una mujer ante un caballete. Un gusto para las devociones privadas y la Historia del Arte de los cuartos oscuros.
Cuadros ocultos
Entre su inmensa producción, Desnudo acostado (1967) es una de esas obras que ha vivido al margen de la mirada pública. La familia Picasso ha retenido el cuadro en los fondos de la colección de la Fundación Almine y Bernard Ruiz Picasso. Por lo que ha podido saber este periódico, es un lienzo poco prestado. Sólo ocho exposiciones antes que la actual, sólo una vez vista antes en España. Se ha mantenido al margen de los préstamos a pesar de su calidad (feísta). De hecho, ni siquiera está entre las 166 pinturas que dicha fundación entregó hasta 2020 a las colecciones del Museo Picasso de Málaga, donde se exhibe temporalmente la pintura, por primera vez, en la muestra Y Fellini soñó con Picasso (hasta el 13 de mayo).
Es una composición poderosa, en la que la vagina está en el centro pero los pies tienen más protagonismo que cualquier otra parte de la mujer. No oculta el rostro de la protagonista, a la que fuerza en un gesto extraño. Los colores ocres y azules son tan lujosos como denostados. Picasso roza los noventa años y entra en la batalla final con una fuerza adolescente. Esquiva las distracciones que habían protagonizado sus series anteriores, como la representación de su estudio. La velocidad de ejecución se desata, aplica varias capas de color y tira líneas curvas y espirales.
La mujer es la única obsesión y siempre aparecerá desnuda, tendida sobre un diván, como objeto del deseo del pintor
Ahora, en los sesenta, con más de ochenta años, ya no hay excusa para apartar a las figuras aisladas del centro de atención. El objetivo está delante de él: arquetipos, desnudos y relaciones sentimentales y sexuales. La mujer es la única obsesión y siempre aparecerá desnuda, tendida sobre un diván, como objeto del deseo del pintor. El hombre, sin embargo, vestido. De pintor o de mosquetero. Dotados con atributos viriles muy evidentes: un sable, una espada, una pipa. Todo bien grande.
Fascinado con la sexualidad
En este Desnudo acostado no hay nada que no hayan visto ustedes antes. Una vagina, un coño o como quieran llamarlo. Una mujer que muestra sus atributos, sin pudor. Es lo de siempre, la naturaleza, pero de manera natural, literal, sin tapujos, con sus ojos. La fascinación por lo de siempre: vivió y trabajó fascinado con la sexualidad toda su vida.
El artista es un criminal, un fuera de la ley, un pervertido
Jean Leymarie escribió que cada vez que cambia de mujer, cambia de norma, cambia de visión, cambie él mismo. Poseer a la mujer hasta en su visión. El arte no sirve para educar, ni para formar, ni para purificar a los adultos, “el artista es un criminal, un fuera de la ley, un pervertido”, dice Jean Clair.
“Es cierto que hay un comportamiento incorrecto de Picasso con las mujeres”, aseguró el actor Antonio Banderas a Javier Zurro en esta entrevista. El actor da vida al pintor malagueño, en una serie de National Geographic dirigida por Woody Allen, en la que el autor de Guernica no sale muy bien parado. “Era un hombre brillante, con tormentas muy duras que producían daños colaterales fuertes. El problema no es que quiera abusar de la mujer, es que él lo quiere todo”, añade.
Todas sus mujeres
Picasso octogenario reiterando su obsesión por la mujer, reivindicando su inmortalidad gracias a ellas: desde Madeleine a Jacqueline, pasando por Olga, Dora, Françoise, Lee Miller, Nush, Geneviève y Marie-Thérèse. Y el resto de mujeres cuyo nombre nunca se supo. Picasso, ferozmente heterónomo, eternamente joven.
Tanto el cuadro de Courbet como el de Picasso son dos lienzos sin concesiones, sin coartada histórica, sin excusa mitológica. Es el sexo de la mujer, de todas las mujeres, retratado por dos hombres con un siglo de diferencia. ¿Provocador o pornográfico? ¿Natural o erótico? ¿Un cuadro devocional?
El cuadro de Courbet es un himno a la libertad, la de crear y pensar liberándose de los tabúes engendrados por el odio al cuerpo que las religiones
Para algunos historiadores, el cuadro de Courbet representa, al mismo tiempo, “el blasón universal de la heráldica femenina y un himno a la libertad, la de crear y pensar liberándose de los tabúes engendrados por el odio al cuerpo que las religiones y las filosofías nacidas en la cuenca mediterránea habían intentado dictar al mundo”. Lo que no esperaba Thierry Savatier cuando escribió esto es que lejos de esa cuenca marítima, El origen del mundo también serviría para demostrar las carencias democráticas de una empresa.
La pintura española anda justita de desnudos. Es cosa de grandes: Velázquez, Goya y Picasso. Él es un deformador, un iconoclasta, un liquidador de la vulnerabilidad. Con Jaqueline Roque se casa en 1961, cuando cumple ochenta años. Será su última pareja sentimental. Los materiales y las técnicas parecen rejuvenecer. Incluso sustituye los pinceles por plumas de paloma. Vive un momento en el que la abstracción se encuentra en pleno apogeo, aunque el malagueño siempre se ha opuesto a ella. Es el momento de las grandes series femeninas, como Las Meninas, Las mujeres de Argel y, sobre todo, El pintor y la modelo.
En 1953 pinta La sombra, una obra que marca el final de las resonancias sociales y da paso al inicio del pintor íntimo. La sombra, en realidad, es un mirón que contempla una mujer desnuda, tendida sobre la cama. Es el año en que muere Stalin, al que retrata con rostro cruel, que no gusta nada a los miembros del Partido Comunista.
En la nueva casa
En septiembre de 1954, se traslada con Jacqueline Rocque a la Rue des Grands-Augustins, mientras Françoise y sus hijos Claude y Paloma se van a vivir al apartamento de la Rue Gay-Lussac. Está cansado de la vida parisina y compra una casa cerca de Cannes, en el interior, en la localidad de La Californie. Tiene espacios amplios, bien iluminados, adecuada a las exigencias del artista y pronto la convierte en un almacén (y Picasso en un Diógenes de sí mismo). Las cocinas se vuelven laboratorios de litografías y grabados, la última planta queda vacía, el resto de la casa alberga cerámicas, baldosas, copias en yeso, etc. A La Californie acuden admiradores y amigos. También Jaime Gil de Biedma.
El cuerpo de la mujer es repasado por minuciosos contornos muy definidos, por una línea oscura, pies y brazos parecen separados del resto del cuerpo. Piel mórbida y aterciopelada. Dulzura. Según Roland Penrose “da la impresión de que hasta se siente el olor de la carne”. El carácter orgiástico en su pintura arranca con Las mujeres de Argel (1955), donde las mujeres ofrecen sus cuerpos desnudos al espectador, mostrando senos, caderas, traseros, vaginas.
Mujeres rotundas
Un año después pinta una mujer desnuda delante del jardín. Es un momento en el que surgen cuadros de desnudos procaces, sin tapujos, con el origen del mundo al aire y de gran tamaño. Las proporciones de las mujeres que pinta -con toda probabilidad Jacqueline, pero qué más da- son monumentales. Sólidas, desproporcionadas. Realismo marcado de las figuras para destacar la descripción de detalles como el vello del pubis y las axilas.
El 25 de octubre de 1961 Picasso cumple ochenta años y se celebra por todo lo alto en la Costa Azul y en Madrid. En España, gracias a Franco el pintor no estaba considerado ni valorado. Y a pesar de todo se organizó una muestra en honor del artista con 200 dibujos. Los festejos mayores se dieron en la población de Vallauris, en la Costa Azul. Durante dos días, el pueblo se paró para homenajear al pintor, con una corrida de toros como gran acontecimiento.
Pulsión genital
En los anales de la historia del arte al sexo se le llama amor, para hacer de los genios unos hitos inalcanzables e intocables, con taras distintas a las del resto de ciudadanos. Cualquiera sabe que Picasso no entiende ni jota de amor. En ese sentido una pintura esencial es El pintor y la modelo (1963, en Munich), donde ella aparece completamente desnuda y entregada a la visión del artista, que pinta sobre el lienzo (en realidad es un muro que los separa).
Picasso abre el siglo XX con calma y lo cierra el siglo XX completamente desatado y erótico
La innovación que ejecuta en sus últimos años es tan importante como lo realizado a principios de siglo con la revolución cubista. Picasso abre el siglo XX con calma y lo cierra el siglo XX completamente desatado y erótico. Jean Clair, ex director del Museo Picasso de París, escribió que “la creación fundida con la pulsión genital. Si Bacon eyaculaba sobre la tela, directamente, Picasso es más partidario de la tensión”. Sin caer nunca en la mentira.