¿Un Hitler en América después de la II Guerra Mundial? Correcto. ¿Logró huir el fürher de Berlín, tal y como aseguran algunas teorías de la conspiración? Falso. Entonces, ¿cómo pudo llegar a vivir en Nueva York un descendiente del dictador nazi? Se trata de William Patrick Hitler (1919-1987), hijo de Alois, hermanastro de Adolf. No nació Willy en Alemania, sino en Liverpool (Reino Unido), a donde según su madre, Bridget Dowling, se mudó el futuro canciller alemán entre noviembre de 1912 y abril de 1913. Los investigadores, sin embargo, siempre han rechazado este supuesto.
Tras ser abandonado por su padre, Willy regresó a la Alemania del Tercer Reich en la década de 1930, ya con el partido nazi en el poder. Necesitaba un trabajo y su tío se lo concedió: primero en un banco y luego en una fábrica de coches de Opel. Tener el mismo apellido del fürher le granjeó ciertos privilegios, pero la ambición acabaría jugándole una mala pasada a Willy. No le satisfacía su salario y, para cambiar esto, comenzó a chantajear a Adolf con filtrar a la prensa historias vergonzosas de su familia, como que procedía de descendencia judía.
La respuesta que Hitler le brindó a su "repugnante sobrino" fue que debía convertirse en un ciudadano alemán de forma oficial. Willy rechazó el ultimátum de su tío y regresó a Gran Bretaña en 1936, donde más tarde escribió un incendiario artículo para la revista Look bajo el título de ¿Por qué odio a mi tío? "Su brutalidad vengativa el último día que nos vimos me hizo temer por mi seguridad física", aseguró.
En 1939, tras constatar que apellidarse Hitler en Gran Bretaña podía ser muy peligroso -además de ser un impedimento a la hora de conseguir un trabajo-, Willy y su madre se mudaron a Estados Unidos tras participar en una serie de conferencias invitados por el magnate de la prensa Randolph Hearst. Cuando estalló la II Guerra Mundial, William no solo adquirió la ciudadanía estadounidense, sino que quiso enrolarse en el servicio militar para participar en la contienda.
Al principio, los americanos lo rechazaron, pero tras escribirle directamente al presidente Franklin D. Roosevelt y ser aprobada su candidatura por el FBI, Willy Hitler quedó enrolado en la US Navy, la Marina estadounidense. No combatiría en los frentes de Europa, donde su tío claudicaría ante los aliados, sino en el Pacífico, contra los japoneses y como oficial farmacéutico. Tres años más tarde resultaría herido por una explosión de metralla y dado de baja del ejército.
Después de la guerra, Willy trató de borrar todo tipo de relación con el fürher: pasó a llamarse William Stuart-Houston y vivió lejos de los focos en Nueva York, donde crió a sus cuatro hijos, Alexander, Louis, Howard y Brian. Moriría a los 76 años, en 1987.
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