No huele el ninot de Felipe VI a la fragancia de Hugo Boss con la que se perfuma el monarca (real) cada mañana, quizás quemada por tanta foto, por tanto tránsito de curiosos que quieren inmortalizarse al lado del Rey gigante. La obra de Santiago Sierra y Eugenio Merino, los enfants terribles del mundo del arte, es la gran protagonista de la feria ARCO en su inauguración: nadie se quiere perder los 4,45 metros poliuretano, cartón piedra, cera y tela; todo el mundo tiene algo que opinar en el debate de si es arte o provocación.
El espacio de la galería Prometeo, en el pabellón nueve del Ifema, es lo más concurrido de la feria a primera hora de la tarde del miércoles. Hay una cola de brazos con los móviles preparados para disparar al ninot de Felipe VI, valorado en 200.000€ y abocado a la hoguera: quien lo compre, tendrá que quemarlo por contrato —y eso que desde algunos sectores conservadores, molestos con la última ofensa de Sierra, ya han lanzado una campaña para adquirir la escultura y brindarle un indulto—. Asoma el Rey monumental y fidedigno, de trazos detallistas, por encima de las paredes de la sala de la italiana Ida Pisani, la encargada aromatizar a su huésped más ilustre.
Poco antes, el Nobel de Literatura Vargas Llosa carga contra de Sierra y Merino: "La escultura es una provocación de mal gusto, no tiene ninguna gracia; no hay ninguna inventiva, ninguna creatividad, es pura provocación. Me parece bien que ARCO permita que esté ahí, pero creo que es una mala creación". A Carlos Urroz, el director de la feria, también le piden una opinión. Él prefiere "centrarse en lo positivo" y asegura no haber recibido ninguna queja —aunque algunas sí se escuchan por los pasillos—: "Por 200.000 euros se pueden comprar más cosas y me encantaría que hubiera oportunidad para todos los artistas".
Pero el Ninot no es la única obra que protagoniza el monarca español en Arco. Escondido en una esquina del espacio de la galería finlandesa Forsblom, entre un cuadro de Dumbo y otro del Patricio de Bob Esponja que quiere ser una estrella del porno, se expone Nuestros reyes favoritos. Aparece ahí un Felipe VI de brazos cruzados y mucho menos realista trazado con un rotulador permanente negro. A su derecha, una lista de otros reyes más predilectos del pueblo, como los Magos, King África, King Kong o Rex, un policía diferente.
La obra es del artista finlandés Rikko Sakkinen, asentado en un pequeño pueblo de Toledo desde el año 2003; y se ha quedado en segundo plano a causa de la más provocadora escultura —al menos en tamaño— de Sierra y Merino; "muy fácil, simple y superficial" para él. Su dibujo de Felipe VI tiene un precio mucho menor: 11.000 euros; y pretende dejar más libertad de interpretación al espectador, según han explicado los responsables de la galería a este periódico.
¿Pero es la obra de Sakkinen crítica con el Rey o se trata más bien de una celebración/sátira de la monarquía? "En el arte que yo intento hacer no es tan importante mi opinión sino la del espectador", ha señalado a la agencia Europa Press el artista, cuyo trabajo se ha centrado en instalaciones y murales sobre la cultura del consumo, desde la comida rápida a la prostitución, expuestos en lugares como el MoMA de Nueva York.
Sakkinen, que no se muestra tan explícito en su sátira política como lo hacen las controvertidas obras de sus colegas españoles, asegura que "la relación de los españoles con la monarquía es muy difícil de entender": no entiende que haya gente de izquierdas que la apoye. No obstante, cree el artista finlandés que hay "algo bueno" en la monarquía: "En una república se supone que todos somos iguales, pero no es cierto. En una monarquía está escrito que no todos somos iguales, sino que uno está por encima de los demás y eso recuerda la realidad".