Unos restos óseos y de ropa hallados con motivo de la restauración de la capilla de Santa Catalina, en la Catedral de Segovia, ponen de manifiesto que el infante don Pedro, hijo del rey Enrique II de Castilla, murió a una edad inferior de la que se pensaba. Según ha informado el Cabildo en un comunicado, el tamaño de las telas y huesos del joven manifiestan que debía de ser un niño muy pequeño cuando falleció, por lo que la edad que se le atribuye en diversos textos en torno a 10 o 12 años quedaría descartada.
La leyenda cuenta que el hijo del monarca castellano murió el 22 de julio de 1366 al caerse al vacío desde una de las ventanas del Alcázar de Segovia. Detrás de él, supuestamente, se habría tirado su cuidadora, para tratar de salvarlo o por temor a las represalias, pero obteniendo el mismo resultado que el infante don Carlos: la muerte.
El cofre forrado con terciopelo que guardaba los restos del niño se ha abierto 461 años después de su traslado desde la antigua catedral de Segovia. Debido a los trabajos de restauración que se están realizando en el sepulcro, era necesario abrir la tapa de la efigie del infante para restaurarla, momento en el que se encontró un cofre de pequeño tamaño encajado en un hueco abierto en la base.
Dentro del mismo, se han descubierto, enrollados de forma individual, una blusa presumiblemente de seda con botones de tela, un faldón de mayor tamaño y un cinturón de tela del mismo color, que, hecha un rulo, guardaba tres huesos aún por identificar la parte del cuerpo a la que pertenecen.
Con el objetivo de analizar los restos biológicos hallados, se ha encargado su estudio a una antropóloga para conseguir recopilar el máximo de datos posibles sobre el hijo de Enrique II: edad exacta de defunción, patologías que pudiera tener, entre otros aspectos.
En cuanto a las telas encontradas serán trasladas al Centro de Restauración de la Junta de Castilla y León en Simancas para su tratamiento y recuperación. Una vez restauradas, el Cabildo quiere que estas vestiduras se expongan junto al sepulcro y formen parte de la nueva musealización de esta sala de exposiciones que se espera reabrir antes de la Semana Santa del próximo año como espacio para mostrar la rica orfebrería que atesora la Catedral.
La apertura del cofre se realizó en presencia del deán de la Catedral, Ángel García Rivilla; el secretario del Cabildo, Miguel Ángel Barbado Esteban; el canónigo encargado de turismo, José Antonio García Ramírez; el arqueólogo Territorial de la Junta de Castilla y León, Luciano Municio; la jefa del Servicio Territorial de Cultura de Segovia, Ruth Llorente; la restauradora del Museo Provincial de Segovia, Cristina Gómez; y los restauradores encargados de la recuperación del sepulcro, Paloma Sánchez y Graziano Panzieri.
La vida del infante
La apertura del sepulcro del infante don Pedro, hijo del rey Enrique II, ha provocado un giro en la historia de este niño, muy popular en Segovia y entre las personas que visitan la ciudad. Conocido es que murió tras precipitarse al vacío desde una de las ventana del Alcázar mientras una criada cuidaba de él.
Seguramente, debido a que la efigie del niño yacente que se esculpe sobre la tapa representa visualmente a un joven de en torno a los 12 años, se ha mantenido que esta era la edad de don Pedro en el momento de su muerte. Los restos descubiertos, en una primera aproximación, apuntarían a que se trataría más bien de un niño "muy pequeño".
La muerte del infante se fecha el 22 de julio del 1366. Para contextualizar, Enrique II convirtió el Alcázar de Segovia en su residencia aunque permanecía habitualmente fuera de la fortaleza debido a la guerra que desde hacía años le enfrentaba a su hermano Pedro I por el poder en Castilla.
Tras el trágico suceso, el rey castellano, muy ligado a su hijo, expide un privilegio real desde Burgos para levantar un sepulcro en su honor. La guerra finaliza en 1369 con la victoria de Enrique II, apodado el Fraticida, que instaura la dinastía de los Trastámara.
El sepulcro se levanta por expreso deseo suyo en el centro del coro de la antigua catedral, dejando escrito en este privilegio que debería estar iluminado por dos hacheros día y noche y custodiado por "dos porteros de confianza del cabildo para siempre".
Tras la Guerra de las Comunidades que acontece entre el 1520 y 1522 y que enfrenta a comuneros contra realistas liderados por el rey Carlos I, la antigua catedral que se situaba frente al Alcázar queda dañada y se decide construir una nueva en el lugar actual.
El jueves 25 de agosto de 1558, con los trabajos de construcción de la nueva catedral ya avanzados, se realiza en solemne procesión el traslado de los restos del infante don Pedro, guardados en el cofre descubierto, y, en otras cajas, los restos de María del Salto, canónigos y obispos. Todo esto se recoge en el libro Historia de la Insigne Ciudad de Segovia y Compendio de las Historias de Castilla del sacerdote e historiador segoviano, Diego de Colmenares.
El cofre con los restos del Infante son sepultados en la capilla de Santa Catalina, en el cuerpo bajo de la torre en un nuevo sepulcro, de estilo renacentista, más acorde a la época, rodeado de una reja en cuyo friso se puede leer: 'AQVÍ IAZE EL INFANTE DON PEDRO FIJO DEL SEÑOR REI DON ENRIQUE SEGUNDO -ERA-1404- AN 1366'.