María Jesús lleva 43 años entrando y saliendo del Museo Nacional del Prado todos los días. Antes, las mujeres solo podían trabajar en la cafetería. Ahora, vigila las salas, controlando que no haya ningún percance con alguna obra. Por supuesto, no imaginaba cuando empezó a trabajar que tendría que estar pendiente de que nadie se cruzase por delante de un directo de Instagram.
Desde hace un año, el Museo del Prado tiene voz propia. La banda sonora, el eco de los pasillos vacíos. Tan solo la explicación de Javier retumba por las salas. Aunque no le guste reconocerlo, se ha convertido en la voz del Prado. “Lo que queremos es centrarnos en el museo, que sea él mismo el que está hablando”, cuenta Javier Sainz de los Terreros, técnico de gestión en el departamento de comunicación digital del Museo del Prado. Cada día de la semana, a través del perfil de Instagram de la galería, emite un directo en el que comenta un tema alrededor de uno o varios cuadros.
Hoy, Javier ha tenido que improvisar la lección por "temas del directo". Lleva varios días acercando a Goya a los más jóvenes de internet, y hoy no iba a ser menos. “La Duquesa de Abrantes”, hija de los Duques de Osuna, cuelga de la Sala XXXVIII. “Goya lo pinta con un estilo más oscuro que avanza lo que sería más propio de sus pinturas negras”, explica a los seguidores. Siguiendo el paseo comentado de Javier, podemos ver cómo la Duquesa creció de los 32 meses a los 23 años.
Si en el siglo XIX hubiese existido Instagram, cumpliría con el perfil medio que ve cada día estos vídeos. “Es un público bastante joven, tenemos muchos espectadores de 18 a 25 años, pero el perfil que más se repite es el de mujer española de 25 a 35 años”. No obstante, las visitas vienen desde todos los rincones del planeta: Irán, Argentina, Italia, Estados Unidos… “Te hace pensar en las posibilidades de estos medios, porque estamos llegando a gente que, de otra manera, sería imposible. Gente a la que le gusta lo que ve, pero que pregunta qué es el Museo del Prado”.
La idea de los directos de Instagram surgió en agosto de 2017 como paseos íntimos por la galería sin visitantes. Nadie hablaba, ninguna voz comentaba las obras. “Nos dimos cuenta de que hacía falta un relato, los usuarios preguntaban sobre los cuadros, las historias detrás de ellos…”, y entonces las exposiciones de Javier empezaron a romper el silencio. Aún hoy es una de las pocas ocasiones en las que el visitante (virtual) puede estar a solas en la pinacoteca.
La pena de todos los usuarios es la misma: estos vídeos solo permanecen en la web durante 24 horas. Después, desaparecen. Cuelgan de la gran colección que es la web, sin nadie que los pueda revisitar. Javier confiesa que, de esta manera, la explicación puede ser mucho más espontánea, “te da la posibilidad de hablar de ciertos temas con un lenguaje más informal y de temas que, de otra forma, no te atreverías”. Sin embargo, considerando esta cuenta atrás, las lecciones de Javier las ven al final del día más de 10.000 personas.
Estamos llegando a gente que, de otra manera, sería imposible. Gente a la que le gusta lo que ve, pero que pregunta qué es el Museo del Prado
No solo Instagram es el día a día de Javier. También lo son Twitter (con 1,2 millones de seguidores), YouTube (con 35.000 suscriptores) y Facebook (con 975.000 fans). “En Twitter empezamos a tratar nuevos relatos, no tan académicos. Hicimos hilos hace tiempo, pero requieren muchísimo tiempo. La Biblioteca Nacional, por ejemplo, lo está haciendo genial, han encontrado el tono perfecto”. También compara YouTube con Instagram. “En YouTube los vídeos son muy buenos y cuidados, y en Instagram todavía no lo hemos conseguido, aunque no es nuestra prioridad”.
Al margen de estos directos, el Museo del Prado, en su labor divulgativa, comparte en YouTube, Facebook y Twitter obras comentadas por restauradores, artistas, críticos de arte o expertos en un tema concreto. ¿Qué hace un meteorólogo por la galería? Explicar el porqué de los cielos de algunos cuadros. ¿Y un botánico? Analizar las diferentes plantas que aparecen en las tablas del pintor flamenco Patinir.
La humildad de Javier también resuena por la sala. Él, su móvil y un palo selfie son los únicos elementos de una ecuación que dan como resultado unas excelentes clases de arte, cultura, historia, mitología… Y generan un interés directo entre la gente joven, un público que no ve la televisión. “La televisión también ha hecho buenos reportajes. Simplemente creo que esto es un medio nuevo con interacción y espontaneidad en el que se entablan unas reacciones diferentes”.
Es inevitable girar de lado a lado la cabeza al pasar por la galería central. El Carlos V de Tiziano no vigila a las Meninas al otro lado del pasillo. Están pintando las paredes, y los espacios en blanco recuerdan que el museo también evoluciona, aunque no lo hagan sus pinceladas. “Los temas que necesiten más relevancia, los vamos a tratar. El museo responde a los cambios de la sociedad y hay que explicar el porqué de que haya tan pocas mujeres pintoras”.