Susana Díaz acabando con Pedro Sánchez. Pablo Iglesias con Errejón. Hamlet, y Shakespeare, están más presentes que nunca en nuestra sociedad. Las palabras del británico, único en retratar las ansias de poder, resuenan en un panorama político fragmentado y violento. Quizás por eso parece milimetrado el reestreno de la versión del clásico que realizó Kamikaze, la compañía de Miguel del Arco, y que ahora vuelve con casa propia, el Pavón Teatro Kamikaze creado por el dramaturgo junto a Israel Elejalde. El actor, que también da vida al príncipe danés, ha atendido a EL ESPAÑOL en las tripas de su proyecto y sin apenas descansar tras dejarse la piel, y el alma, con su anterior obra, La clausura del amor.
¿Cómo se encadena hacer dos obras tan exigentes como La clausura del amor y Hamlet casi sin descanso?
Pues con un poco de sufrimiento, porque son dos montajes muy duros tanto física como emocionalmente, y la verdad es que es duro. Este fin de semana acabé el viernes, el sábado tuve un bolo en Torrelavega y el domingo y hoy por la tarde pienso descansar para coger fuerzas y descansar la cabeza. Pienso a veces que es un trabajo duro, pero todos los actores en los años 60 y 70 hacían esto, varias obras a la vez.
¿Se puede desconectar de un personaje y conectar con otro en tan poco tiempo?
Desconectar sí, porque son dos trabajos muy diferentes. Es agotador pero a la vez es posible porque las circunstancias cambian, el espacio cambia, cambian los compañeros y eso es lo que te lleva a hacer otro tipo de cosas. Al final el trabajo del actor es trabajar con el aquí y ahora, con lo que está pasando en ese momento y lo que pasa en Hamlet y en La clausura es muy diferente. Terribles ambas, pero diferentes.
Mis maestros dirían que una vez que se levanta el telón y aplauden tienes que sonreír. Yo no creo en eso. Creo que el trabajo del actor es no inventarte nada
Con el final de La clausura del amor, me llamó la atención que está tan roto que parece no disfrutar los aplausos del público.
Sí, quedas tan roto… escuchar el monólogo de Bárbara es muy duro, y los últimos segundos él está destrozado, llorando, y cuando te aplauden estás todavía chocado con eso. Mis maestros dirían que una vez que se levanta el telón y aplauden tienes que sonreír. Yo no creo en eso. Creo que el trabajo del actor es no inventarte nada, y cuando aplauden en una obra en la que tú has estado llorando, destruido dos segundos antes, es muy absurdo fingir que en ese momento ya estás repuesto. Es verdad que yo no hago ningún esfuerzo, según van pasando los aplausos va desapareciendo eso y va apareciendo la sonrisa o lo que salga. El acto de saludar es un acto ceremonial pero no tienes por qué dejar de llorar y ponerte a reír. No creo en eso, y algún compañero me lo ha criticado y me ha dicho que se saluda sonriendo, y yo le digo que no, que se saluda con lo que tengas.
¿Qué tiene Shakespeare y Hamlet que son siempre tan actuales?
Es uno de los autores que mejor ha retratado las incertidumbres del ser humano, y en eso no hemos cambiado mucho. Hamlet habla de tantas cosas que dependiendo del momento histórico que estemos pasando, hay cuestiones políticas que pueden traslucirse de una forma u otra, pero hay temas que da igual el momento, como el miedo a la muerte, el dolor de la orfandad, el sufrimiento que provoca no poder desterrar la injusticia del mundo… eso nos acompañará toda la vida y creo que Shakespeare pone palabras a cosas que sentimos y no sabemos como expresar.
¿Da pudor o miedo enfrentarse a un texto de Shakespeare?
Pudor nunca, el pudor está para otra cosa. Hay que ser valiente y creo que hay que ser respetuoso, pero la definición de respeto es diferente para cada uno. Yo creo que retocar a Shakespeare es una forma de respeto. Yo creo que él mismo lo haría. Estas voces que dicen que no se puede tocar a Shakespeare, cuando él cogía cuentos, canciones, textos de otros y los fusilaba y hacía refritos, incluso muchas obras se empieza a cuestionar si son suyas o no. Yo amo a Shakespeare, no creo que alguien le ame más, le amarán igual, pero dentro de su obra hay cosas que me gustan y cosas que creo que son anacrónicas y decido que hay que cambiarlas. A veces lo haré bien y a veces me equivocaré. Es el riesgo que hay que tomar y hay que ser valiente.
Hablando de tocar los clásicos, ¿qué le pareció el texto de Javier Marías?
Bueno, a ver, me entristece bastante. Me provoca tristeza que un intelectual de su talla utilice un argumentario tan pueril para denostar el teatro. Entiendo que no le pueda gustar el teatro, a mí hay cosas del arte que no me gustan y que pueden ser considerados tótems, pero no lo escribiría, lo comentaría contigo en el bar y creo que el comentario de Marías es un comentario de bar, y muy mal argumentado.
A mí me gusta mucho la frase de Borges sobre el teatro, que dice que es un lugar donde un hombre finge ser otro, y otros fingen creerlo. Si no eres capaz de hacer eso me parece muy bien que no vayas al teatro, pero no digas esas tonterías, tienes cosas mejores que hacer.
El tener remilgos con la cultura es algo muy español desde siempre, desde el siglo XIX. Creo también que no es mayoritario, sino una minoría muy estúpida que existe y que siempre existirá
Esto es muy español, criticar sin haber visto algo.
El tener remilgos con la cultura es algo muy español desde siempre, desde el siglo XIX. Uno puede leer a Larra o a Galdós y darse cuenta de lo que ellos pensaban de determinados corpúsculos de la sociedad española y cómo trataban a la cultura. Creo también que no es mayoritario, pero el tema de las redes sociales hace que este tipo de gente le hagamos eco y que parezcan más de los que son. Es una minoría muy estúpida que existe y que siempre existirá.
¿La situación política es muy shakespeariano?
Sí, antes me preguntabas que por qué era actual y es que el lo que mejor define es la ambición del poder y las tensiones que provoca el poder. Lo que pasa ahora no creo que sea muy diferente de lo que pasa cada cierto tiempo, todos los partidos entran en crisis, mira Alfonso Guerra y Felipe, Aznar que tiene peleas con Rajoy… es normal, no me parece algo de lo que asustarse y lo que creo es que hay más transparencia y se ve todo más, y creo que es bueno. Está bien que estas cosas pasen a la calle y la gente sepa que está habiendo tensiones porque es normal.
La izquierda estaba dividida hasta en la Guerra Civil. En el bando republicano se daban hostias como panes entre ellos
Parece que es la izquierda la que tiende a asesinarse entre ella.
Tenemos cierta tendencia, es cierto. Y digo tenemos porque me considero persona de izquierdas. Hay tendencia a la división y a tener un amplio panorama de ideas, y eso que se denomina izquierda es tan amplio que genera fricciones. La derecha en eso es más pragmática, al menos en España, tiende a decir: lleguemos a un acuerdo y mejor que gobierne este a que gobierne la izquierda. Y nosotros hasta en la Guerra Civil, en el bando republicano se daban hostias como panes entre ellos.
¿Quién va a matar a quién, Iglesias a Errejón, o al revés?
No tengo ni idea, creo que no debería matar nadie a nadie, es un partido muy joven que se está definiendo y esperemos que se definan para bien. El debate interno de ideas es necesario, pero creo que de esta crisis debe salir un partido más definido. Espero que pase eso. Yo soy un ciudadano y ellos sabrán, pero no creo que el debate interno sea malo.
¿Trump es shakespeariano?
Trump sería un bufón shakespeariano, podría serlo si tuviera altura intelectual, pero no la tiene y es un hombre peligroso que está en el poder, una especie de Ricardo III. Es una desgracia que un personaje así pueda llegar a ser presidente del país más importante del mundo, pero la democracia tiene esas cosas y ya está.
¿Le ha venido bien a la derecha europea la victoria de Trump?
Yo creo que no le ha venido bien a nadie, sólo a los que no tienen discurso y ni siquiera quieren hacer el esfuerzo por mantener las formas, pero las formas son importantes también. Muchos decían de Clinton, y no digo que Clinton fuera la panacea, pero hay una diferencia entre cualquier político y Trump, y es que no se ve forzado ni a mantener las formas, puede hacer declaraciones racistas, machistas sin que se le mueva la corbata. Y eso va a ser un problema, porque si el presidente de EEUU puede hacer declaraciones misóginas, cómo no lo va a hacer un ciudadano normal.
Trump sería un bufón shakespeariano, podría serlo si tuviera altura intelectual, pero no la tiene y es un hombre peligroso que está en el poder, una especie de Ricardo III
¿Aquí podrían tomar los ciudadanos el ejemplo de Rajoy que dice no haber visto las películas de los Goya?
Eso no es bueno. Y él debería saberlo. Desde luego no es bueno jactarse de ello. Yo respeto que cada uno haga con su ocio lo que quiera, pero es que el cine o el teatro son una industria importante en España, desde el punto de vista económico y porque la cultura crea identidad y es el camino por el cual podemos definir muchas cosas de esta sociedad. Es una ventana al exterior para mostrar quiénes queremos ser, demasiadas cosas para jactarse. Al menos omite la información.
Decía Philip Roth en Pastoral Americana que hasta lavarse los dientes es un acto político, ¿usted como actor lo comparte?
El teatro, y cualquier acto que hagas delante de unas personas que están sentadas para escucharte, ya es un acto político, lo cual no quiere decir que tengas que dar diatribas. El teatro es un lugar desde el que lanzar preguntas, es un espejo en el que mirarse, y aun siendo un acto político, no creo que deba ser un sitio de adoctrinamiento, sino de reflexión. Tengo esa conciencia ciudadana y sobre todo de intentar lanzar preguntas a aquellos que no piensan como yo. No me gusta el teatro que me da la razón a mí y a los que piensan como yo, me gusta pensar que el teatro sirve para que personas que no piensan como yo se hagan la misma pregunta. Al menos.
No me gusta el teatro que me da la razón a mí y a los que piensan como yo, me gusta pensar que el teatro sirve para que personas que no piensan como yo se hagan la misma pregunta
¿Se ha perdido ese compromiso?
Yo creo que no estamos en un mal momento teatral. Hay de todo. Creo que no. La crisis provoca que haya un teatro muy crítico, muy combativo, que surge de la pura necesidad, de la indignación. Pero creo que las principales obras que se están representando están haciendo un teatro de reflexión, de búsqueda de conciencia colectiva.
¿Vio la gala de los Goya?
La medio vi, estaba trabajando.
Cuando hay una gala demasiado reivindicativa dan hostias hasta en el carné de identidad, y cuando deciden tener toques cómicos sin entrar demasiado es que somos muy blandos
Enlazando con eso, ¿le faltó compromiso?
Siempre nos ponéis en una situación terrible. Lo de la gala de los Goya y la actitud que debemos tomar es muy complicado. Cuando hay una gala demasiado reivindicativa dan hostias hasta en el carné de identidad, y cuando deciden tener toques cómicos sin entrar demasiado es que somos muy blandos. Parece imposible agradar a todo el mundo. Mira, para que la gala tuviera definición clara, nosotros tendríamos que tener una capacidad de recibir y aceptar las críticas como la que tienen en EEUU. Y esto no lo hay. Es muy difícil hacer una gala en un país como este. Yo recuerdo las cosas que dijo Chris Rock en la gala de los Oscar del año pasado, contra los blancos, contra los negros… si eso lo hace aquí Dani Rovira no sé lo que hubiera pasado. Criticamos mucho a EEUU pero en eso están a años luz. Es difícil encontrar el punto exacto. Todas las galas oigo lo mismo.
¿Y usted en qué punto se encuentra más cómodo?
Yo estoy en contra de esos que dicen que una gala es sólo entretenimiento y sólo puedes decir 'gracias papá, gracias mamá'. Y a veces tampoco me encuentro demasiado cómodo cuando se usa la gala para una reivindicación constante de determinadas cosas vestido de Gucci. Me siento en el medio que no sé qué posición es. Probablemente yo de Gucci hiciera lo mismo, pero hay una contradicción, pero es mi trabajo, ¿qué hago, obvio lo demás?, ¿si voy vestido de Gucci, que no es mío me lo han prestado, no puedo decir lo que va mal? Es muy difícil nuestra posición, hay muchas contradicciones. Y finalmente hay que estar en un medio que no es fácil encontrar. Estoy en una fiesta pero no estoy ajeno a la realidad de mi país.
Me cansa mucho también este país con esto de criticarnos por ser críticos, es que la labor de los actores es ser críticos, incluso pasarnos, ese es nuestro trabajo. Es así desde que empezó esto. A Moliere le enterraron por debajo del camposanto porque nadie quiería dar la extrema unción. Los actores tenemos que ser molestos, sobre todo con el poder, los artistas en general, es nuestro trabajo. Amo la frase de Strindberg que decía que un artista es aquel que pone la mirada donde los demás la retiran. No somos ni mejores ni peores que nadie, nuestro trabajo trata sobre eso, poner la luz en lo que creemos que funciona mal.
Me cansa mucho también este país con esto de criticarnos por ser críticos, es que la labor de los actores es ser críticos, incluso pasarnos, ese es nuestro trabajo. Es así desde que empezó esto
Ha mencionado a Chris Rock, que es lo mismo que ocurrió este año con Meryl Streep que todo el mundo la alabó por su discurso en los Globos de Oro, pero cuando lo hace un español se le critica. No sé si piensa que es un poco de guerracivilismo arrastrado. O piensas como yo o eres el enemigo.
Total. Ojo, a mí no me importa que me critiquen. Claro que tienen que criticar, y si no están de acuerdo con el discurso de Meryl Streep criticarlo. Una cosa es la crítica, otra cosa es el desprecio absoluto hacia cualquier cosa diferente a lo que tú piensas. Son dos cosas muy diferentes. El problema de este país es que existe un sectarismo profundo. Y de esto tiene la culpa también la izquierda, es culpa de los dos bandos. Y hablo de bandos porque uno siente que los hay. Y por eso hay sectarismo.
Deberíamos hacer un esfuerzo todos por entender que hay gente que no piensa igual que tú, pero que al menos hay que escucharla. Este es un país donde no se debaten ideas, se enfrentan creencias. Y así es muy difícil pactar. Y sin pactos no tendremos una idea de qué es España que sea aceptada por todos nosotros. Así es muy difícil avanzar, y ya en político cultural es imposible. Lo que tú has hecho lo destruyo yo. Habría que desterrar ese sectarismo que nos acompaña desde casi finales del XIX.
España es un país donde no se debaten ideas, se enfrentan creencias. Y así es muy difícil pactar. Y sin pactos no tendremos una idea de qué es España que sea aceptada por todos nosotros
Siempre se habla de la mala situación del cine, no sé si estas tapan la mala situación también del teatro.
Las quejas son agonías ya que vienen de siglos anteriores. El teatro siempre ha estado mal y siempre lo estará, es parte de su génesis y de su definición. La gente vive muy mal y con los recortes hemos bajado los sueldos a unos límites… que a veces incluso trabajando no llegas a final de mes. Se ha casi vaciado un modelo que funcionaba a base de subvenciones del estado, sí, pero es que yo flipo con esto de las subvenciones y estas gilipolleces en un país que subvenciona todo. Yo no he recibido una subvención en mi vida, yo vivo de un sueldo. La subvención la reciben las empresas. Eso lo primero. Y aquí se subvenciona la industria agraria, la automovilística, los partidos políticos, la socialdemocracia es así. Es ridículo, y el cine con el IVA ha repercutido más dinero que el que ha recibido pero sigue ahí.
¿Por qué se demonizan las subvenciones?
Es maledicencia, pura maledicencia por una parte, la parte intelectual. Y pura ignorancia por la otra. No hay otra.