El consumo de alcohol es casi tan antiguo como la humanidad misma. Conocidas son las tradiciones griegas y romanas respecto al vino pero lo cierto es que ingerir alcohol se remonta a milenios atrás. El escritor Mark Forsyth, experto en etimología, escribe en Una borrachera cósmica: Una historia universal del placer de beber (Ariel) que "los humanos estamos diseñados para beber. Somos realmente buenos para eso. Mejores que cualquier otro mamífero, excepto quizá la musaraña de Malasia", la cual se alimenta con un néctar alcohólico equivalente a la cerveza.
Y es que según relata el británico el ser humano evolucionó para beber. Los humanos anatómicamente modernos llevan habitando en la superficie desde hace 150.000 años y Forsyth considera que los primeros 125.000 fueron un desastre: "Hasta donde se sabe, no hubo una bebida alcohólica adecuada". El edificio más antiguo del cual se tiene constancia, ubicado en un lugar llamado Göbekli Tepe (Turquía), que data del 10.000 a.C., contiene unas bañeras de piedra donde mezclaban cebada con agua.
De todas las antiguas civilizaciones destacan las tradiciones egipcias en honor a sus divinidades. "Gastaban menos dinero en sus palacios que en sus tumbas; creían que el mundo había sido creado por un dios que, en mitad de un acto sexual solitario, accidentalmente recibió un poco de semen en la boca y pensaban que la cerveza había salvado a la humanidad", narra.
Creían los egipcios que el dios Ra, enfurecido por las críticas de la humanidad, envió a la diosa Hathor a matarlos a todos. No obstante se arrepentiría de la matanza y decidió perdonarles la vida. Pero Hathor no compartía la postura del dios del Sol y continuó con la masacre. De esta manera, Ra construyó siete mil barriles de cerveza que teñiría de rojo para luego verterla sobre los campos. Al ver la cerveza de color rojizo, Hathor la confundió con sangre humana y comenzó a beberla. La borrachera le dio sueño y se olvidó completamente de su misión para echar una siesta.
"No te caigas al Nilo"
No solo la mitología se sustentaba en bases alcohólicas. En el Antiguo Egipto existían numerosas costumbres de la vida rutinaria en la que la cerveza era protagonista. "Para los egipcios, la bebida significaba sexo y el sexo significaba beber", afirma Forsyth. Además, pese a la estructura patriarcal egipcia, las mujeres también eran partícipes de estas festividades en las que se bebía cerveza y vino.
Asimismo, el escritor recalca que el único objetivo por el que bebían era el de emborracharse. No había ningún tipo de condicionante social: "En una fiesta egipcia, incluso en una de damas respetables, necesitas a alguien que se asegure de que no te caigas al Nilo o te ahogues en tu propio vómito". El caso es que vomitaban constantemente por las cantidades ingeridas. En la tumba de Neferhotep, del 1300 a.C., se aprecia a una sirvienta sujetando una vasija de vino mientras la mujer borracha vomita.
Lo mismo ocurría en la festividad anual conocida como el Festival de la Borrachera, donde los fieles se reunían en la orilla este del mítico río. Se repartían tazones de vino y los sacerdotes predicaban embriagarse recitando himnos y poemas: "Sí, déjanos beber y comer de este banquete. / Permite que disfrutemos una y otra vez. / Que Hathor venga a nuestros pies. / Permite que nos emborrachemos por ella, / en su fiesta de la borrachera".
El pasado demuestra que por muchos milenios que pasen hay patrones invariables en las distintas sociedades que conforman el mundo. Como diría el filósofo pragmatista estadounidense analizando las consecuencias y los motivos del consumo de alcohol, "la sobriedad disminuyen disgrega y dice que no; la embriaguez se expande, une y dice que sí".