No hubo sobreaforo ni se incumplieron las medidas de seguridad dictadas por las autoridades sanitarias. Así lo han manifestado los mandamases del Teatro Real después de que se suspendiese la función de este domingo de Un ballo in maschera, la ópera de Giuseppe Verdi, después de que "un grupo minoritario" de espectadores situado en la zona del paraíso —el gallinero— protestase dando palmas y patadas al suelo para mostrar su disgusto por no haber butacas de separación entre ellos. En una rueda de prensa celebrada este mediodía, Gregorio Marañón, presidente de la institución, ha asegurado que no ha habido ninguna irregularidad pero que la dirección ya está trabajando en una fórmula "para complacer a todo el mundo".
Un ballo in maschera, inaugurada este viernes en presencia de los reyes Felipe VI y Letizia, es la primera ópera de la rentrée del Real, el primer teatro del mundo que abrió sus puertas —de forma exitosa— tras la pandemia del coronavirus. A lo largo del mes de julio se representaron 29 funciones de La Traviata, también de Verdi, sin contabilizar ningún positivo entre el equipo. Para esta ópera, la normativa permitía un 50% del aforo y una separación de 1,5 metros entre los espectadores —de dos butacas, que estaban precintadas—, además de verse reducidas las posibilidades escénicas.
Como las autoridades sanitarias han estimado que a lo largo del verano la situación ha ido mejorando, se cambió la normativa. La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ha explicado Marañón, permite ahora que los teatros cubran hasta un 75% de su aforo y no obliga a la separación entre los asistentes al espectáculo. El único requisito es que todo el público lleve puesta una mascarilla. El Teatro Real, sin embargo, ha querido ser más escrupuloso con la seguridad de sus espectadores y ha reducido el aforo al 65%, además de realizar una inversión de medio millón de euros para comprar sistemas detectores de temperatura, arcos, geles, mascarillas, etcétera.
"Estamos comprometidos con hacer un lugar seguro y el Teatro Real ha cumplido todas esas normas", ha asegurado Marañón. "Las normas en cuanto a distanciamiento en teatro son las mismas que en aviones o trenes. No es comprensible que alguien compre un billete de avión y no viaje porque no haya separación. No sé a qué normas se refieren los que dicen que las hemos incumplido". El presidente la institución también ha confirmado que en la función de este domingo había 905 localidades ocupadas, un 51,5% del aforo —en la noche del estreno fue del 61,2%—.
Las protestas de la función del domingo se prolongaron durante una hora. Por megafonía se ofreció a los espectadores que así lo quisiesen una recolocación en otras zonas del teatro más vacías que el paraíso o la devolución de la entrada. Marañón ha desvelado que alrededor de 200 personas aceptaron esta solución, pero otros siguieron con sus quejas. El director de orquesta intentó hasta en dos ocasiones reanudar la ópera, pero finalmente decidió suspenderse. Fue la primera vez en la historia del Teatro Real que ocurría algo así.
"Me resulta sorprendente que algunos espectadores no quisieran ni ser reubicados en otras zonas del teatro ni que se les devolviese la entrada. Parece que solo deseaban que la función no tuviera lugar", ha dicho Gregorio Marañón, aunque descartando una "mano negra". "En el Teatro Real todos los espectadores merecen el mismo respeto. No es que los de abajo estuvieran mejor tratados. No hay ningún problema de lucha de clases", ha señalado en relación a esas imágenes en donde se veía el patio de butacas menos lleno que la zona del paraíso.
En este sentido, el presidente del Teatro Real ha recordado que el día del estreno se produjo la situación inversa: la platea mucho más abarrotada que los pisos superiores. "Mi mujer y yo teníamos gente inmediatamente a la derecha y en la fila de detrás", ha explicado a aquellos que tienen un "sentimiento subjetivo de la seguridad con la norma". Como el aforo del 65% se refiere al conjunto del teatro y no a cada zona concreta, puede darse el caso, como sucedió este domingo, de que en el paraíso hubiese más gente que en el patio de butacas.
Siguientes funciones
En cualquier caso, Marañón ha reconocido que ya están trabajando en nuevas medidas que satisfagan esas "sensibilidades". "Habrá que echarle imaginación y esfuerzo en próximas funciones, no solo para cumplir medidas, sino para empatizar con los que sienten prevención por el virus. A ver si conseguimos infundirles tranquilidad". Los cantantes, el coro y la orquesta, enormemente entristecidos por lo que sucedió este domingo —algunos se fueron llorando a casa, según fuentes del Real—, volverán a representar Un ballo in maschera este miércoles
Por su parte, Ignacio García-Belenguer, director general del Teatro Real, ha explicado que en la compra de entradas a través de la página web se puede ver qué localidades están disponibles y cuáles no. La institución, al adquirir un ticket, no bloquea las butacas de su alrededor porque la mayoría corresponden a abonados. Sobre un hipotético aforo del 65% para cada zona del graderío, fuentes del teatro señalan que es prácticamente imposible porque habría que recolocar a unas mil personas en cada función y que algunos se verían perjudicados.
García-Belenguer también ha anunciado que a aquellas personas que tengan una entrada para las próximas funciones de la ópera pero que no puedan asistir porque se encuentran en alguno de los distritos confinados se les devolverá el importe total. Solo tendrán que acreditar que su lugar de residencia habitual se encuentra afectado por las restricciones. Sobre recuperar la representación del domingo en un futuro, el director general ha señalado que es "prácticamente inviable" desde el punto de vista artístico por los ensayos y contratos del elenco.