La Compañía Nacional de Danza ha sido durante las últimas tres décadas una formación dedicada en exclusiva a los lenguajes coreográficos del siglo XX y XXI: el neoclásico y el contemporáneo, fundamentalmente. El anterior director de la compañía, Nacho Duato, hizo de esta diferenciación una de sus fijaciones y señas de identidad. Su sucesor, José Carlos Martínez, derribará ese muro el próximo día 16 con Don Quijote Suite, el primer ballet clásico completo que estrena la CND desde 1990.
“Formaba parte de mi proyecto de evolución de la CND”, explica Martínez a EL ESPAÑOL. “Cuando llegué era una compañía contemporánea exclusivamente. Quise introducir el trabajo de puntas. Dentro de ese proyecto estaba previsto que introdujéramos el primer ballet en tres actos, con orquesta. Creo que la compañía ha evolucionado muchísimo y ha llegado el momento de arriesgar y de mostrar ese trabajo”. Don Quijote Suite, cuyo estreno absoluto fue en febrero en Murcia, tiene ahora su prueba de fuego en el Teatro de la Zarzuela, donde podrá verse hasta el 3 de enero.
Aprender otro lenguaje
La puesta de largo será con figuras destacadas internacionales. Algunos son españoles, como Joaquín de Luz, Elisa Badenes y Cristina Casa. Les acompañarán la rusa María Kochetkova. Y, con ellos, las estrellas de la CND, con Seh Yu Kim y Alessandro Riga a la cabeza, junto a YaaGee Park, Moisés Martín y Kayoko Everheart, entre otros.
La dedicación exclusiva al neoclásico y contemporáneo había especializado durante años a los bailarines de la CND, que carecían de formación adecuada para el ballet clásico. “No teníamos un cuerpo de baile”, reconoce el director de la compañía desde 2011. “Esa parte de cuerpo de baile que son las chicas de blanco, las bailarinas en tutú. Tenemos bailarines de una fuerte personalidad pero vienen de países diferentes. Había que conseguir que todo el mundo escuchara la música, que movieran los brazos, mantuvieran las miradas".
Eso, prosigue el director, "es un trabajo que no se puede improvisar. Hemos ido poco a poco”. No ha sido, recuerda, una ocurrencia repentina sino un proceso. Empezaron con ensayos, pasaron a estrenar piezas cortas, como Raimonda, la temporada pasada, y de ahí, por fin, a este ballet en tres actos.
Don Quijote, una pieza creada por Marius Petipá en 1869 con música de Ludwig Minkus, es uno de los ballets más populares del repertorio clásico, especialmente en Rusia. Martínez bebe del original de Petipá y se inspira además en Gorski, pero también aporta su propia interpretación coreográfica. El resultado es una obra nueva, asegura. “He respetado la estructura coreográfica de Petipá. A la vez, me he inspirado en las diferentes versiones que conozco, la de Nureyev, la de Baryshnikov, y en las que he bailado…".
Menos tópicos
Esa interpretación le ha llevado a acercarse más a los dos capítulos de Cervantes "y dejar de lado más la idea que Petipá y los rusos tenían de nuestro país”. Y es que hay mucho folclore en la idea que transmite el original de España, asegura el director. Para que ese folclore sea más genuino, menos de postal, Martínez ha contado con la ayuda coreográfica de Mayte Chico, que aporta un fanfango y un bolero. “De manera que este Don Quijote se aun poco más español y no el mismo que bailan todas las demás compañías del mundo. A sí tenemos una pieza que nos representa cuando giremos”.
Su representación del mito cervantino -aunque en realidad el original se sirve sólo de dos pasajes de la segunda parte de la novela- es también menos folclórica, asegura el director y coreógrafo. “En casi todas las versiones clásicas, los personajes de Sancho y Don Quijote hacían pantomimas. Don Quijote es un personaje claramente cómico. Hay mucho humor en la obra. Pero para mí eso no corresponde a su imagen. En todas las versiones rusas, en la escena de los molinos de viento va corriendo hacia el molino, entonces se engancha un monigote a las aspas, da vueltas y a menudo sale volando. Luego, de repente, volvía a salir el bailarín”. Para Martínez, “a día de hoy, el público no puede ver eso sin reírse, y no en el buen sentido. Es algo que no tiene que ver con nuestra forma actual de ver las cosas. Yo le doy un toque más español”.
'No he tenido ninguna oferta clara para dirigir otra compañía. Mi prioridad ha sido y sigue siendo la CND', asegura Martínez
¿Habrá más ballet clásico? ¿Supone este Don Quijote Suite un punto de inflexión en los programas de la Compañía o sólo una anécdota? “Esto ha venido de forma progresoiva desde que llegué”, insiste Martínez. “Lo lógico es que sigamos haciendo obras nuevas de coreógrafos contemporáneos y, a la vez, trayendo versiones de ballets clásicos”. Y asegura: “A nivel coreográfico, se puede utilizar cualquier técnica”.
Pero el futuro inmediato es incierto. A once días de unas elecciones generales, un cambio de Gobierno y ministerial puede suponer un relevo en la CND. Martínez niega los rumores de ofertas de otros ballets. “En el mundo de la danza siempre se hacen las cosas de otra manera. No he tenido ninguna oferta clara para ir a dirigir ninguna otra compañía. Mi prioridad ha sido y sigue siendo la CND. Ahora que llega el final de esa primera parte de contrato, la cuestión es ver qué tipo de proyecto podría seguir haciendo en los proximos 3 o 6 años. Mientras vea que puedo seguir desarrollando mi proyecto, me quedaré en la CND”. Pero, aclara, “en cuanto termine Don Quijote Suite, tendré que empezar a pensar en mi proyecto: qué voy a hacer con la compañía, a qué ritmo vamos a ir”.
'No estaría mal tener un presidente de Gobierno al que le gustara bailar', responde el coreógrafo cuando se le pide una reflexión para los candidatos
Con un giro cualitativo como éste, cabe pensar que la CND necesitará más medios. Pero vivimos tiempos de recortes en el terreno cultural. ¿Es el momento de reivindicarse y pedir más dinero? Martinez ríe y contesta: “Siempre hay que pedir más dinero. Cuanto más tienes, más cosas puedes hacer. En estos cuatro años hemos hecho 45 piezas nuevas que no estaban en repertorios. Pero el hecho de ampliar repertorio supone costes”. Los recursos humanos son otra forma de abordar sus necesidades. Para esta producción, por ejemplo, han incorporado cinco bailarines nuevos al cuerpo de baile.
Para los candidatos a la presidencia, deja caer una reflexión: “Estaría bien que ellos bailaran un poco, para que vieran lo que eso representa y que se tenga en cuenta para el futuro del CND. No estaría mal tener un presidente de Gobierno al que le gustara bailar”. Señores candidatos, va por ustedes: ¿qué tal se les da?