Nancy, Pamela, Diana, Unity, Jessica y Deborah. Las seis hermanas. Las seis mujeres que marcaron la agenda mediática de Reino Unido a lo largo del siglo XX. Eran hijas de David Bertram Ogilvy Freeman-Mitford, segundo Barón de Redesdale, y Sydney Bowles, hija del fundador de la revista Vanity Fair.
Mujeres hermosas y rebeldes, se dieron a conocer por sus amistades y relaciones amorosas, así como su implicación en política —tendencia que acompañó en mayor o menor medida a todas—. Es más, las hermanas Mitford cultivaron su propio estilo literario en sus publicaciones, conocido como género mitfordiano, con obras como A la caza del amor, de Nancy Mitford o Wait For Me!, de Deborah.
"Vivieron unas vidas plenas y extraordinarias, muy independientes de las otras", escribía Mary S. Lovell en The Mitford Girls, donde narra la vida de las mujeres más polémicas de Inglaterra. El libro de la escritora británica también hace mención de Thomas Mitford, el único varón de la familia. No obstante, el joven falleció a los 36 años de edad en Birmania liderando el primer batallón del regimiento de Devonshire contra los japoneses. El hermano era el único que había estudiado en la universidad mientras que las féminas se formaron con institutrices francesas y un sinfín de libros en latín. Su amplio conocimiento literario, cultural y político les sirvió para rechazar la monótona vida de la recatada aristocracia británica y codearse con personalidades de todo el mundo de las maneras más surrealistas posibles.
El trío fascista
La mayor de todas, Nancy, fue la más discreta de ellas. Se casó con el jefe de gabinete del General de Gaulle, Gastón Palewski, en quien se inspiró para escribir sus novelas. Casi nada. Serían sus otras tres hermanas, Pamela, Diana y Unity, quienes se relacionarían directamente con el fascismo.
Antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, los partidos fascistas se expandieron por todo el continente y aunque en Reino Unido no pasaron de los 8.000 afiliados, la simpatía y admiración hacia una ideología que rompía con el pasado era un problema para el status quo de la monarquía parlamentaria inglesa. Pamela Mitford, tres años más joven que Nancy, se casó con el bisexual y fascista Derek Jackson, quien terminó colaborando con los Aliados desarrollando avances tecnológicos y científicos.
Diana, nacida en 1910, fue un paso más allá casándose con el amor de su vida: Sir Oswald Mosley. De origen anglo-irlandés, Mosley es mundialmente conocido por ser el fundador de Unión Británica de Fascistas, un partido que se caracterizaba por sus propuestas anticomunistas y un corporativismo similar al de la Italia de Mussolini. "¡Mirad, sobre todas las calles ondean las banderas fascistas, triunfantes estandartes del renacimiento de nuestra raza!", cantaban los camisas negras por las calles londinenses hasta que el partido fue ilegalizado en 1940. La pareja viajó en 1936 a Alemania y celebraron su matrimonio en la sala del ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels, con el mismísimo Hitler de invitado de honor.
Unity siguió los pasos de sus hermanas mayores y se unió a la causa nazi. En Londres acudía a las manifestaciones de extrema derecha, donde se dedicaba a realizar el saludo fascista e insultar a los comunistas, y a los 19 se mudó a Berlín debido a su obsesión con el führer. La inglesa estuvo presente en los Congresos de Nuremberg, donde Hitler expresaba su propaganda ante medio millón de personas. "Sin duda, este viaje ha cambiado la vida de Unity", escribió Diana en su diario.
Además, Hitler llegó a confiar en la joven, con quien conversaba asiduamente sobre política. "Nadie debe hablar de política. La única excepción era lady Mitford quien, incluso en los años de mayor tensión internacional, pedía a Hitler en voz alta un acuerdo con su país", publicó en sus memorias el ministro de Armamento y Guerra del Tercer Reich, Albert Speer. De esta manera, no es inusual encontrar fotografías de ambos en diferentes eventos políticos. Según especulan varios investigadores e historiadores, Unity Mitford podría haber sido la amante de Adolf Hitler.
El documental Hitler's British Girl, dirigido por Richard Bond y emitido en Channel 4, narra la historia del supuesto hijo que tuvieron juntos —hijo que dieron en adopción para evitar cualquier escándalo—. Pasaron los meses y el 1 de septiembre de 1939, la felicidad de Unity se vio mermada tras la declaración de guerra de Reino Unido a Alemania. La menor de las Mitford fascistas no pudo soportar el dolor de su patria atacando a su nuevo hogar. Así, la inglesa intentó suicidarse con una pistola que el propio Hitler le había regalado. Sin embargo, el tiro en la cabeza no terminó con su vida. Los médicos concluyeron que extraer la bala del cráneo era una operación peligrosa y 9 años más tarde Unity falleció de meningitis debido a esta decisión.
La oveja negra
Pese a la fama internacional que tomó la familia Mitford, hubo una, Jessica, más rebelde que ninguna, que siempre intentó desvincularse de su entorno familiar. Desde pequeña suplicó ir a la escuela aunque sus padres jamás lo permitieron. A los 19, al igual que Unity, huyó de casa. La huida de Jessica también fue por amor, concretamente con el sobrino de Winston Churchill, Esmond Romilly, quien había combatido en la Guerra Civil a favor de los españoles republicanos.
Sus hermanas siempre la tacharon de "comunista de salón" pero al Barón de Redesdale le pareció una ofensa su pensamiento político y decidió desheredar a su hija por roja. Junto a Esmond, se marchó a Estados Unidos a comenzar una nueva vida y fue integrante del Partido Comunista de Estados Unidos. Escribió numerosos reportajes como periodista y se interesó por las diferentes luchas sociales en el país norteamericano.
Todavía quedaba una hermana más. La menor de todas, y junto a Nancy la más discreta, nació en 1920. Deborah no se involucró políticamente aunque su vida estuvo acompañada por la política en todo momento. Se casó con el undécimo Duque de Devonshire y fue íntima de John Fitzgerald Kennedy. Murió en 2014, siendo la última de las hermanas en fallecer.
Ingleses, alemanes, españoles, franceses, fascistas y comunistas encontraron inspiración en las hermanas Mitford, quienes lejos de mantenerse al margen de los acontecimientos históricos que les rodeaban, optaron por estar presentes en ellos y ser protagonistas en un mundo liderado por hombres.