El 11-S cambió el mundo. Sus heridas se notan todavía más de quince años después. Llegó el pánico, la desconfianza, el atacar antes de que te ataquen. Desde entonces el miedo se ha convertido en la mejor arma política, una bomba que se usa en busca de votos aquí, en EEUU y en la China popular. La realidad se simplifica en buenos y malos, en amigos y enemigos. Un mundo de blanco o negro en el que los grises no existen. Puestos a cuestionar todo y revolucionar la escena contemporánea española llega A house in Asia, la nueva obra de Agrupación Señor Serrano que se puede disfrutar en el Teatro de la Abadía hasta el próximo sábado.
La compañía despliega en las tablas todo su arsenal para “crear una película en directo” en la que los trucos están a la vista del público. Una película del Oeste que presenta a un sheriff loco que persigue a un líder indio llamado Gerónimo, o lo que es lo mismo a George Bush persiguiendo a Osama Bin Laden y montando una guerra ficticia para conseguir sus propósitos. No por casualidad el nombre en clave que dio la inteligencia de EEUU al líder de Al Quaeda fue ese. Pero hay mucho más, canciones de Take That, una casa que se replica constantemente y miles de referencias al mundo actual en una mezcla que arrasó en la Bienal de Venecia de 2015 donde logró el León de Plata.
La idea de A house in Asia nace hace cuatro años, cuando la agrupación lee una noticia en The Guardian sobre la réplica de la casa de Bin Laden que el ejército había reconstruido en Carolina del Norte y que se había descubierto por Google Maps. “Tirando del hilo nos damos cuenta de que esa casa se construyó para que los Marines ensayaran en el asesinato. Nos gusta esa idea de la replica, de la copia. Hay hasta cuatro o cinco réplicas de la casa, pero nos centrarnos en tres. La original, la de entrenamiento y una tercera en Jordania, que se usó para rodar La noche más oscura, la película de Katheryn Bigelow. Nos llamaba la atención la ausencia de un relato oficial sobre lo que sucedió, no se sabe nada excepto una pequeña declaración de Obama. Todo se muestra a través de una ficción. Nos gusta esa idea de copia, de reflejos y de cómo la ficción sustituye a la realidad”, cuenta Álex Serrano, uno de sus creadores, a EL ESPAÑOL.
Nos llamaba la atención la ausencia de un relato oficial sobre lo que sucedió, no se sabe nada excepto una pequeña declaración de Obama. Todo se muestra a través de una ficción
Para ello nada mejor que un “western escénico”, un género que siempre se ha usado para descodificar nuestra realidad y simplificarla para el público. “El western es una manera de entender la realidad y de explicarla: hay unos buenos y unos malos, una cultura supuestamente civilizada y unos salvajes que merecen ser exterminados. Esa forma de relato es muy vigente”, explican. Un género en el que sólo existe “la bondad y el mal”. “Acuérdate del eje del mal, que creó Bush hijo, había una linea de países que eran el eje del mal, esos países donde no había ejércitos, sino terroristas. Es una forma de contarse el relato a ellos mismos. Durante la obra nosotros usamos discursos originales de Bush, Bin Laden y Obama y es muy divertido comprobar que la retórica que usan es idéntica. Hay un mensaje a dios, otro a la nación y otro a sus derechos como pueblo”, explica el autor.
En A House in Asia el sheriff loco es Bush, pero ahora ha llegado un nuevo dueño al condado, un Donald Trump que atemoriza y que “alimenta esa idea de western de buenos y malos, de mensajes claros y directos”. Durante la obra nunca se dicen los nombres del expresidente y del terrorista, continuando ese juego de réplicas y copias.
El western es una manera de entender la realidad y de explicarla: hay unos buenos y unos malos, una cultura supuestamente civilizada y unos salvajes que merecen ser exterminados
La compañía pródiga
Agrupación Señor Serrano vuelve a España después de arrasar con la representación en todos los rincones del mundo. Hasta China e Irán la han podido ver. Una de las compañías que más arriesgan y que tuvieron que hacer el petate y salir de nuestro país por la imposibilidad de producir en él. Bélgica, Holanda o Francia son los países en los que han recaído gracias a las residencias de creadores que les proporcionan medios y hasta un pequeño sueldo. “Siempre nos preguntan que por qué nos vamos tan lejos, y la respuesta es muy fácil, cuando vamos a Gante o a Mons a ensayar, sabemos que allí tendremos un teatro equipado, con infraestructura y un equipo que va a estar a nuestro servicio ayudando a mejorar la obra, haciéndonos sentir importantes. Además nos van a recompensar económicamente, no sólo no nos cuesta dinero sino que recibimos un pequeño soporte económico”, explica Álex Serrano.
Aquí no existen esos espacios de alto rendimiento escénico, destinados para el ensayo, no los hemos sabido encontrar, y si los hay son de pago. Nos cuesta dinero
En España la situación es radicalmente opuesta. “Aquí no existen esos espacios de alto rendimiento escénico, destinados para el ensayo, no los hemos sabidos encontrar, y si los hay son de pago. Nos cuesta dinero. Nos es más caro ensayar en Barcelona que en Bélgica, porque allí no me cuesta nada”, aclara el creador, que ha visto cómo en los últimos años “la derecha ha desmantelado el sistema público de cultura”. “Tambien lo han hecho con todo aquello que tuviera una connotación critica, en 2008 había unas 15 compañías de teatro contemporáneo. Hoy 2 o 3”, zanjan. Una situación que enlazan con el discurso de su obra, esa irrupción del miedo en la sociedad: “El mensaje del miedo arraiga muy bien, igual que culpar al otro de todos los males, eso también es muy judeocristiano y es perfecto, alimenta mucho a los votantes”.