Albert Boadella no quiere hablar de Cataluña, al menos de momento, mientras esté programada su nueva obra, El pintor, una destrucción del mito de Picasso que estará en los Teatros del Canal de Madrid del 8 al 11 de febrero y que ya ha agotado todas sus entradas. Una ópera sobre el pintor en la que le dibuja como “el destructor de la pintura”. “Por donde pasó él no ha vuelto a crecer la pintura. Era el gran industrial de la pintura”, explicaba Boadella en octubre del año pasado cuando presentó en el mismo escenario El sermón del bufón.
“¿Cómo es posible que una persona tan capacitada pudo hacer la cantidad de mierdas que hizo?”, se pregunta retóricamente. “Supongo que es fruto del dinero. Las tres cuartas partes de su producción es una mierda. Sólo se salva su trabajo en grabado y toda su primera época. Incluso en las mierdas tiene cierta gracia. El Guernica es el primer grafiti de la historia que sin el ámbito fascista no sería importante. Guernica tiene su gracia, pero no lo tendría en casa. No se puede juzgar ni como obra de arte, son unos garabatos. Es un mito”, opinaba entonces.
Guernica tiene su gracia, pero no lo tendría en casa. No se puede juzgar ni como obra de arte, son unos garabatos. Es un mito
La distancia entre lo que cuesta producir una ópera, aunque sea de presupuesto comedido como "El pintor", y lo que el público paga por verla es el único "pequeño reproche" que su letrista y director, Albert Boadella, ha hecho hoy en la presentación a la prensa de El pintor, un espectáculo que le ha retrasado "ejercer" como presidente de Tabarnia. Concentrado en los ensayos, ha recordado hoy al ser preguntado al respecto que una de las condiciones que pactó con los promotores de este territorio catalán integrado en España frente al secesionismo para ser proclamado presidente, el 16 de enero, desde su "exilio" madrileño fue "no hacer declaraciones hasta después del estreno de una ópera difícil y compleja".
"Socialmente, es importante, porque, si no, no lo habría hecho, pero hasta después del 8 de febrero no diré nada (...). Cuando tenga que opinar, lo haré largamente", ha dicho el dramaturgo durante la presentación de El pintor, producción de los Teatros del Canal que dirigió hasta el año pasado, en colaboración con el Real. Para ponerla en marcha ha contado con la música de Juan J. Colomer, la coreografía de Blanca Li, Alejandro del Cerro como Picasso, Josep Miquel Ramón como Mefisto, Belén Roig como Fernande, Toni Comas como Apollinaire y Velázquez, Cristina Faus como Gertrude Stein -"una mujer importante en la vida y ventas de Picasso"- e Iván García como Jefe de tribu, "muy descontento con lo que hace con sus símbolos sagrados" el pintor.
Sólo plantea "un pequeño reproche y es el precio de las entradas". "El pintor", con un presupuesto que no llega a los 400.000 euros, según la Comunidad de Madrid, sólo estará en cartel los días 8, 10 y 11 de febrero y ha agotado entradas, pero "tres cuartas partes se han vendido por 9 euros y el resto por 16. Esto es un desastre para nuestro oficio".
"El mayor problema de las artes escénicas es la costumbre de distanciar el precio real del que se paga. A los artistas privados nos ha hecho un daño tremendo y no aporta más público, hay que acercarse más al precio real", ha abundado sobre un problema "más grave que el 21 % del IVA cultural". "Es inadecuado y muy peligroso para nuestra profesión y un agravio comparativo con el sector privado, donde se pagan hasta 30 euros por una opereta, y aquí tenemos un coro de 20 miembros, diez bailarinas, la Orquesta Sinfónica de Madrid y unos cantantes maravillosos", ha criticado.
Aún no sabe si "El pintor" tendrá recorrido más allá de las tres funciones de la Sala Roja de los Teatros del Canal. "Si sale bien, tendrá, supongo, un largo recorrido. Si sale mal, se acaba el 11 de febrero seguro, a menos que haya gerentes masoquistas que la programen", ha ironizado. Mimbres no le faltan a esta ópera movida por su "inquina especial a los pijos del mundo occidental que hablan de contemporaneidad, vanguardia y modernidad, palabras vacías" y su afán profesional por "cuestionar los mitos", y cree que "el mito de Picasso es excesivo". Todo lo contrario de lo que opina de Dalí, al que dedicó el montaje teatral "Daaalí" en 1999. "Dalí es un mito que corresponde a la realidad, un pintor notable, un gran escritor, un hombre de inteligencia superdotada, un genio. Con él tenía ciertas afinidades, no por ser catalán, y vivíamos muy cerca. Podría hacer tres obras sobre Dalí a gusto; con Picasso el disfrute escribiendo ha sido diferente".