Jake Heggie estrenó hace 18 años la ópera Dead Man Walking, basada en el libro de la religiosa Helen Prejean que inspiró la película Pena de muerte, una producción que llega al Teatro Real y que enfrenta al espectador con la posibilidad de buscar humanidad y perdón incluso en un asesino condenado a muerte.
Esa es la experiencia de la hermana Helen Prejean, que ha presentado la ópera, una mujer a la que un condenado a muerte por el asesinato de dos adolescentes pidió que fuera su guía espiritual, un proceso que les transformó a ambos. La religiosa fue testigo de la ejecución del asesino, Joseph de Rocher, un acto realizado con "tanto secretismo", y que fue para ella una experiencia "tan fuerte", que decidió que tenía que contarlo para que la gente fuera partícipe de lo que ocurría allí dentro.
Una adaptación de película
El Teatro Real ofrecerá seis funciones de esta ópera -hasta el próximo 9 de febrero-, con un reparto que encabeza la mezzosoprano Joyce DiDonato, en el papel de la religiosa, y el barítono Michael Maynes, que representa al asesino condenado a muerte. El libro de esta monja fue adaptado al cine por Tim Robbins en la película Pena de muerte, galardonada con el Óscar a la mejor película en 1996.
Según el director artístico Teatro Real, Joan Matabosch, la ópera Dead Man Walking pone el acento en la influencia transformadora de la religiosa sobre la personalidad del preso que sobre el debate ético de la pena de muerte y, en definitiva, "en el poder redentor del amor". Con más de 300 funciones en más de 50 teatros de todo el mundo, la ópera ha captado muy bien la experiencia que vivió Helen Prejean, según ha explicado esta religiosa, que ha destacado la "profundidad y el desgarro" de su música.
Perdón y compasión
Prejean se ha definido como "un vehículo" en el viaje emocional que tanto los lectores de su libro como los espectadores de la película o de la ópera realizan al compartir su experiencia y preguntarse por los derechos humanos y por lo que significa la compasión. Jack Heggie ha recordado cómo, al serle propuesto el proyecto, la historia le cautivó y sintió de inmediato "que tenía que componer esa música".
El director de escena Leonard Foglia ha explicado que la ópera refuerza "la capacidad de perdonar, de compasión" y ha destacado que Europa está "más civilizada que Estados Unidos, porque no permite el asesinato patrocinado por el Estado". Foglia ha destacado cómo, cuando ve esta ópera, se pregunta sobre su capacidad de perdón, que es menor de lo que él quisiera, y ha confiado en que el público del Teatro Real se enfrente también a esta cuestión.
Un viaje espiritual
El barítono que interpreta al asesino ha recordado cómo este montaje le mostró que la ópera no es solo un modo de entretenimiento sino también "un instrumento de crecimiento y enriquecimiento" del público. "El poder de esta ópera es que muestra la humanidad que puede haber en todo el mundo, incluso en un monstruo" como el que él interpreta, ha indicado Michael Mayes.
La mezzosoprano Joyce DiDonato ha relatado cómo todos los que han tomado parte en este montaje han cambiado "radicalmente" al ver de qué manera la religiosa aceptó voluntariamente "atravesar la puerta hacia el infierno" al entrar en el corredor de la muerte, donde planta "la semilla del amor" con su actuación comprometida. Un "viaje espiritual" en el que se enseña compasión "y del que no solo los actores sino también el público sale cambiado, ha recalcado DiDonato.