Historia secreta del "arte marica": Henrik Olesen saca del armario al Museo Reina Sofía
El museo se une a las reivindicaciones de los días previos al Orgullo y abraza a Olesen, quien rompe el sistema binario de géneros y destruye la "ficción de la heteronormatividad".
25 junio, 2019 19:33¿Cómo habría sido nuestra historia del arte universal si no hubiésemos vivido en un mundo homófobo? ¿Cuánto talento fue enterrado, silenciado, ignorado, condenado el ostracismo? ¿Por qué un público que se presumía sensible expulsó el mensaje y la forma de los creadores queer? ¿No era el arte justo una reivindicación visionaria del salirse de la norma: del no vivir de las rentas: del generar nuevos espacios, nuevas voces, nuevos ámbitos? Estas son las preguntas que parece hacerse el danés Henrik Olesen, que hoy presenta su primera exposición individual en España de mano del museo Reina Sofía.
Su misión se centra en “desmontar la ficción de la heteronormatividad”, y sus piezas adquieren cuerpo, volviéndose, juntas, un enorme dedo acusador que no va a dejar títere con cabeza. Los culpables son todos: el sistema jurídico y penal, el discurso médico y clínico, el ecosistema cultural o la familia como institución.
El sistema ha mantenido, hasta hoy, esa homogeneidad, esa complicidad silenciosa del viejo régimen: se ha encargado de presionar en bloque toda manifestación no binaria. ¿Homosexual? “Enfermo, desviado”: ese ha sido el lenguaje adoptado por la cultura occidental. Helena Tatay, comisaria de la muestra, señala que en Europa se ha adquirido esta dinámica por dos razones: la primera, “la furia clasificadora del espíritu científico de la Ilustración”.
La segunda, “la reforma de la población y el gran proyecto del Estado moderno”: el capitalismo nos ha etiquetado, nos ha envasado, nos ha ordenado en espacios controlados (el colegio, la oficina, la fábrica, el hospital) y, al final, ha llegado a cercar nuestra propia identidad. Para dominarnos, es más fácil que sólo podamos ser “hombre” o “mujer”: lo de enmedio estorba. El cuerpo no normativo es peligroso porque no se puede monitorizar, o no tan fácilmente.
Homenaje a Alan Turing
Para muestra, un botón: Olesen escogió, ya en 2008, al matemático Alan Turing para poner de manifiesto esta injusticia. Fue él el hombre que descifró el código secreto que los nazis utilizaban en su máquina Enigma, y, es más, entre sus textos y fórmulas se encuentran algunas de las ideas que han acabado convertidas en las bases de la actual computación. Turing buscaba un lenguaje universal. Su papel fue clave en la Segunda Guerra Mundial y se le consideró, como siempre mal y tarde, uno de los padres de la informática moderna.
También su vida personal era genuina: en una ocasión, siendo un niño brillante adicto a los crucigramas, no pudo soportar perder clase por un día de huelga general en Inglaterra y recorrió 96 kilómetros en bicicleta para acudir. Poco después se enamoraría de Christopher Morcom: platónicamente, claro. Nunca pudo llegar a confesarle sus sentimientos porque su amigo murió de tuberculosis. Esta pérdida hizo añicos su fe religiosa y cambió para siempre su manera de mirar el mundo, aunque éste todavía le tenía guardados varios mazazos. Como cuando en 1952 fue a la policía para denunciar un robo y acabó confesando su homosexualidad: por ella fue acusado de indecencia grave y perversión sexual. En la condena se le daba a elegir entre la prisión y la castración química.
Eligió la segunda opción, con terribles resultados: todos esos cambios le destrozaron la vida, tanto la emocional como la laboral. Dos años después se suicidó mordiendo una manzana envenenada de cianuro. Es justo esta última imagen la que recupera Henrik Olesen para reivindicar su figura. Pero no se contenta como representarle sólo como una víctima, sino que destaca su contribución al desarrollo de la inteligencia artificial. Ahí Algunas ilustraciones de la vida de Alan Turing y ¿Cómo me hago un cuerpo?
"Algunos gestos maricas"
Pero quizá uno de los trabajos más interesantes de Olesen sea su paciente colección de imágenes de creadores queer, recolectada durante largos años, al principio como un hobby personal, luego como un atlas de la comunidad gay invisibilizada en el mundo del arte. Ahí su obra Algunos artistas gais y lesbianas significativos para la cultura homosocial nacidos entre 1300 y 1870, también llamada Algunos gestos maricas. ¿En qué consiste? Bien: son siete enormes paneles donde figuran personalidades expulsadas del mundo de la historia del arte. También hay imágenes, códigos o gestos clasificados.
En la instalación Sr. Cuchillo y Sra. Tenedor, el artista critica la familia tradicional como única posibilidad y trata de deconstruirla: le consta que al sistema le interesa su conservación porque siempre fue la matriz social y económica de los sistemas de producción capitalista. En San Jorge y el dragón y en Infierno trata de representar la crisis de la edad madura. Como escribió Dante: “A mitad del camino de la vida, me hallé perdido en una selva oscura porque me extravié del buen camino”.